…Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles…
El 27 de febrero de 2020 se presentó en nuestro país el primer caso de Covid-19; desde entonces, al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, se le han ocurrido todo tipo de cosas, desde: hay que abrazarnos, ya domamos la curva y hasta burlarse de los mexicanos, diciéndoles que, con un amuleto, iban a librarse de la enfermedad.
A un año cuatro meses, aceptó el secretario de salud Hugo López-Gatell que estamos en la tercera ola de la pandemia en nuestro país, ha dado a conocer que pasamos de 24 mil 825 a 30 mil 369 casos en tan solo siete días. Quizá presidente y secretario de salud crean que es suficiente con aceptar que hay una tercera ola y sentarse a esperar que siga muriendo más gente, pensarán que no son sus familiares y que hay suficiente mano de obra para que siga trabajando en las fábricas y empresas en este país.
El periódico El País edición México, en su portal digital, ha escrito que en algunos estados como Baja California Sur, Yucatán, Quintana Roo y Tabasco cada semana se registran más enfermos y AMLO no quiso restringir el acceso del turismo a México, su estrategia básica es la vacunación.
El mismo diario menciona que hay más de 2.5 millones de contagios y que llevamos 233 mil 689 fallecidos por la pandemia; nuestro país ocupa el cuarto lugar después de Estados Unidos, India y Brasil. Situación muy grave considerando que, como dijo la propia OMS la pandemia afecta más a las clases con menos recursos económicos; es decir, a los pobres.
Hay comentarios muy serios que dicen: debemos multiplicar por dos la cantidad de muertos oficiales que se publican respecto a la pandemia.
A todos los mexicanos nos consta que AMLO y Hugo López-Gatell, han sido necios y no han hecho caso a los especialistas preocupados por la población, no hicieron pruebas, ni aislaron a los mexicanos en sus casas ni les dieron despensas y atención médica y ahora la vacunación va a paso de tortuga.
Pero eso sí, las mañaneras no fallan, un día sí y otro también nos dicen que todo va muy bien, nos quieren conformar haciéndonos pensar que todo se arregla pensando positivamente. En un curso que recibí, nos decían: “todas las mañanas al despertar véanse al espejo y digan fuertemente: ¡puedo lograr todo lo que me proponga! Y lograrán sus objetivos”. Así de infantiles son las palabras de las mañaneras, puro optimismo sin fundamento en la realidad.
Hay que considerar también, la grave crisis económica en que está sumido nuestro país, la violencia desbordada, más de un año sin clases presenciales, los estudiantes no solo han perdido conocimientos, sino formación personal, levantarse temprano, obedecer reglas en la plantel, convivir con sus compañeras y compañeros, respetarlos y respetar a sus maestros; seguir buenos ejemplos de los adultos que encuentran en la escuela y hasta que les den buenos consejos para seguir estudiando y no caer en las drogas. Ya existen escritos serios que hablan de toda la afectación emocional que está dejando la pandemia en la población y ahora la enfermedad va contra los jóvenes. Sí es grave que la pandemia haya afectado a la fecha a los adultos mayores, pero los jóvenes son quienes ayudarán en la transformación de ésta tan desangrada patria, con sus energías, con su ímpetu, con su fuerza, con el corazón noble que los caracteriza y el desprendimiento material ayudando a sus compatriotas sin esperar nada a cambio, ellos pueden son solidarios y capaces de sacrificar su tiempo por los demás. Unidos con el pueblo consciente y organizado no habrá nadie capaz de detenerlos.
Los mexicanos tenemos que aprender, porque la realidad lo está exigiendo, debemos unirnos, tomar conciencia y organizarnos, necesitamos aprender las duras lecciones de ver fallecer a nuestros familiares por esta terrible pandemia y darnos cuenta que, quienes gobiernan este país, no han sido capaces de controlarla porque no les importan los más desprotegidos, esos que salen todos los días a vender algo para poder comer ellos y sus familias, quienes han estado todos los días en las calles arriesgándose a contagiarse y morir, porque no tienen más alternativa.
Quienes sí tenemos un empleo formal y la posibilidad de alimentarnos y solidarizarnos en beneficio de nosotros y de los demás, debemos hacerlo ahora, poner nuestro granito de arena, como decimos los mexicanos, mañana será demasiado tarde, que conste.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario