MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

No funcionan los abrazos; desatada la violencia en México

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Lejos y sin efecto alguno quedó la versión de “abrazos no balazos” esgrimida por el promotor de la 4T y presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, después de que se han incrementado los feminicidios y los asesinatos de periodistas están a la orden del día, con 29 casos tan solo en lo que va del año 2022.

Es una guerra sin cuartel, donde las bandas criminales parecen actuar con sobrada impunidad, enlutando miles y miles de hogares mexicanos, que no encuentran respaldo alguno de parte del gobierno emanado del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) donde parecen estar más preocupados por las contiendas electorales venideras, por la revocación de mandato y esas cuestiones, que por brindar protección a los ciudadanos.

Medios informativos de otras naciones han publicado que en México, el ejercicio del periodismo es de alto riesgo, quienes han sido amenazados y viven para contarlo, narran el daño que representa en sus vidas, viven en constante temor hasta afectar a sus familias y perder la vida laboral; donde los daños no solo son para los reporteros, sino para la libertad de expresión en general.

Ser periodista en este país, representa un enorme peligro, independientemente de la sobrada indignación que esos crímenes de lesa humanidad han causado, no tan solo llenando de terror y de ira a los comunicadores sino a toda la sociedad mexicana, aunada la condena que por esos hechos han lanzado la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea y las diversas asociaciones de ese gremio.

De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que encabeza Rosario Piedra Ibarra, se tienen 92 expedientes por hechos en contra de periodistas, tales como “amenazas, hostigamiento, campañas de criminalización y desprestigio, uso de tipos penales en su contra como las injurias, difamación y calumnias, desapariciones y asesinatos.

Las gráficas son solo números para el mandatario mexicano que sigue creyendo que su llamado de “abrazos no balazos” es suficiente para poner fin a esa ola de violencia en contra de sus mismos compatriotas, de todos los que han sufrido por ejercer la libre expresión, de todas las mujeres que han sido agredidas o asesinadas. 

La organización Reporteros Sin Fronteras, refiere que el mismo gobierno federal reconoce que hay sobrada impunidad en los casos de asesinatos de comunicadores donde alrededor del sesenta por ciento de agresiones provienen de funcionarios públicos, las demás de bandas criminales que pretenden acallar de esa manera el haber quedado al descubierto.

Recientemente asesinaron al periodista Enrique Ramírez Ramos en Sinaloa, mismo que era columnista del Debate de Culiacán y que habría colaborado con Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis.

La Fiscalía General de esa entidad, documentó que el cuerpo del comunicador fue encontrado en un camino vecinal a orillas del kilómetro 15 de la carretera internacional Culiacán-Mazatlán, después de haber sido secuestrado días antes cuando salía de su domicilio.

Cabe destacar que el periodista estaba bajo la protección de la Organización Internacional Artículo 19, porque decía que corría peligro después de que habían asesinado a cuatro personas relacionadas con él porque publicaba notas comprometedoras de la política sinaloense.

Discurso de odio y revanchismo presidencial

El presidente López Obrador, ha sido condenado por organizaciones internacionales después de que en sus acostumbradas conferencias de prensa llamadas “La Mañanera” ha utilizado el escarnio y los descalificativos a todos aquellos periodistas que no comulgan con su forma de gobernar.

Desde “fifís”, hasta indeseables, corruptos y demás, han salido dichos calificativos de labios del mandatario, castigando así a quienes no comparten sus ideas de cuarta transformación, siendo esos llamados sumamente peligrosos para quienes ejercen la libre expresión en el país, poniendo en riesgo su vida constantemente en lugar de brindar garantías a quienes ejercen el periodismo.

Se puede observar que ni la indignación del gremio, ni las denuncias ante la falta de medidas destinadas a protegerlos, han provocado la más mínima reacción por parte del presidente mexicano, al contrario, ha evitado referirse a esas muertes para centrar sus esfuerzos en atacar a periodistas críticos a los que acusa de ser "golpeadores, mercenarios y sin principios".

Recordemos tan sólo cómo dicho mandatario se ha referido a Carlos Loret: “este señor Loret de Mola es un mercenario e hizo un escándalo porque cree que somos iguales y no, él sigue estando al servicio de la mafia del poder".

A pesar de las constantes agresiones que sufre el gremio periodístico mexicano, López Obrador ha mantenido una actitud sumamente hostil contra ellos desde el inicio de su mandato ya que, a su juicio, la profesión atraviesa "un momento de oscuridad y decadencia", es "tendenciosa, golpeadora, defensora de grupos corruptos y dedicada a mentir constantemente".

Ahí están las pruebas de que el gobierno de la cuarta transformación ha fallado en proteger a sus compatriotas, nadie está inventando nada, los periodistas son asesinados y los feminicidios van en aumento, quedando su versión de “abrazos no balazos” como un mensaje desarticulado y fantasioso, que indigna y que por otro lado mantiene impunes a los responsables, que atenta contra los más elementales principios humanos y que debe recibir la condena unánime de los mexicanos.

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