MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

No hay maíz para los pobres

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En los últimos meses ha sido una constante el desabasto de maíz en las tiendas Diconsa, lugar destinado a la venta de productos de la canasta básica a precio accesible, a través del Programa de Abasto Rural (PAR), para las familias que viven en zonas consideradas marginadas o de altísimo rezago social; esto, sin duda, ha dañado los ya de por sí lastimados bolsillos de la clase trabajadora y, junto con la terrible crisis inflacionaria, dibujan un escenario cada día más tétrico para el pueblo trabajador.

El maíz grano es base en la dieta de los mexicanos desde tiempos prehispánicos, incluso, Francisco Javier Clavijero dice en Historia antigua de México que “entre los granos nativos de Anáhuac, el principal, el más usual y el más útil era el maíz, que los mexicanos llamaron tlaolli”. Es para muchos el único alimento que les garantiza saciar su hambre cuando no se tiene para comprar frijol, arroz o algún otro grano; por ejemplo, el pueblo de Huitzilan, que durante el periodo de opresión del cacicazgo en el que acaparaban los productos de primera necesidad y los vendían a precios exorbitantes, preparaba la masa del maíz combinada con plátano que cortaban en el rancho y hacían tortillas, como única comida del día.

Para los tiempos que corren, y en especial desde la entrada del gobierno de la 4T, el desabasto de este grano en las tiendas Diconsa en las que se vende a 6.20 pesos el kilo se ha acentuado, al grado de que las familias han tenido que cambiarlo por las harinas nixtamalizadas o a sacrificar la adquisición de otros productos, porque ahora deben pagar el doble.

Desde hace varios meses he escuchado, reiteradamente, la preocupación de varios pobladores de la Sierra Norte por el desabasto, pues en el mercado encuentran el maíz entre nueve y diez pesos, aunque eso no siempre es garantía de calidad. Sobre el tema conversé con un tendero de Diconsa en el municipio de Olintla, quien explicó dos situaciones que se presentan sobre el fenómeno: la primera es que bajo la justificación de que están cambiando las reglas de operación, solo se les distribuye una tonelada de maíz al mes, cuando en otros sexenios era de 20 t., que no alcanza más que para vender entre cinco o máximo 10 kilos a algunos de los cientos de personas que lo requieran; la segunda son las condiciones que pone Diconsa para poder venderlo: por cada 10 kilos de maíz, el beneficiario debe adquirir 50 pesos en otros productos y, muchas veces, ni siquiera cuentan con los de primera necesidad.

En su edición del 29 de enero de 2019, eleconomista.com.mx publicó que el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que 40 productos de primera necesidad son parte de la nueva canasta básica que estará disponible a precios más accesibles en las tiendas de Segalmex (que se creó a partir de la fusión de Diconsa y Liconsa); entonces aseguró: “Que nadie en México padezca de hambre y desnutrición. Este es un programa muy humano para que podamos combatir el hambre y que se combata la desnutrición y no se padezca de la injusticia de no tener lo más elemental, lo básico, que es la comida”. En octubre de 2021, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural anunció un incremento en los Precios de Garantía para 2022, con el propósito de garantizar un buen precio a los pequeños productores de granos, especialmente de maíz, y de esta forma garantizar la distribución a un costo muy accesible en las tiendas que dependen de Segalmex. Incluso, las Reglas de Operación del Programa de Abasto Rural a cargo de DICONSA para el ejercicio fiscal 2022 publicadas en el Diario Oficial de la Federación (DOF), en el capítulo II, apartado V, inciso F dice: “En todo momento se asegurará el abasto de maíz blanco y de frijol a bajo precio…”, por lo que se establece que el destino prioritario de los inventarios de mai?z sera? el abasto en este tipo de tiendas.

Sin embargo, la realidad contrasta con el discurso oficial y en estos tres años del sexenio de López Obrador la situación ha ido empeorando. XEVT 104.1 FM dio a conocer en abril de 2021: “Denuncian desabasto de maíz en tiendas comunitarias Diconsa, por problemas económicos en Segalmex”; en junio del mismo año, noticieros.televisa.com también publicó: “Miles de toneladas de maíz, propiedad de Segalmex, se pudren en Chiapas y lo comercializan en Guatemala… El pasado 28 de abril, industriales de la masa y la tortilla en Guerrero denunciaban que miles de toneladas de maíz que habían sido adquiridas por Segalmex, estaban echándose a perder en bodegas. En mayo se recibió una denuncia similar, de Chiapas, donde el maíz estaba pudriéndose a la intemperie”, y en octubre de 2021 la revista buzos de la noticia: “En varios municipios de Veracruz, el maíz de las tiendas Diconsa escasea desde hace tres semanas, el único lugar donde las miles de familias lo pueden comprar a un menor precio. El desabasto provoca casi a diario largas filas en las afueras de las tiendas para comprar, aunque sea un poco, quien ya no alcanza maíz, se queda con hambre”.

El desabasto no es reciente ni es la queja de un puñado de elocuentes detractores del gobierno morenista, es la queja de un pueblo que todos los días sufre las graves consecuencias, en primer lugar de la cada vez más amplia brecha de la desigualdad y en segundo, de la política retrógrada de un gobierno que sólo en el discurso habla de  que habrá mejoras, pero que en la realidad no ha querido aterrizar las acciones necesarias para garantizar el bienestar social de los pobladores y la seguridad alimentaria. Mientras, que el pueblo se siga rascando con sus propias uñas, como reza la sabiduría popular, sólo que no olvide este gobierno que el pueblo también se cansa y castiga, y que son estas acciones las que lo empujan y lo impulsan a trabajar por una conversión en la sociedad.

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