Los libros de texto gratuito tan conocidos actualmente, nacieron cuando el presidente Adolfo López Mateos creó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), como una dependencia de la Secretaría de Educación Pública, el 12 de febrero de 1959. Con el objetivo de llevar a las aulas el sentido de la Revolución Mexicana, el amor a la patria, y con la intención también de unificar un proyecto educativo generando equidad en la población. Lograr un libro texto que represente la idiosincrasia de la sociedad mexicana ha sido, sin duda, un proyecto cultural importante, logrado con mucho esfuerzo y dedicación de autoridades educativas, y gobiernos pasados. Pero, además, significativo, por ser la herramienta ideológica usada en cada aula de cada Estado de nuestro país.
La manera en que los libros de texto se elaboran ha venido evolucionando; desde el contenido, el tiraje, la dispersión etc., y fue modelándose según el tiempo de la historia. Para su elaboración y diseño siempre se ha recurrido a expertos, historiadores, investigadores, profesores, científicos, etc, para tener diversidad de opiniones. Y se usan de nueve a 12 meses para su diseño y elaboración. Se trata de 18 libros de educación básica, que permiten el estudio serial, basados en los planes y programas de estudio vigentes.
Aunque los libros de texto son considerados como un material didáctico que se complementa con otros materiales, lo cierto es que aún hay muchas escuelas en México que solo cuentan con eso para estudiar, no hay otros libros complementarios, ni materiales de consulta, por lo que su uso se vuelve indispensable.
Pues bien, hasta aquí podemos darnos una idea de la importancia que han tenido, y tienen, los libros de texto gratuito en la educación. Todos tenemos una historia que contar respecto a nuestros libros de textos y es innegable su aportación académica, científica y cultural.
Recientemente fuimos testigos de la convocatoria que dio a conocer la SEP para su elaboración y para el diseño gráfico de los mismos. Y de que está en puerta el regreso a clases presenciales, según calcula el Gobierno federal. Dicha convocatoria despertó muchas opiniones, pues, en primer lugar, deja ver claramente la arrebatada manera de proceder del Gobierno, pues, los materiales se elaborarán en un periodo muy corto, de dos a tres meses, siendo que siempre se usa el doble de tiempo en su elaboración; en segundo lugar, la falta de concreción en los planes y programas de estudio, conforme a la “Nueva Escuela Mexicana” propuesta por el gobierno morenista, y en tercera, la falta de pago a los diseñadores gráficos, pues no se expresa en la convocatoria. Por estas razones, no tardaron en aparecer en las redes, manifestaciones de inconformidad de los grupos que se afectan con esa medida, hablo en concreto de los diseñadores gráficos que, de por sí, batallan para que se les reconozca su trabajo. Se inundaron las redes sociales de “memes”, de cartas de inconformidad, etc.; mismas que me parecen razonables y justas.
Sin embargo, lo que llama mucho mi atención, es la sospechosa pretensión del Gobierno federal, de rediseñar los materiales de los libros de texto tan a quemarropa y saliéndose del protocolo. ¿Por qué ahora? Y, ¿por qué de esta manera? Sin destinar presupuesto para ello, ¿porqué, restándole importancia al mostrarlo como una actividad más en la que cualquiera puede participar? ¿Será que omite el pago a los diseñadores gráficos, sabiéndolo necesario, para tener argumentos y el diseño provenga directamente del personal más llegado al gobierno? ¿Qué se quiere mostrar en el diseño de los libros? ¿De qué ideología se quiere impregnar a la niñez mexicana?
Y, pensarán ustedes, amigos lectores, que se trata de una falta de confianza, pero, lo que ha venido sucediendo en los últimos meses me obliga a tener esta sospecha. Por ejemplo, el ataque al Instituto Nacional Electoral (INE), que es el órgano constitucional autónomo, encargado de regular los procesos electorales y la participación ciudadana, es su tarea organizar elecciones limpias en todo el territorio nacional; pero el presidente calumnia diciendo que el INE no garantiza elecciones limpias, y a través del Poder Legislativo ha disminuido el presupuesto a dicho órgano, sabiendo que cada día se ocupa más recurso para llevar a cabo su importante labor, ya que el crecimiento de la sociedad no se detiene.
El segundo suceso que me hace sospechar, es la reciente aprobación de la reforma al poder judicial, que pretende la ampliación del plazo del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, misma que, constitucionalmente no es posible, pero que ya fue aprobada y publicada en el Diario Oficial de la Federación, el pasado 11 de marzo. Y además justificada por el presidente, es decir una violación a la Constitución por el mismísimo alto mando de Gobierno. Lo que se pretende es hacer coincidir los periodos de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y el presidente de la Suprema Corte de Justicia; la pregunta es ¿para qué? ¿Será que quieren tener un control absoluto del poder? La división de los poderes ya no es una garantía de democracia y de equidad. Ambos poderes están siendo acechados por el Presidente de la nación.
Y para completar la obra, los libros de texto a modo. Los libros de textos gratuitos que llegaran a manos de cada uno de los niños y las niñas de nuestro México, son portadores de una serie de representaciones e implicaciones sociales, políticas e ideológicas, que buscan modelar comportamientos y orientar conductas, ¿qué mensaje se quiere dar a los niños y niñas? ¿Hacia dónde nos está llevando la 4T? ¿Qué nos espera a los ciudadanos, si los tres órdenes de gobierno están coludidos con la 4T y Morena? ¿Quiénes serán entonces los que equilibren la balanza en el poder? ¿Quién salvará a la niñez mexicana de la envestida ideológica que les espera?
Urge que el pueblo entienda lo que está sucediendo. Que asuma un papel activo en las decisiones del Gobierno actual, y para ello, tenemos nuestro valioso voto. Ya casi llega el momento de elegir de nuevo. ¡Todos atentos!
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