MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Oaxaca y la decadencia de la clase política

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Como ya es costumbre, cada vez que se acercan los comicios, todos los partidos y sus candidatos buscan posicionarse y ganarse la voluntad del electorado, haciendo campañas publicitarias donde muestran el nombre o la foto del que quiere ser candidato de tal o cual partido, sea verde, azul, naranja, amarillo o guinda; unos con más recursos que otros pero con el mismo objetivo, llegar a ocupar algún puesto de poder, ya sea municipal, estatal o federal. 

Pero, ¿por qué razón buscan un puesto de poder? ¿Realmente están interesados en combatir los problemas sociales que aquejan a los mexicanos? ¿O sólo buscan el poder para satisfacer sus intereses mezquinos y su avaricia? Veamos qué pasa en Oaxaca.

Más de la mitad del presupuesto se va en gasto corriente, es decir, más de 71 mil 846 millones de pesos, entre los que se destaca el pago a servicios personales.

En lo que va de la administración de la Primavera Oaxaqueña, los problemas sociales han crecido; la violencia en la entidad, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), aumentó un 2.9 por ciento en asesinatos en 2023, con 988 entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023, es decir, casi 3 personas asesinadas diariamente.

Además, Oaxaca vive la peor crisis hídrica de la historia, los servicios de salud están en colapso, hay poca inversión en infraestructura, entre muchos problemas que terminan afectando a nada más y nada menos que a los oaxaqueños.

Pero preguntémonos, ¿por qué existen tantos problemas y por qué se agravan? ¿Será que Oaxaca no cuenta con los recursos suficientes para enfrentar estos problemas? Pues bien, en 2023, nuestro estado tuvo un presupuesto de 100 mil 108 millones de pesos, de los cuales, ejerció 94 mil 790 millones de pesos, y en contraste, subejerció 5 mil 318 millones de pesos, es decir, este último recurso corre el riesgo de regresar a la federación como ha sucedido cada año en cada gobierno estatal, lo que significa que hay recursos pero al parecer no se administran correctamente.

Pero, ¿dónde se utiliza ese recurso y por qué hay subejercicio? Más de la mitad del presupuesto se va en gasto corriente, es decir, más de 71 mil 846 millones de pesos, entre los que se destaca el pago a servicios personales por un monto de 45 mil 983 millones de pesos, que se reparte en la burocracia oaxaqueña y los altos funcionarios. Ahí se va la mayor parte del recurso asignado.

Por otro lado, en inversión o lo que le llaman el “gasto capital”, según el informe trimestral enero-diciembre 2023, devengó un total de 11 mil 739 millones de pesos en este rubro, de los cuales, se aplicaron en inversión pública 3 mil 76 millones de pesos y de esto, solo se invirtió en obra pública 1 mil 910 millones de pesos, un insulto para el pueblo oaxaqueño, donde las necesidades están a la orden del día y el gobierno se da el lujo de que miles de millones de pesos no se apliquen en obra social.

Aquí podemos ver que el presupuesto no está destinado a beneficiar a los que menos tienen, ya que la mísera inversión en beneficio social es denigrante, apenas y se acerca al 2 % del presupuesto anual. Los que más se benefician son la clase política, mientras que los problemas siguen incrementándose.

El Movimiento Antorchista en Oaxaca, al inicio de la administración morenista que encabeza Salomón Jara, entregó el pliego petitorio 2023, donde se enarbolaron las demandas más sentidas de la gente organizada en las filas de Antorcha, las cuales buscan ser escuchadas y encontrar alguna solución. Pero en vez de eso, lo que encontramos fue discriminación pero nada de soluciones.

Además, en reiteradas ocasiones, en mítines frente al palacio de gobierno advertimos que de no atender las demandas más sentidas de más de 50 mil antorchistas, se corría el riesgo de que hubiera subejercicio y de que ese recurso se regresara a la federación. Ahora los datos lo confirman: hay subejercicio, el dinero no se devengó y por lo tanto, no se resolvieron las necesidades de muchos oaxaqueños.

Con ese recurso, se pudieron construir muchas pavimentaciones de calles, techados en las canchas en diferentes escuelas, sistemas de red de agua potable, red de drenaje sanitario, red de energía eléctrica en muchas comunidades que todavía no cuentan con dicho servicio, entre muchas otras carencias sociales. Pero este Gobierno, con su incapacidad para gobernar pero sobre todo con su insensibilidad ante los problemas que sufre el pueblo pobre de Oaxaca, se da el lujo de regresar el recurso a la federación.

Los que ahora gobiernan, ven como enemigo a la única organización que durante estos 50 años de existencia ha ayudado al pueblo pobre para que sea escuchado y que sus problemas sean resueltos. Es claro que los ataques a Antorcha no son gratuitos. Desde la llegada de Morena a la presidencia, AMLO se dedicó a desprestigiar a nuestra organización, acusándola de chantajista, intermediaria y todo lo que se le ocurrió, buscando acabar con la única organización con un proyecto de país verdadero.

Sin embargo, a casi seis años de la administración de López Obrador, Antorcha sigue encendida, sigue más viva que nunca, porque ni los ataques de Morena a nivel federal ni el bloqueo en solución de demandas a nivel estatal podrán doblegar a los mexicanos que formamos este proyecto político. Somos personas firmes, decididas a buscar el beneficio social por encima del interés personal. Nuestra lucha es genuina, única y verdadera en defensa de los intereses del pueblo mexicano y oaxaqueño.

Por ello, compañeros antorchistas y todo aquel que se tome el tiempo de leer mi escrito, debemos entender que la clase política en nuestro país y en particular en Oaxaca, está en decadencia. Se trata de una clase política a la que no le importa el bienestar y el progreso de los pueblos, ya que su interés es mezquino y egoísta.

Sirve a un sistema económico también decadente y, por lo tanto, ante gobiernos de este tipo, se requiere de un pueblo organizado y consciente que luche realmente por cambiar esta situación. Debemos entender que el camino no es cambiar de partido en el poder, sino que la tarea es formar a la nueva clase política que se encargará de dirigir este país. 

Y eso sólo lo puede hacer un pueblo consciente y decidido a llevarlo a cabo. No hay otro camino. De no hacerlo, los mismos de siempre seguirán haciendo con el poder lo que se les dé en gana.

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