Mientras que la mayoría de las publicaciones y noticias actuales mencionan los constantes dichos, ataques y sobre todo mentiras y difamaciones que diariamente dirige el presidente de la República en las mañaneras contra cuantos sabe o imagina como sus enemigos, menos son los análisis y artículos que se dirigen a los temas que verdaderamente son importantes para el país.
Y uno de ellos y de toda actualidad es el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2022 que AMLO está proponiendo para el gasto del próximo año. En la propuesta del gasto público del gobierno federal, las obras insignes de la autollamada 4T siguen dominando por sobre todas las demás necesidades insatisfechas del pueblo mexicano. Veamos: El PEF 2022 estará integrado, según el presupuesto de ingresos recién aprobado por la Cámara de Diputados, por casi 7.1 millones de millones de pesos (Gaceta parlamentaria). Si bien no es un presupuesto de bonanza, se trata de un monto considerable que bien utilizado podría permitirle crecer al país, algo que, a la luz de los dos años anteriores, con los planes de esta administración, difícilmente ocurrirá.
En la propuesta de presupuesto de López Obrador, mientras que, en el rubro de la salud, fundamental para cualquier pueblo, más para el mexicano y más aún en tiempos de pandemia, se contempla un aumento de sólo el 27%, el Tren Maya recibe un aumento del 68%, casi 63 mil millones de pesos para devastar las zonas arqueológicas y selvas mayas. Y los recursos invertidos en él son mayores aún que lo que hubiera costado terminar el aeropuerto de Texcoco (El Financiero, 26 de octubre de 2021).
Como en años anteriores, los presupuestos altísimos y que ya rebasaron su presupuesto original, tanto del Aeropuerto Felipe Ángeles y la Refinería Dos Bocas, si bien al entrar en etapas de terminación no tendrán aumentos, sí se llevarán buena parte de los recursos que este gobierno planea destinar a la inversión pública. Se destinarán nada menos que 11 mil 450 millones de pesos para el primero, y 45 mil millones de pesos para el segundo (La Jornada, 8 de septiembre de 2021).
Son más de 119 mil millones de pesos destinados a sólo tres obras, ninguna de las cuales son de beneficio para el pueblo mexicano y, en cambio, corren el riesgo de convertirse en gigantescos “elefantes blancos”, como ha ocurrido con obras de sexenios anteriores.
Respecto del presupuesto que manejarán las fuerzas armadas, su aumento indica que el sector de la seguridad se sigue militarizando: incluyendo las diversas actividades en las que están directamente involucradas (Ejército, Armada y Guardia Nacional), su presupuesto en 2022 tendrá el mayor incremento que cualquier otro del sector público, pues tendrá el poder de gastar 167 mil millones de pesos, 80% más de lo que se le destinó en 2018, cuando inició esta administración (El economista, 22 de octubre de 2021).
Las Fuerzas armadas son prácticamente la única rama del Estado que tendrá partidas destinadas a aumentar el número de sus puestos: 15 mil 190 millones de pesos para el Ejército y 549 millones para la Marina (El Informador, 25 de septiembre de 2021). Además, el presupuesto considera aumentar sus atribuciones, pues mediante la reforma a la Ley de la Guardia Nacional, ésta quedará bajo el mando directo de la Sedena.
Solo la Guardia Nacional, que ya actualmente es en realidad una extensión del Ejército, tendrá un presupuesto mayor en 70% más que el año pasado: 62,800 millones de pesos tirados a la basura si observamos los resultados nulos en seguridad y el criminal aumento de la violencia.
Ocurre lo contrario con el presupuesto de los órganos autónomos del Estado, que sufren una importante reducción en sus presupuestos, especialmente los que no se alinean con la política oficial dictada desde Palacio Nacional, el INE entre ellos.
El PEF 2022 es casi el mismo que el de años anteriores: un gasto desproporcionado para sectores improductivos, una inversión pública menor y casi toda destinada a sólo tres obras, y entre todo esto, el aumento de la militarización del país.
Ante esta situación, la oposición oficial (la que tiene representatividad en la Cámara de Diputados) ha generado un proyecto de presupuesto alternativo, para que se brinden recursos que beneficien directamente a la población mexicana: ampliación del Ramo 23, redireccionamiento de los recursos de las obras faraónicas para seguridad social, modificación del precio del petróleo de 51 usd por barril a $58 usd (que es más congruente con las expectativas del mercado petrolero y dotaría de mayores recursos presupuestales), entre otros puntos (El Universal, 25 de octubre de 2021).
Dado el panorama actual, y ya con la experiencia de años anteriores, es de esperarse la cerrazón de Morena y la 4T para modificar sus planes. Sus actuales diputados, como Cerbero a Hades, sólo atienden el llamado del presidente de la República, por lo que no debemos esperar que acepten ninguna otra propuesta que no sea la suya.
Sin embargo, y por eso mismo, las fuerzas opositoras debemos unirnos para empujar desde ahora que los diputados aprueben un presupuesto que impulse el empleo, la productividad y el desarrollo económico. La tarea es difícil, especialmente con una oposición oficial titubeante (especialmente del PRI), poco brillante y timorata.
Nuestro país requiere un presupuesto federal distinto, que sea motor para la productividad y la creación de empleos, lo cual es indispensable en un país como el nuestro, sediento de puestos de trabajo, con 31 millones de personas en la informalidad (El Sol de México, 27 de octubre de 2021) y una pobreza en radical y en constante aumento, con casi cuatro millones de nuevos pobres generados desde 2018, año en que inició esta administración (El Financiero, 25 de agosto de 2021).
Por muchos que sean los distractores en las mañaneras, enfoquémonos en este problema. ¡A dar la lucha por un presupuesto equilibrado, que es de capital importancia para todos nosotros!
0 Comentarios:
Dejar un Comentario