MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Permitirá el nuevo gobernador que muera el campo tabasqueño?

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Llamó poderosamente mi atención (y seguramente la de muchos lectores), una nota del periodista Héctor Tapia, publicada el pasado 22 de septiembre del presente año en el diario Tabasco Hoy, titulada “Dejaron morir al campo en Tabasco”.

En dicha nota se señala que la llamada Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesquero (Sedafop) dejó que colapsara el sector agropecuario tabasqueño, pues, en general, no hubo apoyo gubernamental a ganaderos y agricultores, pero principalmente, a los medianos y pequeños productores, que enfrentan una realidad desoladora, ya que, como en la mayoría de los procesos de crisis, los ricos siempre salieron más beneficiados:

“Jorge Castro, presidente de la Unión de Acopiadores de Ganado en Tabasco, lamenta que los grandes productores reciben (de la Sedafop) miles de aretes, mientras que a los pequeños no les proporcionan ni 50”.

Las políticas de innovación y modernización agrícola brillan por su ausencia, mientras que el Gobierno federal ofrece programas como Sembrando Vida, son insuficientes para revertir décadas de abandono.

Sin estos aretes, los pequeños ganaderos no pueden comercializar su ganado, lo que agrava su situación económica.

Otro sector muy golpeado es el de los productores de cacao, quienes alguna vez fueron la joya agrícola de México, que en la década de los 60 y 70 Tabasco producía más del 80 % del cacao nacional, alcanzando más de 30 mil toneladas anuales en más de 60 mil hectáreas. Sin embargo, hoy, la producción no llega ni a las 20 mil toneladas anuales, y la superficie cultivada ha disminuido en más de 6 mil hectáreas.

A pesar de esta crisis, el precio del cacao ha experimentado una bonanza temporal debido a los problemas de producción en Costa de Marfil, lo que ha elevado el valor del cacao de 17 pesos hace una década a más de 250 pesos por kilo. Sin embargo, esta bonanza es frágil y podría desvanecerse si no se implementan políticas de apoyo y modernización. 

“Las políticas de innovación y modernización agrícola brillan por su ausencia, mientras que el Gobierno federal ofrece programas como Sembrando Vida, son insuficientes para revertir décadas de abandono” asegura la nota.

Tapia, acertadamente, señala que la caída del sector ganadero en Tabasco es aún más alarmante. En los años 80 y 90, el estado contaba con más de 4.5 millones de cabezas de ganado, siendo uno de los principales productores de carne del país. 

Hoy, esa cifra ha caído a menos de 1.7 millones, una reducción del 32 %. La falta de seguros para daños catastróficos, combinada con la ausencia de incentivos para modernizar la producción, ha dejado a los ganaderos locales en una situación de vulnerabilidad extrema.

Los ganaderos no sólo han perdido cabezas de ganado por las inclemencias climáticas, sino que también han sido incapaces de acceder a los mercados de carne de mayor valor.

Estados como Sonora y Chihuahua han invertido en tecnología y certificaciones internacionales que les permiten vender carne premium en mercados internacionales, mientras que Tabasco sigue estancado en métodos obsoletos de producción que limitan la calidad de su carne.

De manera similar, el sector del coco y la copra, que alguna vez fue un pilar económico en Tabasco, ha caído en una crisis casi irreversible. En las décadas de los 70, Tabasco era el tercer productor nacional de copra, con más de 35 mil toneladas anuales.

Hoy, esa producción ha caído a apenas 10 mil toneladas. Los copreros se encuentran atrapados en una espiral de pobreza, sin acceso a los mercados internacionales ni a los apoyos gubernamentales necesarios para modernizar la producción.

El abandono del campo y de otras ramas de la actividad económica y del desarrollo y bienestar humano, han tenido consecuencias devastadoras para las comunidades rurales y zonas periféricas urbanas de Tabasco.

Municipios como Balancán, Jalapa y Emiliano Zapata, así como ciudades como Villahermosa, Cárdenas y Huimanguillo, han sido testigos de un éxodo masivo hacia otros estados de mayor dinamismo económico como la zona norte de Quintana Roo, la zona manufacturera de Yucatán y, obviamente, hacia el vecino país del norte.

Todo lo anterior pone en evidencia el gran reto que existe para los tres niveles de Gobierno, pero principalmente para el que va a encabezar nuestro próximo gobernador el licenciado Javier May, quien, con gran sensibilidad humana, sensatez y visión de futuro, debe apoyar a los pequeños y medianos productores, con verdadera asistencia técnica, modernizar los métodos de producción y simplificar los canales de comercialización para evitar el “coyotaje”, así como mejorar la calidad para ser competitivos internacionalmente.

Por otro lado, es muy importante que los productores se organicen, se asocien y trabajen coordinadamente, pues Tabasco, en otros tiempos, fue apoyado fuertemente por el Gobierno federal (véase el Plan Chontalpa y Plan Tenosique-Balancán), donde el burocratismo, la ambición de las autoridades y la falta de una organización vigilante de los productores, llevaron al fracaso a esos excelentes proyectos de mediano y largo alcance.

No es tarea fácil, ni para los productores ni para el Gobierno, entender la problemática que estamos viviendo, analizar sus causas más profundas y sus posibles alternativas de solución; es un trabajo que tenemos que realizar de manera muy objetiva.

En lo que no hay duda, es que los trabajadores del campo y la ciudad debemos unirnos y organizarnos para hacer oír nuestra voz y exhibir nuestra problemática, de lo contrario, va a pasar lo de siempre: se va a apoyar a los grandes productores, se les va a capitalizar y modernizar y a los pequeños se les va a dejar en el olvido.

Debemos organizarnos y plantear nuestras necesidades específicas a nuestras autoridades para que seamos tomados en cuenta en los nuevos planes y programas de Gobierno, los cuales no deben dar paliativos sino atacar los problemas desde su raíz y producir beneficios tangibles para los productores.

Es imprescindible adquirir una cultura de productividad, que nuestro trabajo sea mejor y más productivo, que genere mayor riqueza y que la mayor parte de esa riqueza sea para beneficio de los productores, no para los intermediarios ni los grandes comerciantes, como ha sido hasta ahora.

El Movimiento Antorchista ha venido trabajando y dando resultados organizativos con productores en varios estados de la república; es hora de que en Tabasco nos organicemos y luchemos por la justicia para los verdaderos productores de la riqueza agropecuaria y acuícola de nuestro estado.

La invitación está hecha; depende de ustedes, compañeros campesinos, ejidatarios, pequeños y medianos productores, el tomarla en cuenta y que pongamos manos a la obra.

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