MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Podemos ser como China?

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Sin duda alguna, estamos muy lejos, pero muy lejos, de compararnos a países como Dinamarca, al que, supuestamente, palabras del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, nos pareceríamos, por lo menos en el sistema de salud. Ni hablar de compararnos a países como la República Popular China. Tan sólo el hecho de imaginarlo parecería absurdo, sin embargo, para los estadistas y algunos políticos de izquierda y marxistas, esto es perfectamente posible si se sigue el camino adecuado.

¿Cuál es el secreto de los chinos para lograr tal desarrollo? El gigante asiático, con una población de mil 412 millones de habitantes es gobernado por el Partido Comunista de China y, de acuerdo con un informe conjunto con el Banco Mundial, este país ha sacado de la pobreza a más de 800 millones de personas en los últimos 40 años. Lo realizado por China equivale al 75 por ciento de las personas que salieron de la pobreza a nivel mundial; esto permite hacer una comparación con la magnitud e importancia del logro.

Sin embargo, para materializar este importante logro no se recurrió a programas asistencialistas de transferencia monetaria directa, sino que brindó nuevas oportunidades de desarrollo, elevó constantemente su nivel de ingresos de los pobres e implementó políticas específicas para eliminar la pobreza a largo plazo. 


Y no solo eso, en el mismo lapso la aportación de China a la economía mundial pasó del 1.5 por ciento al 15.4 por ciento. Aquí cabe la pregunta ¿qué pasa con toda esa riqueza generada? Se invierte en mejorar las condiciones materiales de la gente, por ejemplo, el metro, que es el principal sistema de transporte para los trabajadores es de primer nivel; en nada se compara con el metro de la Ciudad de México, allá el metro no se anda cayendo. La infraestructura urbana esta pensada y diseñada para el transito de grandes cantidades de personas, tal como lo implica una población tan vasta. Para China, la gran población que tiene, lejos de convertirse en un obstáculo, se ha sido el motor de su desarrollo.

Otro aspecto relevante es la calidad educativa. Tan sólo su tasa de alfabetización es del 96.84 por ciento; el gasto público en educación alcanzó el 3.54 por ciento del Producto Interno Bruto 2018 (PIB), lo que permite que haya las condiciones materiales necesarias para una buena formación y, por tanto, los estudiantes puedan recibir educación de calidad y continuar con la profesionalización de sus estudios; la tasa bruta de matrícula en educación superior es de 59.6 por ciento (2022). Mientras tanto, en México los estudiantes carecen de aulas, espacios deportivos, laboratorios, incluso de servicios elementales como energía eléctrica, agua, drenaje sanitario, docentes, entre una larga lista de carencias.

Estos aspectos, evidentemente, son producto de un gobierno humanista, que busca resaltar la integridad de las personas, actuando de forma conjunta con sus gobernados, quienes son quienes sostienen el proyecto del Partido Comunista Chino (PCCh). Es decir, hay una especie de amalgama entre la población y el PCCh, existe sinergia entre ellos, resaltando y anteponiendo siempre el bienestar colectivo. 

Dicho respaldo popular ha permitido que el PCCh haya podido hacer frente a la gran embestida mediática y política que ha sufrido durante décadas, en consecuencia, este ha podido actuar conforme las necesidades concretas de si población, es decir, el comunismo en China ha dado resultados muy satisfactorios y favorables para su gente. Mientras ellos sacan cada día a más gente de la pobreza, en países como el nuestro, cada día se suman más mexicanos a las filas de la pobreza. 

Derivado de los anterior, podemos concluir que ara alcanzar el desarrollo y bienestar que requerimos los mexicanos hace falta un gobierno con un proyecto de nación superior a lo que propone la actual clase política anquilosada, ni PRI, ni PAN, PRD o Morena van solucionar los problemas de México porque la actual clase política comparte y defiende los mismos intereses económicos, que son contrarios a los de la mayoría de la sociedad. Dicho “proyecto superior” debe estar respaldado por el pueblo, los más de 80 millones de mexicanos que padecen algún tipo de pobreza deben hacerlo suyo, de lo contrario, aunque vengan mesías que prometan cambiar la actual situación político-económica, no será mas que otra farsa más, véase el caso Andrés Manuel López Obrador. 

Una vez que las masas, el pueblo actuante y pensante, educado políticamente haya hecho suyo dicho proyecto, debe velar y exigir para que, efectivamente, genere las condiciones materiales para que todos puedan tener una vida digna y puedan vivir satisfactoriamente de sus ingresos y no de programas sociales. Así es como China ha logrado convertirse en la potencia con mayor crecimiento económico. Logro que les ha costado 100 años de trabajo colectivo arduo y constante y que, además, aún le falta mucho por hacer, sin embargo, podemos mirar a China como ejemplo para construir una nueva sociedad, justa y equitativa, en beneficio de todos.

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