Con apenas 14 años de edad, Fabián Estrada López, estudiante de secundaria, se debatió en la decisión de continuar sus estudios o trabajar para apoyar la economía de su familia. Se decidió por abandonar la escuela e ingresar al mercado laboral como ayudante de albañil.
Los mínimos ingresos que logra su madre en el trabajo lo obligaron a él y a su hermano a ponerse a trabajar, al ver que no alcanza para mantener su hogar y también para pagar los terrenos en donde actualmente habitan.
Como Fabián, en Chiapas, se encuentran cientos de adolescentes que prefirieron trabajar que seguir en la escuela, más costosa por la pandemia de covid-19 y la necesidad de contar con internet.
Trabajan como boleros en los parques, ayudantes de albañil, cargadores de material de construcción o de almacenes, ayudantes de cocina, meseros, porque ven la difícil crisis económica que cada día los arrastra a morir de hambre.
"Pedimos al gobierno que nos ayude con becas para estudiantes, programas que impulsen los ingresos de las familias y, además, que se vele por el aumento de salarios a los trabajadores, porque mi madre y yo consideramos que trabajamos mucho tiempo y es poco lo que ganamos", señaló Estrada López.
La nula atención del gobierno federal hacia la educación, ha llevado a esta situación a millones de niños, niñas y adolescentes de todo el país, quienes están expuestos a la explotación, la trata de personas y el trabajo forzado, debido s que la pobreza y miseria no les deja otra alternativa más que emplearse y sobrevivir ante la dura realidad.
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