MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Preocuparse por los estudiantes con acciones, no con palabras

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En esto del regreso a clases presenciales se dice mucho, las posiciones son encontradas y hasta francamente opuestas, y se hace necesario entenderlas y contrastarlas, poner en la balanza unas y otras, y definir qué es lo correcto en las actuales circunstancias, considerando la situación real de la pandemia del Covid-19 y las pretensiones de abrir las escuelas a los estudiantes. 

Podemos discutir si es correcto o no apoyar al Presidente Andrés Manuel López Obrador y todo lo que quieran quienes ponderan este aspecto del asunto. Aún ese debate también se puede hacer sin caer en el escándalo de pulquería que a Morena y al Presidente les encanta. Pero el regreso a clases no lo debemos definir en función de si somos o no partidarios de AMLO, eso no importa para el caso; por ello es absurdo que el Presidente mismo maneje ese argumento, cuando dice que son sus adversarios los que se oponen al regreso a clases. El Presidente NO demuestra que detrás de la resistencia al regreso a clases se encuentre la oposición política ni menos que se trate de un enfoque político, por lo que, sin querer, sí demuestra que él sí piensa y decide en función de la perspectiva política; su posición sí es política y no científica, no pondera las cuestiones sanitarias y de salud de los estudiantes y de todos los mexicanos. Este solo hecho, que es evidente, bastaría para convencerse de que se ha vuelto necesario quitarle la dirección del país, o por la menos la de la política sanitaria, pues demuestra que él no está capacitado para llevarla a buen puerto.

¿Cuáles son las “razones” del Presidente para apresura e imponer el regreso a clases? Tenemos que entresacarlas de sus palabras: “Nos urge el regreso a clases presenciales porque no hay nada que sustituya la escuela, y si seguimos así el daño va a ser mayor en lo afectivo, en lo social, no nada más es lo académico”, “El regreso a clases es muy importante (…) Ya no podemos continuar así.”, “por el bien de los niños, de los adolescentes, de los padres de familia, por el bien de todos, por el bien de la educación y el desarrollo del país”.

Prometió que no sería obligatorio y que “para entonces no vamos a tener problemas de contagios, que puedan poner en riesgo a los niños, jóvenes a maestras, maestros al personal educativo, porque está demostrado que afecta más a las personas mayores, ya para entonces vamos a tener vacunados a todos los adultos mayores, todos”. Ninguna de estas condiciones se ha cumplido, sino exactamente al contrario.

Y cuándo se publicaron una serie de encuestas que reflejaban la disconformidad de los mexicanos con el regreso a las aulas, de entre las que yo destaco la que hiciera la misma SEP a los padres de familia de Campeche (71 por ciento de los padres dijo NO al regreso a clases), el Presidente respondió: “No me importa que la mayoría esté pensando en no regresar, yo voy a sostener de que (sic) es indispensable que se regrese a clases”, y a través de la Secretaria de Educación Delfina Gómez Álvarez, declaró “inminente” el regreso a clases en agosto y agregó: “vamos a estar pendientes de que no se contagien los niños, de que si hay un contagio se le atienda rápido, que se proteja a los demás y que se les haga pruebas, cuidarlos. Tenemos que correr ciertos riesgos como todo en la vida”.

Los argumentos de quienes se “oponen”, entresacados de los pronunciamientos también: “Exigimos condiciones óptimas para el regreso a clases”; “El gobierno federal quiere regreso a clases sin considerar el peligro al que nos exponemos”; “Si el gobierno no garantiza agilidad en la inmunización surgirán rebrotes”; “la convivencia escolar podría aumentar en un 40 por ciento los contagios”; “SEP debe generar seguridad para el regreso a clases”; “Exigimos vacunas para los estudiantes”, “las nuevas variantes del virus afectan más a los jóvenes, y por ello deben acceder al biológico”, “irresponsable regresar a clases en medio del pico de la tercera ola”. Resumiendo: No hay oposición al regreso a clases, los estudiantes NO están en contra del regreso a clases, ni padres, ni maestros, sino que piden un #RegresoSeguroAClases, para que no sea causa de nuevos brotes, contagios y muertes.

En ese sentido no solamente coinciden con lo poco cierto que tiene los argumentos del Gobierno federal a favor de la apertura de las escuelas: urge el regreso a clases, pero se oponen a que ese regreso se implemente de manera irresponsable arriesgando a más mexicanos (no solo a estudiantes) y que sea causa de que se propague la enfermedad, se incrementen los contagios y las muertes.

¿Qué está implementando el Gobierno Federal para el regreso a clases seguro? Se sabe que está gastando recursos mínimos para comprar detergentes y cloro para las escuelas y ya. Sí, escribieron unas cuantas reglas para el protocolo en las escuelas y están obligando a los padres a asear las instalaciones y hacerse cargo del gel, cubre bocas, caretas y demás implementos necesarios para evitar contagios y NO se comprometen a nada más.

La irresponsabilidad es evidente, el contraste entre lo que se dice “por el bien de todos” y los votos plañideros en defensa de los niños mexicanos, contra lo que se hace realmente, es un escupitajo en la cara. Y para los defensores a ultranza del Presidente que le echan la culpa de la pandemia y de las muertes a la misma gente y se compadecen del pobrecito cabecita de algodón, blanco de todos los ataques de los “conservadores” y opositores, compárese lo que él y su gente hacen con lo que se hace en China, donde el gobierno sí cuida a su pueblo. Para que regresen a aulas más de 200 millones de estudiantes (nada más eso es más que toda la población de nuestro país), el estricto protocolo incluye: aulas desinfectadas, mascarillas y códigos sanitarios para entrar en los campus, pruebas de ácido nucleico, controles de temperatura antes de ingresar en los centros educativos.

Pero, sobre todo, esto es posible pues el Gobierno con la participación consciente del pueblo chino han controlado la pandemia y llevan tres semanas sin que se presenten nuevos casos. Esto, a su vez, se logró gracias a que se implementaron todos los recursos materiales financieros y humanos para domar a la pandemia. Observe cómo lograron controlar la variante Delta, que trae de cabeza a todas las naciones, mediante un estricto manejo de las medidas de control: Detectaron un brote en el aeropuerto de Lukou, en la ciudad de Nanjing, el 20 de julio en nueve trabajadoras del aeropuerto quienes dieron positivo en un control rutinario. La respuesta fue contundente: blindaron Pekín cortando comunicaciones con las zonas de más riesgo, y aumentaron los rastreos electrónicos, confinamientos y pruebas masivas. Un mes después, se da por controlado este rebrote. Y esto sucede después de tener vacunados a 777 millones de ciudadanos chinos, un 55% de la población total, y podrían conseguir que el 80% de la población esté vacunada antes de acabar el año.

Pues algo así piden los estudiantes más conscientes y organizados del país que se han dado a la tarea de encabezar tan noble como necesaria causa, a la cual me sumo humilde y decididamente. El gobierno dice que hay que correr riesgos, pero no somos suicidas y menos cuando comprendemos que sí hay de otra: regresar bien a clases, con seguridad: estudiantes vacunados, pruebas Covid-19 universales, Escuelas equipadas y acondicionadas, aulas suficientes, transporte seguro, atención médica inmediata y de calidad. Sin esto no solo hay riesgo, sino la seguridad de que estaremos mandando a nuestros hijos al matadero y solamente por el capricho de un presidente irresponsable, soberbio e irracional que no quiere proteger a su pueblo. Así NO, así el #RegresoAClasesEsUnCrimen.

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