MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Primero los pobres, farsa de López Obrador y la 4T

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Tras arrasar en la elección presidencial, en su mensaje de agradecimiento, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ofreció a los mexicanos que “por el bien de todos, primero los pobres”, por eso, según él, todas las políticas sociales de su gobierno estarían encaminadas a proteger y defender a las mayorías. 

Esta frase la acuñó desde hace más de dos décadas, y hoy, a cuatro años al frente del Gobierno mexicano, si realizamos un diagnóstico, son sólo unos cuantos los privilegiados de su política republicana, pues es enorme la cantidad de mexicanos sumidos en la pobreza y desigualdad social, como consecuencia del nulo esfuerzo y de políticas fallidas de la autoproclamada Cuarta Transformación.

Esta frase, que acuñó el izquierdista López Obrador, en sus tiempos mozos, pasó a ser solamente un discurso bien armado y convincente, que supo capitalizar al 100 por ciento, y que, por la efervescencia política, el enojo y descontento social contra los anteriores gobernantes, le cayó como añillo al dedo. Esto, al final de cuentas, lo llevó al poder de la nación, sin embargo, las supuestas intenciones y políticas públicas del presidente de la 4T, no han sido eficaces, por el contrario, México retrocede, lo que ha ocasionado que haya más pobres, es decir, que de 2018 había en el país 55.7 millones de personas en esas condiciones y en 2021, la cifra aumentó a 61.5 millones, un incremento de 3.8 millones de pobres más que en 2018.

Aun así, los recursos dedicados al gasto social en los cuatro años de esta administración federal, descendió drásticamente, además de que ya no existe el Ramo 23 que permitía elevar la eficacia y eficiencia en atención a la infraestructura básica; en el sistema de salud, AMLO prometió a los mexicanos que tendrían acceso a ella, de calidad como el de Noruega o Dinamarca, con la mejor tecnología, con médicos y medicinas gratuitas, sin embargo el INSABI no ha podido dar los resultados esperados al desaparecer el Seguro Popular porque durante la pandemia se dejó a millones de personas sin los servicios de salud.

El sistema educativo sigue en el abandono, plagado de planes y programas rezagados que no ayudan a obtener los conocimientos mínimos para enfrentar la realidad del país, no conformes con eso, la 4T quiere imponer una supuesta actualización de los planes y programas educativos, con un alto ingrediente ideológico a favor de su proyecto de país para adoctrinar las mentes jóvenes, para convertirlos en fieles seguidores.

Por otro lado, hasta antes de la pandemia, el país mostró señales de nulo crecimiento, según los analistas consultados por el Banco de México (Banxico) este año sólo crecerá 1.72 por ciento, de acuerdo con la encuesta del pasado mes de abril, una realidad muy distante al cinco por ciento que prometió López Obrador. 

En los hechos, las acciones del Gobierno federal han demostrado que no tienen como fin último la atención sustantiva de las personas más necesitadas, mucho menos la ruptura del ciclo perverso de pobreza intergeneracional; por el contrario, en el discurso electorero de AMLO prometió un antes y un después que hasta el día de hoy no se ha visto, aún recordamos sus palabras: “haremos a un lado la hipocresía neoliberal. El Estado se ocupará de disminuir las desigualdades sociales, no se seguirá desplazando a la justicia social de la agenda del gobierno. No se condenará a quienes nacen pobres a morir pobres”, sin embargo, la situación se mantiene peor, lo cierto es que son los pobres los más afectados. 

Por lo anterior, los programas sociales a modo fueron claramente diseñados y operan bajo premisas eminentemente políticas, en la que lo más importante no es mejorar la calidad de vida de los mexicanos, de ayudarlos a superar la pobreza, ofreciéndoles mejores oportunidades, a que se les garantice el derecho a la salud y la educación, nada de eso, se trata de entregar recursos monetarios; es decir, es seguir manteniéndolos maiceados y tranquilos para apuntalar la popularidad y los intereses electorales del partido en el poder. 

Así se explica, pues, que el lema favorito del presidente de “primero los pobres”, pierda pie si se miran los datos. Organizaciones sociales y analistas independientes aseguran que, en comparación con el gobierno anterior, el gasto social de López Obrador ayuda a menos personas en pobreza, beneficia a más hogares ricos y deja sin protección a quienes perdieron su empleo por la crisis de la pandemia que aún no termina. 

Grosso modo, con esa actitud, aunque López Obrador diga que su gobierno dejó atrás el neoliberalismo, la realidad es que está aplicando la misma política neoliberal que dice repudiar, ejemplo de ello es que los señores Ricardo Salinas Pliego, Carlos Slim y Alfonso Romo, por mencionar algunos multimillonarios, están muy contentos porque sus intereses están muy bien protegidos en la Cuarta Transformación, así lo dio a entender el mandatario federal, al afirmar que “en su gobierno no hay un rico que haya perdido dinero sino al contrario, les ha ido muy bien porque el país es uno de los más atractivos en el mundo para invertir”. ¿En dónde quedó, pues, el bienestar de los pobres?, eso sí es hipocresía neoliberal.

Ahora resulta que siempre no. En su reciente circo mañanero el mandatario sostuvo que el modelo neoliberal no puede ser tan malo sin corrupción, ¡hágame el favor!, que perdido está. Nuestro país está marcado por la desigualdad, porque el 10 por ciento de la población más rica tiene ingresos 30 veces mayores a los de la mitad de los más pobres, convirtiéndonos en uno de los países con más desigualdad en el mundo, ese flagelo se debe al neoliberalismo, que se caracteriza por el predominio económico y político de los monopolios sobre toda la sociedad y del Estado mismo.

El problema no es la corrupción, es precisamente este sistema injusto que privatiza a merced del gobierno mismo, y que controla los salarios, que reduce los impuestos a los dueños del dinero, que reduce el gasto social, que limita los servicios públicos y además controla e inmoviliza a las masas populares, el resultado, el terrible empobrecimiento, condición necesaria para que este modelo nos siga oprimiendo y que, por tanto, no podrá ser eliminada mientras éste continúe. 

Andrés Manuel López Obrador está aplicando una política neoliberal, en ese contexto, su gobierno sólo ha priorizado los intereses de los poderosos, a los acaparadores de riquezas, a los explotadores y no a la clase trabajadora aquella que tanto prometió defender; sin duda, seguramente terminará el sexenio con la paradoja de una política social de mucho ruido y pocas nueces, poniendo la palabra primero los pobres hasta en los tanques de gas, pero sin alcanzar el bienestar de los mexicanos que claman justicia social porque esta administración con sus acciones demuestra que está de lado de los ricos, quienes han sido los más ganones.

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