El Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) es un centro de investigación público, que forma parte del sistema de Centros Públicos de Investigación del Conacyt y está enfocado a las Ciencias Sociales y fue fundado en 1974. En él se imparten clases de licenciatura, maestría y doctorado.
El CIDE, es una institución reconocida nacional e internacionalmente por su rigor académico, así como por la calidad en sus investigaciones y ha sido calificada en numerosas ocasiones, como una de las mejores universidades de México para estudiar Licenciatura en Derecho, Economía y Relaciones Internacionales.
En 1973, la maestra Trinidad Martínez Tarragó, en ese entonces subdirectora de la Escuela de Economía de la Universidad Anáhuac, debido a la carencia de programas de posgrado que pudieran captar a los egresados de licenciatura, presentó un proyecto ante funcionarios de gobierno de ese tiempo donde detallaba la creación de una institución enfocada en ofrecer estudios de posgrado en economía y áreas afines donde se unirían la investigación y la docencia a diferencia de otras instituciones donde erróneamente las separan y en la que los alumnos serían seleccionados a través de un examen de selección y que recibirían becas que les permitieran cubrir sus gastos durante el periodo de duración del posgrado. Su proyecto fue aceptado y la asignaron nombre a la institución como Centro de Investigación y Docencia Económica.
El CIDE surge el 25 de noviembre de 1974, se constituyó como asociación civil, en ese mismo año se iniciaron las actividades escolares en la institución, con la primera generación del programa de Maestría en Economía. Este centro de investigación es el resultado de la confluencia de tres grandes fuerzas. La primera es el proyecto Trinidad Martínez Tarragó para crear un centro especializado en la enseñanza de economía a nivel posgrado. La segunda un grupo de asesores y colaboradores presidenciales que buscaban la creación de un centro de alto nivel dedicada a la investigación de la economía pública. La tercera un grupo de profesores e intelectuales sudamericanos exiliados en México tras el ascenso de dictaduras militares en sus países.
En 1975, el CIDE adquiere las instalaciones de lo que fuera el antiguo Colegio de la ciudad de México, al año siguiente el centro se establece en la que son sus actuales instalaciones. En ese mismo año se ofreció por primera vez la maestría en administración y políticas públicas. En sus inicios el CIDE contaba con dos institutos y cinco departamentos.
En 1993, el director general del CIDE de ese tiempo, Carlos Bazdrech Parada, puso en marcha las licenciaturas en Economía y en Ciencia política, así como la de Relaciones Internacionales, con lo que se le da un giro en la misión original de la institución, ofrecer estudios de posgrado.
En el año 2000, se creó la división de Historia, en ese mismo año se creó también la división de Estudios Jurídicos, la cual ofrecería un año màs tarde la licenciatura en Derecho y en septiembre de 2011, el CIDE inaugura su sede Región Centro en el estado de Aguascalientes.
En la actualidad este centro de investigación se encuentra en paro de actividades debido a la imposición como director del CIDE de José Romero Tellaeche, por parte de María Elena Álvarez Buylla, titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, esta designación se dio pese a las quejas de docentes y personal del centro de investigación por la decisión unilateral de Romero de destituir a Catherine Andrews como secretaria académica por no suspender las Comisiones Académicas Dictaminadoras, mismas que él volvió a suspender esta semana. Es sabido también que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), está interviniendo en esta designación, lo cual generó críticas y protestas de académicos e investigadores del propio CIDE y de otras instituciones de intelectuales y politólogos de primera línea y desde luego de la comunidad estudiantil. Todos ellos están en contra de que AMLO quiera tomar el control absoluto del Estado y crear su propia élite intelectual como grupo de ataque contra el resto de la intelectualidad y que se aboque a realizar propaganda a su proyecto político y dicte a todos cómo se debe enseñar y cómo se debe pensar. Esperemos que por el propio bien del centro de investigación las autoridades escuchen y apoyen a la institución y no traten de controlarla para fines políticos.
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