Para todos aquellos que visitan continuamente y conocen Tecomatlán, lo primero que busca uno es ver si se le ha hecho alguna modificación a sus calles y espacios o, en su caso, buscar que obra de las planeadas está por terminar o que otra inicia. “El pueblo en constante desarrollo le llaman y no es ironía”.
Desde el último tramo de la serpenteada carretera que va del paraje de las Palomas a Tecomatlán, se observa una carretera muy deteriorada, abandonada y adornada tristemente con paisajes áridos, plantas espinosas, cubatas, acahuales y pastizales de la región; son los que en un inicio reciben a todos los visitantes y lugareños.
Una vez superado todo ello, antes de llegar al famoso pueblo, entrarás en una pequeña recta que apenas sí te dejará ver la punta del hermoso arco de entrada, si es de noche su belleza causará mayor impresión; es decir, las luces, la música y las fuentes le dan un toque muy peculiar.
Aunque realmente te podrías pasar horas observando el arco de entrada, porque se encuentran plasmados los 32 escudos de las entidades federativas que tiene el país y están tallados los 4 frentes políticos que tiene la organización de Antorcha (campesino, obrero, estudiantil, popular) por mencionar algo de lo más visible que hay en él, pues si te adentras encontrarás un merecido y honroso homenaje al desarrollo y transformación que ha sufrido el pueblo tecomateco durante 47 años de lucha constante.
Una vez pasado esto, verás las hermosas entradas y los edificios de las escuelas, a la par el CBTa. No. 110 del ITT. Calles y jardinerías limpias, espacios bien delimitados para el tráfico y los transeúntes, edificios nuevos y modernos en proceso y escuelas que le dan belleza a la carretera Palomas-Tlapa. Podríamos hablar un sin fin de construcciones anteriores y modernas, de su iglesia barroca, de su auditorio, su plaza de toros, sus parques y jardines, de su centro recreativo y plaza central, de su presidencia, de sus características, su porqué y de su historia de construcción que hacen de Tecomatlán un pueblo único he inigualable enclavado en la mixteca baja poblana.
Pero lo que realmente nos interesa es saber: ¿Por qué sigue creciendo? ¿Quién impulsa el desarrollo de Tecomatlán? Y, sobre todo, ¿por qué después de tantos trienios de presidentes nada de esto se detiene? La respuesta parece sencilla y fácil de adivinar, pero detrás de ella hay años de educación, concientización, politización.
El pueblo, sí, es el pueblo educado, coindizado y politizado que ha logrado entender que es el mismo ser humano capaz de lograr la transformación de su entorno y de su realidad, que unido se vuelve una barrera invencible capaz de doblegar al más cruel de los tiranos, que su fuerza radica en la organización, planeación y elaboración de proyectos que darán beneficio a toda una comunidad y sus alrededores.
En las pasadas contiendas electorales del 6 de junio se demostró nuevamente de qué lado está la verdad y se eligió sin lugar a dudas seguir con el progreso y la continuidad del proyecto de Tecomatlán.
Pueblos vecinos y de toda la nación, deberían de copiar el ejemplo de sus hermanos tecomatecos y no dejarse engañar por los cantos de sirenas o de los discursos de falsos mesías. La compra de votos, la entrega de apoyos monetarios, el reparto desmedido de tinacos, abono, proyectos agrícolas y de ganadería a un solo sector de la población, no fueron suficientes para doblegar los años de trabajo y esfuerzo de transformación de Tecomatlán.
Sigamos adelante por el sendero que nos llevará al triunfo, el camino está trazado, la meta es complicada y hay tropiezos, pero tarde o temprano la historia nos dará la razón.
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