El gobierno se le cae a pedazos desde hace tiempo, porque el gobernador es un ignorante completo, colérico incontrolable y es incapaz de dialogar con quienes no piensan como él. En el mundo se ha hecho famoso por sus dichos poco sabios: “Dios los castigó”, “El Covid no le da a los pobres”, “La vacuna [antiCovid] es un mole guajolote [o] con un caldo de pollo bien picoso” o, uno de tantos”, “Callen a esa vieja” “Se fue con el novio” y “Soy un experto en seguridad”. En México, desde la presidencia de la República, lo desprecian y apresuran su muerte política dado que no sigue todos los ‘consejos’ de AMLO [cosa que ya no sé si está bien o mal, la verdad], dejó morir sola a la lopezobradorista Claudia Rivera y su candidato a la gubernatura no es el querido poblano del Peje. En Puebla se sabe que el señor solo gobierna durante el tiempo que dura su famosa “mañanera”, que es una copia barata de la barata mañanera de Andrés Manuel. Es, pues, un gobierno que habla mucho y hace nada.
El 5 marzo de 2020, los universitarios le hicieron la marcha más grande de la historia del estado: 150 mil protestaron en las calles por el asesinato de tres estudiantes de medicina y un chofer de Úber y para exigir seguridad en las preparatorias y universidades del estado. Llegaron hasta Casa Aguayo. Miguel Barbosa salió, como rara vez lo hace, de su oficina, muy enojado. Regañó a los jóvenes. Ellos se fueron muy enojados. Él se quedó contento. Quizá se metió a pensar en su mañanera del día siguiente. El 10 de marzo, para suerte del gobernador, se dio el primer contagio de covid en México y días después inició el paro de todas las actividades en el país. Puebla, como todas las ciudades, cerró por completo.
Desde entonces han pasado dos años. La nula preparación del sistema de salud, la ignorancia del gobernador y del presidente, las mentiras publicadas por muchos medios de comunicación, la bajísima inversión en tanques de oxígeno, ventiladores mecánicos, etc., lograron que la pandemia le pegara muy duro al estado: “hasta el 4 de marzo de 2022, en el que se acumularon 154 mil 461 casos positivos y 16 mil 977 muertos en un periodo de 724 días. En la frialdad de los números los resultados arrojaron que, en promedio, cada día se infectaron 213 poblanos y 23 perdieron la vida; para entenderlo de otra manera, 6 personas se contagiaron y una falleció cada hora” (Milenio, 5 de marzo de 2022). Ya pasaron dos años de covid. El gobierno dice que estamos en semáforo verde y que podemos hacer nuestra vida normal… pero no es cierto, ¡la gente se sigue asfixiando por coronavirus!
Pero la exigencia de los universitarios de hace dos años es más vigente ahora, porque el crimen se ha apoderado del estado, a pesar de que Barbosa dice que él es un “experto en seguridad”. Veamos los datos.
Es la noche del martes 8 de marzo. Unas horas antes, por la tarde, miles de mujeres con pañoletas moradas salieron a las calles de las ciudades más importantes para exigir justicia. En la hermosa ciudad de Atlixco, entre las 8 y las 11 de noche, un comando asesinó con el tiro de gracia a 10 personas. Entre ellos, a dos menores de edad. Es la peor masacre en la historia poblana, pero no es la única: desde 2021, se han cometido ocho.
Miguel Barbosa en su “mañanera” del miércoles 9 de marzo dijo que los asesinados no eran poblanos y que eran delincuentes. Es decir: durante la madrugada, mientras el estado descansaba, el señor gobernador analizó, sentenció y juzgó. ¿Y las investigaciones de la Fiscalía General del Estado? Desde que Morena gobierna a Puebla, Casa Aguayo es el tribunal y el gobernador el máximo juez. Pero hagamos una pausa y preguntémosle a ese juez: ¿también los dos niños asesinados en Atlixco eran delincuentes?
La columna “Templo mayor” del periódico Reforma, del jueves 10 de marzo, criticó severamente: “Puede parecer increíble, pero el morenista [o sea, Miguel Barbosa] trató de minimizar la masacre ocurrida ayer al decir que las víctimas no eran del estado y que, además, eran narcomenudistas. O sea que si los mataron fue por su culpa, un argumento que se escuchaba muy a menudo en los tiempos del calderonismo. El problema con esa argumentación es que pone en segundo término lo verdaderamente importante: el crimen ocurrido. Algo así como que el hecho de que un grupo de delincuentes pueda cometer un multihomicidio de manera impune en la entidad, es lo de menos”.
En Puebla el narcomenudeo se incrementó en 289%, según las cuentas de La Razón. Además, tres personas en promedio al día fueron asesinadas durante los primeros meses de 2022, según datos de la Fiscalía General del Estado de Puebla. Esto implica un total de 190 personas asesinadas desde el 1º de enero de 2022. En el sexenio de Barbosa de asesinatos supera los 2 mil homicidios dolosos, de acuerdo con fuentes oficiales.
Pero la de Atlixco no es la única masacre. Puebla se ha sumado a estados con altos índices de crimen y ha superado, por ejemplo, a Morelos. Desde 2021, en el estado se han cometido ocho multihomicidios en los que murieron 39 personas en los siguientes municipios: Puebla capital, Atlixco, Acatzingo, Ciudad Serdán, Yehualtepec, Felipe Ángeles, San Nicolás Buenos Aires y Aquixtla.
En enero pasado, Puebla se hizo famosa mundialmente con el caso del niño Tadeo, cuyo cuerpo fue usado para meter droga al Penal de San Miguel. Las cárceles poblanas con controladas por el crimen organizado.
Miguel Barbosa dice que es un experto en seguridad. Cada que puede, lo repite para que la prensa lo ponga en sus notas de radio y televisión. Pero la realidad está demostrando que se trata de una mentira: que no sabe nada de seguridad y que el crimen empieza a convertirse en imparable.
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