El pasado 12 de este mes, en la conferencia mañanera, el presidente de la República, licenciado Andrés Manuel López Obrador, anunció dos visitas a su tierra natal, Tabasco, una el 18 de marzo, para celebrar aquí la expropiación petrolera, anunciando el descubrimiento de un gran yacimiento petrolero y, la otra, el 31 del mismo mes para evaluar el programa de apoyo a los damnificados de las inundaciones del 2020.
De lo declarado por el presidente en dicha conferencia, quiero destacar dos afirmaciones que realizó y hacer los comentarios correspondientes.
1. Afirmó que se está realizando a cabo todo un plan sobre las inundaciones y que ya se está llevando a cabo el dragado.
2. Afirmó también, respecto a los damnificados en las inundaciones, que “se está apoyando a la gente afectada. A todos se les dio un apoyo económico”, dijo.
En relación con el punto 1, ciertamente, se está llevando a cabo la obra del dragado del rio Grijalva en la desembocadura al mar, en el puerto de Frontera, para evitar el taponamiento en dicho lugar; obra necesaria, pero que la mayoría de los frontereños considera insuficiente, porque ellos tienen como un anhelo y una demanda histórica la construcción de barras y escolleras, obra que han estimado en 1,600 millones de pesos y que permitiría que el trabajo de los dragados sea de efecto permanente y, por tanto, incidiría en evitar inundaciones tan severas en el estado como las vividas el pasado año.
Más aún, los frontereños sueñan también con un malecón que vaya de Frontera al faro y que sea el eje sobre el cual se levante la economía de la ciudad y de la región, que es rica en recursos naturales pero que languidece en medio del desempleo, de la depresión económica y de la falta de oportunidades para los jóvenes. Piensan los centlecos de esta región que, si estos proyectos de largo plazo no se realizan con el presidente paisano, no se realizarán nunca. Y, por el contrario, piensan también que si no hay ejecución de proyectos de esta naturaleza, que hagan sustentable la región en el mediano y largo plazo, los apoyos económicos entregados a las familias serán como agua entre los dedos, es decir, políticas muy cortoplacistas sin visión de futuro. Centla, y en particular la región de Frontera, tiene riqueza y su gente sabe trabajar, dicen; se necesita la inversión gubernamental fuerte para detonar la economía, el empleo y el desarrollo. Coincido plenamente con ellos.
Sobre el punto 2, he de decir, con el perdón de mis lectores, que desgraciadamente no es así: ocurre que no “a todos se les dio un apoyo económico”, como dijo el Presidente.
Como Presidente del Comité Ciudadano Por Un Nuevo Tabasco Sin Inundaciones he podido platicar cara a cara con muchísimos afectados que no han sido apoyados y he podido también constatar los daños que sufrieron. Hay poblaciones enteras que no fueron censadas, hay colonias en las ciudades que habiéndose inundado no fueron tomadas en cuenta, fracciones de colonias y pueblos, y familias sueltas. De la misma manera, hay familias que fueron censadas, recibieron folio, pero este no se les ha pagado ni entregado los enseres correspondientes.
Y no se trata de unos cuantos casos aislados. Son miles, solo que las políticas instrumentadas en esta administración, consistentes en que el ciudadano tenga que gestionar solo, no grupalmente, bajo la consigna de evitar intermediarios, y la aplicación de la Ley Garrote, que muchos tabasqueños han sentido en sus propias costillas, hacen que los excluidos tengan cada uno la idea de que su caso, o el de su pueblo o su colonia, son un caso aislado. Y cuando se pregunta a las autoridades de Bienestar el número de excluidos evitan dan una cifra.
Pero los excluidos del apoyo son miles. El Comité Ciudadano está recabando firmas de apoyo al plan hídrico integral y a que se apoye a todos los afectados y el número ya rebasa las 35 mil firmas recabadas, y sigue aumentando.
¿Qué pasó ahí? ¿Por qué hubo tantos excluidos? La Secretaría de Bienestar, la cual declaró concluidos los censos y cerrado el programa, debería responder. En el pueblo se manejan muchas versiones: se politizó el apoyo (se censaron colonias de rentabilidad política, aunque no se inundaron y, por tanto, quedaron fuera otras que sí se fueron al agua); se castigó a los levantiscos e inconformes dejándolos fuera del censo; se repartieron por funcionarios folios discrecionalmente y estos folios fueron vendidos, etc., etc., las versiones son variadas. Pero en Tabasco se sabe bien que no se apoyó a todos y los tabasqueños afectados y excluidos del censo, que vieron con decepción e irritación como cobraban sus 10 mil pesos hasta funcionarios públicos, así como los servidores de la nación y todos sus familiares, esos tabasqueños aún creen en la justicia y esperan que el presidente de la república corrija ese enorme yerro de la Secretaría de Bienestar.
Pero la experiencia nos enseña, y los dichos populares la recogen que, “niño que no chilla, no mama” o, “el que no habla, Dios no lo oye”, y en el caso de los miles de excluidos, dado que la versión oficial, la versión del gobierno es la que dijo el presidente en la mañanera: “Se apoyó a todos”, a los excluidos del censo o del pago de su folio y entrega de enseres, solo les queda el camino de unirse y alzar la voz, a ellos les queda, como anillo al dedo, el título de aquel poema de Brecht: O todos o ninguno. Deben unirse y demandar su apoyo, pues un programa público como el del apoyo a los afectados no puede, no debe excluir a ninguna familia que reúna los requisitos de elegibilidad, es decir, haber sido inundado, pues el programa no debe ser excluyente, ni mucho menos discriminatorio.
A los excluidos del censo y del pago del folio y a los habitantes de Frontera, les expresamos nuestra simpatía verdadera, nuestra solidaridad y nuestra disposición a luchar juntos.
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