MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Qué propone Antorcha?

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Nosotros creemos que cada mexicano debe organizarse, pero que los compañeros sepan por qué es necesario organizarse, cuál es la causa y la razón de la lucha del Movimiento Antorchista. Antorcha, hasta el día de hoy, ha luchado por obras, pero con tantos logros no hemos podido acabar con la pobreza. 

Hemos mejorado, ahora ya tenemos un lote, hemos avanzado en la regularización de terrenos, tenemos luz, agua, drenaje, pero seguimos siendo pobres.

Somos cien millones de pobres que debemos organizarnos, educarnos y luchar todos juntos para vivir de manera más digna, distribuyendo la riqueza de manera equitativa y justa.

¿Cuál es el problema? Todo está claro: el desarrollo de nuestro país y el crecimiento económico sólo han beneficiado a unos cuantos. El neoliberalismo prometió que, al crecer el capital, parte de ese capital alcanzaría para los pobres, con su famosa ley del goteo, pero ahora tenemos un país rico que ocupa el lugar número doce entre los más ricos del mundo, y dicho capital está concentrado en unas cuantas manos.

En este sexenio, los ricos hicieron crecer sus capitales en más del cien por ciento; en contraste, nuestro país cuenta con más de cien millones de pobres.

Nuestra organización cumple cincuenta años luchando en México. Hemos logrado organizar un movimiento a nivel nacional con presencia en todo el país, pero los problemas siguen. Nuestra patria está dividida en ricos y pobres. Nuestros enemigos nos dicen que siempre las cosas han estado así, pero eso no es cierto. La historia de la humanidad nos dice que, al principio, existió la comunidad primitiva, donde todo era común.

Las mujeres administraban y ayudaban con el gasto de la familia. Con el tiempo, todo se desarrolló: apareció la propiedad privada, lo tuyo y lo mío; los que tienen y los que no tienen.

Surgió el esclavismo, donde el hombre no era dueño de nada, no tenía libertad.

Ahora, en los días que vivimos, nos dicen que somos libres, pero necesitamos dinero, permisos, y hay inseguridad en las calles. Por todo eso, no somos libres, porque los medios de producción son propiedad de unos cuantos. En el esclavismo, al hombre se le podía explotar hasta la muerte. 

El esclavista podía matar si lo creía necesario, es decir, un hombre podía ser dueño de otros hombres. En 1910, en tiempos de Porfirio Díaz, había esclavismo en nuestro país, sobre todo en los estados como Yucatán. Pasaron los años, la sociedad dio un paso y surgió el feudalismo, un sistema en el cual, de palabra, había un poco de libertad. 

Existía la libertad de escoger quién los explotara, quién les prestara la tierra, pero a cambio tenían que trabajar un tiempo gratis para el cacique. Había más libertad, pero solo de palabra. Los amigos de los poderosos se aprovecharon de los pobres y utilizaron la religión para someterlos.

Con el paso del tiempo, la gente empezó a protestar. Se levantaron miles de campesinos y, con su lucha, lograron un cambio, pero los que encabezaban las luchas fueron las clases oportunistas que se adueñaron una vez más de todo.

Ahora vivimos en el capitalismo, con la producción de mucha riqueza, pero, a pesar de tan grande avance, en esta administración, que está a punto de terminar, la economía no creció.

En general, se perdieron más de 200 mil personas; los pobres aumentaron en seis millones. La delincuencia se ha adueñado de regiones enteras. Nuestra educación no compite, pues es de las más atrasadas del mundo.

El sistema de salud está hecho pedazos: los pobres no se pueden curar por falta de dinero o de medicinas. Millones de personas no tienen dónde vivir.

Ahora ya no hay programas de vivienda, no contamos con el Seguro Popular, ni hay Prospera ni Fonden. Llevamos años viviendo en un sistema neoliberal, donde nos gobernaron el PRI, el PRD, el PAN y, ahora, Morena, pero las cosas cada día se ponen peor. 

Las promesas de campaña no se cumplieron. Ahora se miente todos los días desde la Presidencia de la república, y la preocupación de la 4T es cómo servirle a los ricos. Necesitamos un México más digno, más justo para todos nosotros y para nuestros hijos. 

Ahora sólo nos queda un camino: luchar todos unidos porque estamos perdiendo a nuestros padres, nuestros hijos, nuestros hermanos. Todos los días vemos noticias que nos dicen que estamos perdiendo lo mejor de nuestro país: nuestros hijos y nuestras familias.

Los partidos, compañeros, amigos, siempre nos han engañado. Los pobres somos una sola familia, pero ahora estamos divididos en muchos grupos.

Somos cien millones de pobres que debemos, en primer lugar, organizarnos, educarnos y luchar todos juntos para vivir de una manera más digna, como varios países ya lo están haciendo, y lo podemos demostrar con el crecimiento de sus economías, su lucha contra la pobreza y porque distribuyen su riqueza de manera más equitativa. Para lograrlo, sólo los pobres organizados en el Movimiento Antorchista Nacional podrán hacerlo.

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