En 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador era candidato por el partido del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), mencionó que si llegaba al poder haría reformas constitucionales para eliminar el fuero de los servidores públicos e incluir la revocación de mandato del presidente cada tres años. Por medio de una consulta al pueblo de México y con una sola pregunta: ¿Quieres que continúe el presidente o que renuncie?, a los tres años de gobierno se determinaría la estancia del presidente.
Ahora en el poder y a mitad de su sexenio, parece que su promesa de campaña se va a cumplir. Hace algunos días el INE informó que, en la recaudación de firmas, se había logrado obtener el 103% mínimo previsto por la Constitución (es decir el 3% de la Lista Nominal). El proceso para modificar nuestra Carta Magna siempre estuvo lleno de escándalos y acusaciones en contra del partido en el poder y sobre todo del presidente pues no se trataba de una reforma para promover la participación ciudadana en la vida política del país, si no más bien de mantenerse en campaña electoral y seguir beneficiando a Morena.
Ahora, los mexicanos votarán en una consulta de Revocación de Mandato del Presidente de la República por pérdida de la confianza, y para que el mandatario renuncie necesita que la mayoría absoluta de los votos así los pida, de un total de 37 millones de personas que debería participar para hacerla válida. No es más que una obra de circo montada por AMLO, para “justificar” su permanencia en el poder.
En el 2018, las votaciones alcanzaron una cifra del 63% de participación, una de las elecciones donde más participaciones han existido, pero de esos casi 57 millones de personas que votaron, AMLO obtuvo poco más de 30 millones (53%), en 20 estados obtuvo más del 50% de los votos a su favor. Y se votó por un presidente que permaneciera en el cargo los mismos seis que han estado sus antecesores.
Precisamente, la revocación de mandato, no es otra cosa más que una manera de seguir haciendo campaña electoral para mantenerse en el poder. En un país donde viven poco más de 125 millones de mexicanos, no se puede determinar que, por haber obtenido 30 millones de votos, la gente está contenta y feliz con el mandato del presidente; su preocupación por perder la confianza de los mexicanos estuvo desde el inicio de su mandato, no en balde modificó los programas sociales para simplemente darles dinero en las manos a los pobres y necesitados a cambio de negarles obras y servicios. AMLO tiene bien estudiada la forma de pensar y la necesidad de los más humildes.
Por tal razón, no debemos esperar, quienes no estamos de acuerdo con la política de la cuarta transformación, que en la consulta de revocación de mandato se obligue al presidente a renunciar. Debemos entender que lo mejor que le puede pasar a México y a los mexicanos, es que concluya su mandato y se vaya a su rancho “la chingada”, mismo que, por cierto, ha sufrido innumerables modificaciones con una inversión de cerca de 112 millones de pesos en sus alrededores (para darle mayor plusvalía), de acuerdo con investigaciones de Latinus.
En nuestro país no debemos permitir que sigan gobernando políticos hipócritas, que utilizan la necesidad de la población para hacerse con puestos de representación popular y les permita amasar fortunas de dinero. Los mexicanos debemos organizarnos, despertar y levantarnos en una lucha ideológica que eduque y concientice a los más pobres para decirles que existe una verdadera alternativa para una vida digna.
El Movimiento Antorchista Nacional, por medio de la gestión demuestra que con la lucha organizada es posible tener una vivienda, agua potable, electrificación, escuelas y centros de salud; con esto le dice al pueblo de México que también puede conquistar el poder político para su propio beneficio. Así que, querido lector, ¡organízate y lucha!
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