“Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo”.
Jesús Reyes Heroles
No hay duda de que ésta, como muchas de las sentencias del político mexicano, líder nacional del Partido Revolucionario Institucional, sigue teniendo vigencia como lo estamos empezando a ver y oír en las campañas electorales recién iniciadas hace apenas dos semanas con miras a los comicios del primer domingo de junio de los corrientes; y en las que hasta ahora no se observa ningún cambio sustancial ni en la forma, pero muchos menos en el fondo de hacer política.
En el caso particular de Hidalgo, los electores tendremos que acudir a las urnas a depositar nuestro voto para elegir a los diputados locales que integrarán el Congreso del Estado de la próxima legislatura; además, serán electos los diputados al Congreso de la Unión que representarán al estado en los ocho distritos electorales federales.
El olvido y marginación en que se encuentran los municipios, salta a la vista de todo el que tenga ojos para ver y oídos para escuchar, por lo que no es necesario “quebrarse mucho la cabeza” ni poseer una “inteligencia privilegiada” para darse cuenta de las carencias y necesidades que padecen la gran mayoría; estas carencias ancestrales en que vive la “gente maravillosa”, -como se refería a ella, en campaña, el actual gobernador del estado- debieran constituir un elemento valiosísimo para sensibilizar a los candidatos y descubrir rápidamente la responsabilidad que pesa sobre sus hombros, en caso de que el voto popular los lleve al puesto de poder que buscan; debieran ser elementos valiosísimos y muy útiles para formular un plan de trabajo con el que sin duda convencerían a los electores ganándose su simpatía si se atrevieran a comprometerse y trabajar en serio por resolver, sino todos, por lo menos algunas de las carencias más evidentes e indispensables para garantizar una mejor calidad de vida. Sin duda que una conducta así por parte de los candidatos les garantizaría un triunfo electoral contundente. En los tres municipios se carece casi de todo: en primer lugar la falta de empleo y un salario bien remunerado (cuando llega a haberlos), lo que implica, por tanto, falta de recursos para adquirir lo más elemental para sobrevivir, incluidos naturalmente los alimentos, aún los básicos como el maíz, frijol, aceite, arroz, etc.; faltan centros de salud pero sobre todo medicinas, equipo y personal médico amable, humano y solidario; se carece también de espacios educativos dignos y bien dotados de equipo y material didáctico que facilite la tarea educativa ahora en tiempos de pandemia, pues la falta de conectividad a los servicios de internet y la carencia de equipo aunque sea mínimo, imposibilita garantizar la tarea educativa y el logro de una educación de calidad, ya de por sí bastante mala antes de la pandemia; la infraestructura en materia de caminos y carreteras se encuentra en una situación sumamente deplorable que implica poner en riesgo la vida y seguridad de quienes transitan por toda la geografía serrana.
¿Y qué dicen los candidatos en campaña frente a toda esta lamentable situación? ¿Hay alguna propuesta seria, viable, que responda a las esperanzas de una vida mejor para la población en general? ¿Están haciendo algún compromiso claro, preciso, concreto y confiable frente a sus electores? Hasta ahora, por lo que comentan las familias de las comunidades seguimos escuchando el mismo discurso, me entero de que los candidatos de las distintas fórmulas que contienden en esta justa electoral, no han variado un ápice ni la forma ni el contenido de su quehacer político. Frente al reclamo de los ciudadanos ahora más informados y enterados del acontecer político nacional, estatal y local, pero, sobre todo, más convencidos por las enseñanzas que les ha dado la escuela de la vida a lo largo de ya muchas décadas; de que los han engañado, de que les han prometido y no les han cumplido, de que sólo los visitan en campaña y pasadas las elecciones no vuelven a ver a los que alguna vez fueron como candidatos; cuando algunos de estos ciudadanos se atreven a hacer algún reclamo airado pero respetuoso, no falta quienes se molesten e incomoden a pesar de que saben que la gente tiene razón; todos siguen ofreciendo en sus discursos puras generalidades, que no comprometen a nadie ni en nada, alegando que ya cuando lleguen se verá; cuando algún ciudadano se atreve a plantear con claridad que su voto será para aquel candidato que se comprometa a llevar algún beneficio concreto a la comunidad antes de la elección, la respuesta inmediata es: “no hay recurso”· o cuando más, “que hay que esperar a que el candidato llegue al puesto de poder al que aspira”. Por eso no es extraño escuchar entre los electores estas expresiones: ¿“y entonces qué hacen con tanto dinero de nuestros impuestos que les asignan para sus campañas”?, “sino hacen ahora que quieren nuestro voto, cuando ya estén sentados en la silla, menos”; esto es lo que han aprendido los votantes y quienes se lo han enseñado son los candidatos demagogos que sólo están pensando en gobernar para sí mismos, para sus familias o cuando más para su grupito de amigos. Lamentablemente, las familias campesinas tienen razón.
Sobra insistir en que los ciudadanos en edad de ejercer su derecho al voto están esperando respuestas concretas a sus problemas y mucho más cuando se trata de elegir a los diputados, pues la experiencia les ha dicho a los votantes que a estos nunca más los volverán a ver hayan ganado o perdido la elección. Si los candidatos ahora en campaña, pretenden utilizar a la gente, no se extrañen si la gente les corresponde de la misma manera. A convencer al electorado con planteamientos serios y respuestas concretas a sus necesidades para conseguir un voto razonado o a comprar con dadivas y/o dinero el voto de los electores.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario