La zona sur de Culiacán tiene una carencia importante de escuelas de educación media superior; en toda la zona hay solamente dos escuelas: la Preparatoria Rafael Ramírez (EPRR) y una más. Hay aproximadamente 15 mil familias de diversas colonias del sur de la capital sinaloense que tienen como opción educativa a estas instituciones. Populosas colonias como Los Huizaches, Lázaro Cárdenas, República Mexicana, Costas del Sol, Progreso, Unión Antorchista, entre otras, por años han enviado a sus hijos a la EPRR.
A pesar de que las condiciones de inicio de labores de la escuela de la colonia Huizaches, en el ya lejano año 2000 fueron adversas -nulo apoyo oficial, sin aulas adecuadas, los maestros estuvieron impartiendo clases 4 años sin recibir pago alguno, etc.- la sociedad culiacanense arropó a la institución a tal grado que al día de hoy se cuentan entre sus egresados 1133 jóvenes que han seguido preparándose en el nivel superior, ingresado al mundo laboral, o ambas cosas.
La Escuela Preparatoria Felipe Bachomo EPFB, ubicada en Charay, El Fuerte, es la escuela de este nivel más cercana para 2 mil familias de la zona, mayo-yoremes en su mayoría. Esta tampoco tuvo un inicio fácil en el año 2004; tardó cuatro años para que se reconociera la validez oficial de sus estudios. Han egresado de sus aulas 333 alumnos con certificado de estudios de educación media superior.
Ambas escuelas, impulsadas desde sus inicios por el Movimiento Antorchista a petición de los habitantes de la zonas donde ahora se ubican, son importantes para el desarrollo de la juventud de varias localidades. Entre las dos representan una opción de educación preparatoria para aproximadamente 17 mil familias y han certificado de la mano de la Secretaría de Educación Pública y Cultura (#SEPyC) este nivel de estudios para 1466 alumnos a lo largo de toda su historia, prueba inequívoca de que han servido para el fin para el que fueron creadas.
La Secretaría de Educación y Cultura de Sinaloa está reteniendo el apoyo económico mensual del personal docente y no docente de ambas escuelas que corresponde al mes de marzo de 2022. Hoy, 4 de abril, el personal docente y no docente de las dos escuelas preparatorias debería haber recibido ya el apoyo tal como ocurre al final de cada mes; sin embargo, esto no ha ocurrido, a pesar de que nunca han cesado de funcionar y todo su personal ha estado laborando. Y es que las dos preparatorias, a pesar de contar con clave de escuela particular, no tienen recursos suficientes para pagar a su personal, pues han mantenido cuotas bajas, de las más bajas de todo el nivel medio superior -incluyendo escuelas públicas y privadas en Sinaloa. La preocupación de los fundadores por no cargar el costo del funcionamiento de las escuelas de manera directa a los jóvenes estudiantes y sus familias, hizo que se consiguiera en sus primeros años de funcionamiento un subsidio gubernamental que hasta la fecha sigue vigente y que se renueva año con año. Esto no hubiera sido posible sin la debida justificación social, sin una revisión previa del entorno de las escuelas que orillara al gobierno a apoyar como lo ha venido haciendo a las instituciones mencionadas.
Sin previo aviso, autoridades de la Secretaría de Educación Pública y Cultura del estado de Sinaloa, frenaron el otorgamiento del apoyo, a pesar de estar vigente un convenio para otorgarlo durante todo el ciclo 2021-2022, y ante el cuestionamiento de los directivos de las instituciones, en los primeros días de incertidumbre nadie dio una explicación. Finalmente, una comitiva del personal de las escuelas fue atendida oficialmente en la secretaría pero esta, hasta hoy, sigue sin resolver el problema.
La SEPyC debe reconocer los modestos aportes de las preparatorias Rafael Ramírez y Felipe Bachomo a la educación; que estos se han alcanzado con base en un fuerte compromiso social de sus impulsores, que han puesto esfuerzo y sacrificio para sostenerlas en condiciones adversas desde su fundación hasta la fecha, aun cuando cuenta con un presupuesto muy bajo; que la cancelación del subsidio que estas escuelas perciben sería un atentado contra la economía de las familias hoy beneficiarias de sus servicios, puesto que las obligaría a pagar cuotas más altas, cosa que muchas no pueden hacer. Esto condenaría, sin duda, a la deserción a muchos jóvenes estudiantes.
Y todos estos problemas que entorpecerían o truncarían la educación de muchos sinaloenses estaría impulsada desde el organismo encargado de velar por la educación. Así las cosas. Las autoridades educativas, lejos de prejuicios ideológicos deben ver los resultados concretos de las preparatorias durante los años en que han laborado y, partiendo de estos, apoyar y fortalecer su avance. Ese es su deber y eso es lo que la sociedad demanda. La EPRR y la EPFB están ya insertas en el sistema educativo y han arraigado en el sector social al que sirven, por lo que desarraigarlas no será fácil y habrá una firme oposición ante cualquier intento de debilitarlas.
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