La noticia es de espanto: México se está secando y hay peligro de que nos agobien la sed y los conflictos por el agua. La sequía extrema ha afectado el almacenamiento de las presas, a tal grado que las 210 principales que hay en el país y que almacenan el 92 % de agua de los embalses nacionales, actualmente se encuentran al 51 % de su capacidad.
El problema no sucede solamente en México. La ONU dice que hay “una emergencia sin precedentes a escala planetaria, en la que los impactos masivos de las sequías inducidas por el hombre apenas están empezando a manifestarse” y se basa en datos recientes basados en investigaciones realizadas en los dos últimos años.
“Pocos peligros se cobran más vidas, causan más pérdidas económicas y afectan a más sectores de la sociedad que la sequía”, según el informe Retrato global de la sequía, presentado por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) y publicado para la cumbre del clima COP 28 en noviembre de 2023 en Dubái.
En México, el caso más grave es el del Valle de México, que actualmente dispone del vital líquido para 147 días, de acuerdo con cálculos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), debido a la escasez de lluvias en la temporada pasada y la sequía que azota la región de la cuenca del río Cutzamala, entre Michoacán y Estado de México.
¿Lloverá lo suficiente de aquí a junio para que se recuperen los vasos de las presas?, ¿el sistema Lerma-Cutzamala está llegando a su fin histórico?, ¿qué pasará en el resto del país?
Mis compañeros antorchistas entenderán de inmediato la gravedad del tema; aunque no vivamos en la CDMX, ya no razonamos “ese no es mi problema”, y entendemos que ahí viven el 20 % de los mexicanos que también son nuestros hermanos.
Además, si tomamos en cuenta que la naturaleza es la madre de la riqueza, pero el trabajo es el padre, el Valle de México es el principal motor de la economía mexicana. Aquí se concentra el 20 % de las unidades económicas, el 18 % de la fuerza laboral y se produce el 23 % del PIB nacional. Pues sucede que el centro de nuestro amado país se va a quedar sin agua.
La Conagua advirtió que el nivel de llenado conjunto de las tres presas de almacenamiento del Sistema Cutzamala (El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria) disminuyó de 40.1 a 39.8 % de su capacidad ordinaria en la última semana, es decir, un déficit de 37 % en comparación con el dato histórico del 29 de enero.
Se estimó que será el 26 de junio cuando el Sistema Cutzamala alcance su nivel más bajo, apenas librando el nivel mínimo de operación, esperando que en la temporada de lluvias 2024 se recupere el nivel de las presas. Para lograr eso, ya se tuvo que recortar el suministro que era de doce metros cúbicos (12 mil litros) por segundo, a solamente 9.
Habría que considerar que, en las etapas del mejor funcionamiento del sistema Cutzamala, el suministro era de 16 mil 800 litros por segundo para la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) y representaba el 35 % del suministro total. Hoy solamente representa el 25 %.
¿Lloverá lo suficiente de aquí a junio para que se recuperen los vasos de las presas?, ¿el sistema Lerma-Cutzamala está llegando a su fin histórico?, ¿qué pasará en el resto del país?
No podemos adivinar, pero hay dos cosas que me interesaría comentar. Es un hecho que administrar el agua y revisar las posibles alternativas para complementar el suministro es un asunto urgente, no sólo para la ZMCM, sino en todo el país, pues sin agua no se puede vivir. Es claro que los principales afectados, y por ello los primeros que nos deberíamos preocupar y exigir soluciones, somos todos los mexicanos.
La tarea es colosal, gigante, pero es posible; los mexicanos no sólo sí podemos, sino que ya lo hemos hecho. La prueba de ello es lo que ya está hecho en México en este terreno: las grandes obras hidráulicas que hoy permiten abastecer del líquido a los mexicano; muchas otras obras en todo el país, entre ellas el mismo sistema Lerma-Cutzamala que OXFAM califica de “insostenible gigante”, pero que en su momento fue (y lo sigue siendo) una de las obras más importantes del mundo entero.
Vea usted qué significa esta obra: Es la infraestructura de agua más grande del país; es una de las diez obras más importantes del mundo en su tipo,m; inició su construcción en 1976 y se han tenido tres etapas: 1982, 1985 y 1993; se ha trabajado en el sistema durante 33 años de forma ininterrumpida; se extiende por Michoacán, Edomex y Ciudad de México; es alimentado con agua de lluvia de siete presas; tiene más de 330 km de canales abiertos, túneles y acueductos; cuenta con seis plantas de bombeo y una potabilizadora, 22 mil caballos de fuerza es la capacidad de los motores de sus sistemas de bombeo; la planta potabilizadora filtra una capacidad 500 litros por segundo; el agua es elevada más de mil 100 metros desde Michoacán hasta el Valle de México, pasando por la Torre de oscilación número 5 que se ubica a 2 mil 701 metros sobre el nivel del mar; se consumen dos mil 800 millones de kilovatios de energía eléctrica cada hora para lograrlo.
Los obreros mexicanos hicieron esta portentosa obra y han hecho muchas más con su trabajo colectivo y su sudor. Pero este esfuerzo ha sido encabezado por nuestros gobiernos, no puede ser de otro modo.
¿Cuánto se ha perdido en la corrupción?, ¿qué más se pudo haber realizado con el manejo honesto de los recursos?
Seguramente miles de millones de pesos se han perdido por las malas prácticas de quienes han tenido el privilegio de dirigir al país. Pero eso se puede corregir, los antorchistas lo sabemos, pues ya hemos sido gobierno y hemos comprobado lo que han hecho los gobiernos de los demás partidos, en contraste con lo que hace un gobierno honesto y comprometido, como lo han sido los gobiernos antorchistas.
De todos modos, ahí están las obras, lo que demuestra el gran potencial que tiene la técnica, la experiencia, el esfuerzo y el trabajo de los mexicanos. Y eso mismo explica la verdadera causa del retraso histórico y los pendientes que tiene el gobierno para con los mexicanos más desprotegidos, en las colonias y rancherías marginadas, pendientes que pueden y deben ser atendidos.
No hay obra ni meta que no se pueda presentar, planear, proyectar y realizar para resolver las carencias: es un asunto de voluntad política y nada más.
Este retraso en las obras para el pueblo mexicano, este abandono y falta de voluntad política han crecido con Morena y el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quienes salieron claramente peores realizadores de obras y comprobadamente mucho más corruptos y transas que todos los gobiernos anteriores.
Miles de millones de pesos se han tirado literalmente a la basura (y al bolsillo de empresarios, contratistas y operadores de gobierno) en las fraudulentas, corruptas, innecesarias e inviables megaobras (megacaprichos) de AMLO que no le resuelven NADA al pueblo, y que, por el contrario, han servido de pretexto y pantalla para el robo descarado de los megacorruptos de AMLO y familia; sus desvíos para la compra barata y malosa de votos, mientras los mexicanos siguen sin agua, sin servicios, sin salud ni educación.
Y todo empeorando, pues no sólo se ha dejado de hacer, sino de mantener lo ya hecho y ahí están los desperfectos que resultan de ello, como la caída de la Línea 12 del metro, los problemas de salud por la falta de medicamentos y de inversión en instalaciones, material y personal, y todos los que faltan debido al abandono.
El pueblo puede hacer, pero también puede y debe dirigir, y ya es momento de que vea, también en estos problemas, la evidencia de que es momento de que se ponga al frente del poder político del país para hacer lo que no han querido hacer los poderosos de antes y de hoy. Para eso debe unirse, organizarse y educarse, como se lo propone Antorcha Campesina.
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