MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Si tengo un corazón es para que arda

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Durante mi estancia en los Grupos Culturales Nacionales, he tenido la fortuna de participar en algunas giras por el país. En esta ocasión, viajamos a Baja California con nuestro programa “Bodas de sangre”.

Este es el lugar correcto, porque no buscamos hacernos estrellas y ya; buscamos salir de aquí e ir a trabajar con todos aquellos que lo necesitan, estar donde más haga falta.

Debo decir que esta fue mi primera vez viajando en avión, y ahora que lo hice, fue una experiencia inolvidable, no sólo por ser la primera vez, sino porque sé gracias a quién fue posible y para qué se realizó el viaje: el Movimiento Antorchista, que me ha permitido conocer muchos lugares, algo que siempre he de agradecer.

Siempre he considerado muy importante la reacción del público después de nuestras presentaciones, y acostumbro a analizar sus expresiones y palabras.

En nuestras primeras funciones de esta gira, tuvimos un público que, a mi parecer, era diferente y muy especial (como todos). Eran jóvenes de secundaria y preparatoria con reacciones peculiares ante el montaje, lo que me causaba gracia y una sensación bonita.

Sé que el trabajo que realizamos siempre está, en alguna medida, dirigido a ellos, a los jóvenes que son el futuro de nuestro país. Por ellos debemos esforzarnos más para educarlos y guiarlos, haciéndolos jóvenes conscientes y dispuestos a luchar.

Cada persona del público dejó en mí algo nuevo, algo por hacer y en qué pensar. Se me hinchaba el corazón cada vez que escuchaba la fuerza y la pasión que ponían en las consignas después de cada función, en los aplausos que eran como bolitas de fuego iluminando los auditorios, en las rosas que nos dieron. Cada sonrisa fue para mí muy importante.

En una ocasión, mientras escuchaba las palabras del maestro Ignacio, líder de Antorcha en Baja California, pensé mucho en algo que dijo: 

“Otros grupos culturales también realizan arte, también hacen programas, pero la diferencia es que ellos tienen dinero, tienen los recursos y las estancias para presentarse. En Antorcha no tenemos los recursos, pero lo hacemos a puro pulmón y con mucho corazón, con todo el esfuerzo, porque estamos convencidos de la necesidad de hacer esto”.

Después de escuchar esto, una sonrisa gigante se dibujó en mi rostro, una alegría inmensa me invadió y mis ojos se llenaron de lágrimas, porque sé que estoy haciendo algo por el pueblo, por la gente que lo merece y que lo valora.

Porque más allá de simplemente bailar, puedo sembrar en una niña, un niño o un joven la inspiración de hacer algo. Y no sólo hacerlo por hacerlo, sino hacerlo con conciencia de la causa, con la certeza de que esto nos sirve en la lucha por mejorar las condiciones de vida, de educación y las oportunidades para el arte y la cultura, que han ido disminuyendo al convertirse en una mercancía más, sin permitirle al pueblo disfrutarlo plenamente.

Este es el lugar correcto, porque no buscamos hacernos estrellas y ya; buscamos salir de aquí e ir a trabajar con todos aquellos que lo necesitan, estar donde más haga falta.

Estoy agradecida con todos los compañeros de Baja California por las atenciones, por el cariño y por todo lo que significó habernos recibido. Sé que el trabajo desde cada una de nuestras trincheras es difícil, que con esfuerzo hemos logrado mucho y que aún nos falta más por hacer.

Ahora, después de una semana de funciones y descubrimientos, regreso más convencida de que nuestro trabajo es fundamental, y que debemos mejorar cada día, no solo artísticamente, sino también políticamente. Debemos ser artistas conscientes de nuestra lucha, del arte que realizamos, y entender que este no es ni será nunca ajeno al pueblo.

Gracias, compañeros de Tijuana, Ensenada, Mexicali y Tecate. Gracias, porque siempre hemos demostrado que, a pesar de no conocernos y quizá nunca habernos visto antes, nos unimos y nos abrazamos como hermanos de lucha. Porque sí: somos un solo hombre y un solo ideal. Gracias por la comida, las palabras y los abrazos. ¡Gracias!

Me llevo todas sus palabras bonitas y su ejemplo de lucha y resistencia, no sólo como un sentimiento en el corazón, porque, como alguien bien dijo, el sentimiento muchas veces es fugaz, sino como una razón más para luchar y seguir aquí. ¡Gracias, Antorcha! ¡Gracias, Baja California!a

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