El 8 de septiembre de cada año se conmemora el Día Internacional de la Alfabetización para recordar la importancia de la formación como factor de dignidad y de derechos humanos, así como para logar avances en la agenda de alfabetización con miras a una sociedad más instruida y sostenible.
Pero, detrás de esta celebración tan sustancial, hay un aspecto tenebroso y alarmante en México que quisiera mencionar y que, en la realidad, se ha ocultado en los últimos años. Se trata de la crisis académica provocada por la covid-19 que dejó trastornos sin precedentes en el aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas, acentuando las desigualdades en cuanto al acceso a oportunidades de alfabetización significativas (UNESCO, 2021).
En nuestro país, 32 millones de mexicanos no han terminado la primaria o la secundaria, dentro de ellos hay 6 millones de mexicanos principalmente mujeres que no saben leer ni escribir, lo cual los condena a vivir en un mundo oscuro y sin oportunidades para desarrollarse en el ámbito académico. Aunque las tasas de analfabetismo ya eran altas, en los últimos 4 años de este gobierno se han agudizado por consecuencia de la pobreza y desigualdad que se vive diariamente, aunado de las malas políticas que ha establecido la 4T que nunca priorizó a la educación y no ha aplicado los recursos necesarios en infraestructura, espacios deportivos, culturales, tecnológicos; sin lugar a duda, no han hecho más que empeorar esta situación.
Respecto a la niñez, de los 28 millones 878 mil 851 niñas y niños mexicanos menores de 17 años, el 8.9 por ciento no asiste a la escuela. Más que una casualidad, como lo dice el presidente de la república en sus mañaneras, es una causa de desigualdad y falta de acceso a una calidad de vida digna, así como también se le atribuye a la falta de apoyos por parte de las mismas autoridades federales de gobierno y de la misma Secretaría de Educación Pública (SEP).
Realmente a los morenistas no les interesa ni en lo más mínimo la educación del pueblo mexicano, ya que desde sus inicios en el poder, se han dedicado solamente a velar por sus intereses como partido y a enriquecerse de manera descarada en casos muy particulares.
Andrés Manuel López obrador y Delfina Gómez, en 4 años siguen sin diseñar un plan educativo aterrizado a las necesidades de este país que beneficie a los alumnos a aumentar el aprendizaje crítico, científico y significativo, abandonando totalmente a este sector tan importante. Definitivamente esta administración ha hecho todo lo opuesto a lo que prometió, ya que desde que llego al gobierno no ha hecho más empeorar un sistema que ya se encontraba en agonía, eliminando programas alternativos que beneficiaban a millones de familias como, por ejemplo: el de Escuelas de Tiempo Completo, que dejó a niños sin alimentos y sin estudios, privándolos de la manutención y aprendizajes académicos.
Realmente hay un foco alarmante en esta situación, queridos lectores, puesto que en pleno siglo XXI y con todas estrategias creadas y aplicadas por los docentes que se esmeran día a día en las aulas, siguen en aumento el número de alumnos que pasan de un grado a otro, o en el peor de los casos, brincan a nivel de primaria a secundaria o bachillerato, pero no saben leer, escribir ni realizar operaciones básicas de matemáticas.
A mi parecer, se debe de actuar de manera analítica e inmediata a este problema para reducir los índices de analfabetismo, como el trabajar en el aumento de los indicadores de bienestar social en toda la población y no a actuar de manera irresponsable con sus discursos huecos llenos de mentiras que solo pintan de manera bella todo lo malo que se esconde detrás de la realidad.
En Antorcha Magisterial Nacional, exigimos que se vea de manera consiente el problema del rezago estudiantil, y por consecuencia erradicar el analfabetismo entre nuestros estudiantes, implementando estrategias y programas que sean acordes y accesibles para todos, de lo contrario, de nada servirá conocer los datos del número de estudiantes que se encuentran rezagados de parte del INEGI.
No podemos dejar esto a la deriva; padres de familia, maestros y sociedad en general, y seguir como si nada estuviera pasando, ya que al andar de los años la factura llegará y el futuro de la educación en México se verá dañada de una manera irreversible.
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