Con el lema: “por el bien de todos, primero los pobres” se dibujó una grata esperanza en los anhelos más sentidos de 30 millones de mexicanos qué, como los cantos de sirena que se cuenta en la mitología griega, el pueblo más pobre de México quedó hechizado, y entrego su voto a ciegas, confiado en el discurso de una campaña de más de 18 años continuos, que prometía mejorar la economía de todos, al combatir la corrupción, que, según Andrés Manuel López Obrador, es el principal flagelo de nuestro país y principal causa de un pueblo empobrecido, abandonado en las garras de la miseria y la ignorancia, sin que nadie se ocupará de frenar el saqueo de las riquezas del país.
Si bien, dicen los refranes populares que se han forjado en el yunque de la experiencia cotidiana; “prometer no empobrece, dar es lo que aniquila” Y hoy se confirma a la vez, que, “nadie puede servir a dos amos, porque con uno queda mal”. Ya, en un artículo anterior decía yo, porque Morena, no es un partido político que represente los verdaderos intereses de los pobres. Veamos.
La superestructura política de esta sociedad capitalista, conocedora del hartazgo social que se vivía, y temerosa de un desbordamiento social incontrolable, ya que, cada día se agudizaban más los reclamos populares, contra todos los niveles de gobierno; aunado, el reclamo de nuevos sectores económicos del país marginados de participar del pastel económico de la riqueza nacional, decidieron un grupo potentado, apoyar el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, como una oportunidad para hacerse de la rebanada del pastel que se les había negado. El grupo político y económico en el poder, que había probado la alternancia política PRI-PAN; y ante esta coyuntura de crisis social, cedieron mañosamente la estafeta a nuevos políticos para que representarán sus intereses económicos; como siempre ha sucedido, que de por sí, exigía un mayor espacio en la vida política del país y esto servía a la vez, como un amortiguador social, para desinflar el clamor de la gran mayoría de mexicanos que cada día manifestaba con más ardor, la solución de sus demandas, tanto del campo como en las grandes manchas urbanas de la ciudad, que cada día reclamaban solución a sus necesidades más apremiantes; es decir, más obras y mejores servicios como el agua potable, electrificación, mejoramiento de vivienda, medicamentos en los centros de salud, y otros más.
Una muestra palpable de lo dicho anteriormente, es la cancelación del proyecto aeroportuario de Texcoco, que beneficiaba a un sector económico contrario al proyecto de la 4ªT, que fue acusado de corrupción, y bastó para iniciar un nuevo proyecto en Santa Lucia.
Y, ¿que hay de los pobres que usó cómo estandarte de campaña? A dos años de gobierno de la 4ªT. ¿Tenemos realmente mejores condiciones de vida, como se nos prometió? ¿Cada día, son menos los pobres? De algo estamos seguros, la pandemia del Covid-19 se a llevado a la tumba a más de 215 mil mexicanos, y otros tantos más por otras enfermedades tratables, según datos de la Secretaria de Salud. Y otros muertos, víctimas de la inseguridad. ¿Será?, ¿A esto se refería el Gobierno de la 4ªT, cundo dijo: “¡Nos cayó como anillo al dedo!”?
Pero, fiel a su promesa de campaña, para el Presidente, todo es tratado con la lupa de la corrupción, y sin probar nada, acusó y acusa de corrupción a todo las instituciones establecidas, producto de un lento avance de la democracia mexicana. Si esto choca con sus intereses autoritarios, no importa si es un programa que beneficiaban a sectores de poblaciones más vulnerables, que prometió velar por ellos, el racero es lo mismo; ante está campaña de desmantelamiento de las instituciones que lleva a cabo, a desaparecido programas como las guarderías; comedores comunitarios; el ramo 23; más de 111 fideicomisos, entre ellos, deja en el abandono al desarrollo de la ciencia y la tecnología; el FONDEN (fondo Nacional de Desastres Naturales); y lo más reciente, el ataqué frontal al INE (Instituto Nacional Electoral) y al Poder Judicial de la Federación, en su afán obsesivo de controlar a su arbitrio todo, ¡todo!, atropellando a su paso nuestra Carta Magna, rectora de la vida social del pueblo mexicano.
Ante el desvarío del gobierno de la atonombrada 4ªT, las fuerzas políticas del país deben unirse para hacer un frente común contra el Poder Ejecutivo; para crear un contrapeso en la Cámara de diputados, donde los morenistas son mayoría ahora, y apoyan al presidente, con sumisión, como empleados suyos, y se olvidan del pueblo que les confió su voto para velar por ellos. La alianza “Va por México” “PAN, PRI, PRD), por ahora, es la mejor vía para detener un gobierno autoritario, que no está cumpliendo con su promesa de campaña. Este 6 de junio, el pueblo tiene que salir a votar por la alianza, votar por un cambio, para rectificar el rumbo de nuestro futuro, el rumbo de nuestro país. Estamos a tiempo. Por cierto, “Felicidades a todos los niños por su dia social”
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