Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió, una vez más, a la relativa estabilidad del peso mexicano frente al dólar, como un logro de su administración. Afirmación que cabe resaltar es falsa.
El mandatario señaló que, durante su gobierno, el peso mexicano no se ha depreciado, como en otros tiempos, algo que según sus datos no sucedía en décadas, desde la época de los años setenta del siglo pasado.
Pero según los expertos en la materia, los tres años de la presente administración han sido de depreciación cambiaria; en el año 2019 la depreciación del peso fue en realidad muy modesta, de apenas 0.28 por ciento. En 2020, el golpe de la pandemia reflejó un fuerte ajuste para el peso mexicano y le generó una caída de 17.04 por ciento. Finalmente, en este 2021, la depreciación del peso en los tres trimestres que ha recorrido el año es de 3.46 por ciento. Tres años y tres periodos de pérdidas del peso frente al dólar.
La información oficial del Banco de México es muy clara, según sus datos, el tipo de cambio inicial de la administración en curso fue de 20.45 pesos por dólar y al treinta de septiembre de 2021 la cotización quedó en 20.64. Pero, si consideramos el punto máximo y mínimo del precio del dólar en el periodo que analizamos, existe una variación de 35.48 por ciento, esta cifra demuestra que no hay un tipo de cambio estable.
Pero además el mandatario no aclara que si el desplome no fue más drástico se debe a que Estados Unidos protegió su economía y la de sus principales socios comerciales, como es el caso de México, a través de la FED (que es su sistema bancario central, cuyo objetivo es tomar decisiones de política monetaria del país, supervisar y regular instituciones bancarias, mantener la estabilidad del sistema financiero, etc…) organismo que puso a disposición de Banxico una línea SWAP por hasta sesenta mil millones de dólares; todo un flujo de recursos que funcionaron como “escudo protector” para la divisa mexicana.
Para lograr la estabilidad de la que habla López Obrador, se necesitan cumplir dos condiciones, además de los años que tendrían que pasar para decir que tenemos el mismo fenómeno.
Primero. Una estabilidad absoluta del tipo de cambio, es decir un periodo largo de tiempo, como lo fueron aquellos 36 años de una cotización fija de 12.50 pesos por dólar.
Segundo. Cero mecanismos de “intervención” cambiaria foráneos, como los que hoy existen con la FED.
Como no es así, estamos nuevamente ante el México ilusorio de López Obrador, quien se empeña en hacer creer que las cosas están bien y que los mexicanos debemos confiar ciegamente en su discurso.
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