MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tabasco pierde por cierre de 628 escuelas de tiempo completo

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La decisión que tomó la Secretaría de Educación Pública (SEP), de destinar los recursos que el Gobierno federal aplicaba en Escuelas de Tiempo Completo para infraestructura escolar dentro del programa La Escuela es Nuestra (LEEN), dejó sin horario ampliado, sin clases complementarias de educación física, artes, lengua extrajera y sin alimentación a 3.6 millones de niños que están en los niveles educativos de preescolar, primaria y secundaria.

En el caso del estado de Tabasco, participaban en este programa 628 escuelas ubicadas, todas ellas, en zonas rurales y urbanas de alta marginación, lugares en los cuales, además de carecer en muchos casos de los servicios públicos elementales, se concentra población en pobreza y madres de familia que tienen que salir a trabajar para sacar adelante a la familia. Esto significa pérdidas para las familias y para el desarrollo social y económico de la entidad.

Por dar unos ejemplos, las localidades de Monal, Cedral, La Manga, de zonas urbanas o conurbadas a Villahermosa, así como Aztlán o poblaciones aledañas a la zona indígena de la Villa Tamulté de las Sabanas, en el municipio Centro; lugares como Belem, los Bitzales, Ramón Grande, en el municipio de Macuspana. Allí, las familias perdieron el beneficio que les representaba el programa de las Escuelas de Tiempo Completo.

No es casual que esas escuelas estuvieran ubicadas en esas localidades, al contrario, fueron elegidas precisamente por los criterios de pobreza y marginación imperantes en ellas, como un mecanismo nivelador que le permitiera a los alumnos cursar sus estudios en condiciones similares a otros que viven en condiciones menos desfavorables.

¿Qué tanto cumplían dichas escuelas con ese propósito nivelador? El programa fue motivo de diversas evaluaciones de la propia Secretaría, así como de evaluaciones externas, como la del CONEVAL o la UNESCO, y en todos los casos la conclusión fue que los resultados eran positivos puesto que redundaban en un mayor dominio de los alumnos en los campos de las matemáticas y el lenguaje que han sido la principal deficiencia de la educación en México. El programa de Escuelas de Tiempo Completo, fue, en suma, un programa exitoso.

¿Por qué, entonces, la SEP suprimió este programa? Porque el Gobierno federal, y particularmente, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador tiene otras prioridades; es decir, cosas que, a su juicio, importan más, mucho más que la educación de los niños más pobres de México.

Miles de millones de pesos han sido destinados a proyectos como el Nuevo Aeropuerto, mismo que usarán los empresarios, comerciantes ricos o clase medieros y turistas nacionales y extranjeros; miles de millones se van al Tren Maya, otra obra cuyos usuarios serán del mismo nivel socioeconómico y no precisamente los indígenas mayas, marginados por cientos de años de todo desarrollo.

Porque prefiere afectarse a los más pobres, quitándoles, quizás, el último programa eficiente en educación que les queda, antes que tocar con el pétalo de una rosa, los intereses de los grandes empresarios que hacen sus inversiones en las obras mencionadas: Carlos Slim. Grupo ICA, etcétera. Hoy, como en los tiempos del viejo PRIAN, las afectaciones de los recortes van sobre los más pobres.

Pero hay una razón más, porque López Obrador carece de una visión estratégica de largo plazo que permita a futuro sacar a México del rezago científico, tecnológico y económico en el que se encuentra y que es peor desde que él tiene en sus manos al Gobierno mexicano.

Todo el mundo está de acuerdo en que vivimos en la era del conocimiento y que los países que saldrán adelante en la competencia internacional son aquellos que tengan una educación de calidad y un desarrollo científico y tecnológico de punta que les permita crear,innovar, transformar la propia realidad social. En esa competencia están enfrascados los países más desarrollados del planeta.

Pero en México, López Obrador sigue pensando en que una carretera de calidad la puede hacer tan bien un trabajador del campo, que un ingeniero especializado en el ramo; es decir, el mandatario recurre al desprecio profundo por la ciencia, por el desarrollo tecnológico, por el pensamiento crítico e independiente y, por tanto, es un desprecio profundo también hacia la educación de calidad.

La desaparición de las Escuelas de Tiempo Completo es una decisión regresiva más de López Obrador que se suma a la disminución del presupuesto de las Universidades Públicas y del CONACYT para poner en su lugar universidades patito, improvisadas y conocidas como universidades Benito Juárez.

Por todo lo anterior, la movilización frente al palacio de gobierno de Tabasco que protagonizaron estudiantes en defensa de las Escuelas de Tiempo Completo no solo es un acto valiente de justicia para los alumnos más pobres y vulnerables, sino también una defensa del futuro de México. Los aplaudo y celebro.

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