Mucho se ha dicho sobre Tecomatlán, Puebla; mucho se ha hablado y escrito. No puedo afirmar o negar si ha sido en la justa medida; sin embargo, hay algo que quiero resaltar de este municipio enclavado en la Mixteca Poblana.
En un reciente recorrido que hizo un grupo de periodistas de la región, donde platicaron con jóvenes, autoridades estudiantiles, gubernamentales y vecinos de la cabecera municipal, todos coincidieron en algo: la democracia participativa en el pueblo organizado ha sido un factor importante para el desarrollo del municipio.
En primer lugar, la organización social de los habitantes de Tecomatlán permitió hacer frente al cacicazgo hace más de cinco décadas y, posteriormente, sacudírselo de encima para tomar ellos en sus manos el poder político y con ello, el destino de su gente. Desde la primera administración de un gobierno antorchista la gente ya tenía definido qué es lo que quería para su municipio, una vida digna para ellos y sus familias.
La cohesión de su gente y el trabajo colectivo ha sido motor en las décadas de lucha de los tecomatecos un factor que les ha permitido alcanzar tal grado de desarrollo que en 2013 fue finalista del certamen City to City Barcelona FAD Award, por su “capacidad de transformación, simplicidad, trascendencia, innovación, capacidad de anticipación, componente social, perdurabilidad y sostenibilidad”.
Es decir, el proyecto político de los tecomatecos ha rendido importantes frutos porque las diferentes administraciones municipales se ciñen a este, el cual es sostenido y cobijado por el propio pueblo, que propone, opina y actúa a través de la democracia participativa.
Dicho proyecto no sólo busca mejorar la calidad de vida de la gente, sino que ha logrado gracias a la inversión directa en atención a sus necesidades, es decir, se ha atendido sus necesidades, no solo las elementales, por ejemplo, cuenta con un Hospital Integral que atiende, incluso, a personas que vienen desde estados vecinos como Guerrero, Oaxaca, además de los municipios cercanos; existe una importante cadena educativa que va desde la Ludoteca hasta un Instituto Tecnológico y una Normal Superior; se ha brindado a la población servicios básicos como agua potable, drenaje sanitario, energía eléctrica, pavimentación de sus calles, alumbrado público, por mencionar algunos.
No sólo eso. También cuenta con espacios dignos para una sana recreación de su gente, como la Unidad Deportiva “Wenceslao Victoria Soto” que incluye pista de atletismo, campo de futbol soccer, canchas de baloncesto, de voleibol, así como canchas de futbol rápido; un auditorio municipal para diversas actividades públicas, el Centro Recreativo Ixcóatl, una casa de cultura, así como áreas verdes como el parque infantil, el importante parque Xochicalli y la Alameda.
Todo esto ayuda a elevar considerablemente la vida de las personas porque las autoridades municipales atienden las necesidades que le competen y no andan regalando dinero mediante programas de transferencia monetaria directa, por el contrario, existe una estrecha relación entre las autoridades y el pueblo, o que permite un constante trabajo de politización y organización.
Con esto, se demuestra que el proyecto de nación, que se implementó en Tecomatlán, es perfectamente viable y posible. Para ello se requiere de una clase política emanada de las entrañas del pueblo, y que este sea una parte actuante en la revisión y exigencia para que se cumpla con lo establecido por la ley y se atiendan los intereses y necesidades de la sociedad. Construir una sociedad más justa y equitativa en nuestro país es perfectamente realizable, Tecomatlán es muestra de ello.
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