El 23 de julio de 2021 comenzaron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aplazados por la pandemia de covid-19. Hasta el momento, la delegación mexicana formada por 163 deportistas, lamentablemente, ha tenido un pobre desempeño: colocados en el lugar 77 del medallero olímpico con tan solo tres medallas de bronce. Recordemos que la mejor participación de México la obtuvimos en casa, en 1968, conquistando nueve medallas: tres de oro, tres de plata y tres de bronce; en Río de Janeiro, Brasil, en 2016, nos situamos en el lugar 61 del medallero general con cinco preseas, ninguna de oro, superados por Etiopía y Georgia. A nivel Latinoamérica quedamos debajo de Brasil, Cuba, Colombia y Argentina.
Después de 53 años del México 68, nuestra participación en las justas olímpicas va de mal en peor. En un país de más de 125 millones de habitantes, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) es de 1.04 bdd y que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), al finalizar el 2020 se encontraba en el lugar número 16 a nivel mundial en producción de riqueza, no ha podido consolidarse como una nación próspera y vigorosa cuyos niveles de desarrollo se reflejen en importantes ámbitos de la vida nacional como lo es el deporte y, por tanto, en su participación en competencias internacionales como lo son los Juegos Olímpicos. Mejor Cuba, país latinoamericano que tiene 11.33 millones de habitantes, que sufre un injusto bloqueo económico, comercial y financiero por más de medio siglo por EE. UU., en estas justas olímpicas de Tokio se posiciona ya dentro de los 15 mejores con 12 medallas: cinco de oro, tres de plata y cuatro de bronce.
El deporte no ha sido prioridad para el Gobierno mexicano; no ve en esta práctica que permite el sano desarrollo de los individuos, las comunidades y la sociedad en su conjunto, una alternativa para mejorar paulatinamente la adversa realidad que nos azota a todos y que cada día se vuelve más insostenible. Prefieren recortar presupuestos y desaparecer fideicomisos que pagaban becas a medallistas olímpicos. Desde el Gobierno de Enrique Peña Nieto la inversión en el deporte bajó dramáticamente ya que de los 7 mil 179 millones de pesos destinados en 2013, se redujo hasta los 2 mil 218 millones en 2018, ¿qué podemos esperar ahora que se han recortado todos los rubros ciencia, salud, infraestructura, cultura, deporte, educación, etcétera, etcétera?
El presupuesto 2021 para la atención al deporte disminuirá 108 millones de pesos, un 3.88 por ciento en comparación al 2020; y si eso fuera poco, la directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), Ana Gabriela Guevara, medallista olímpica en Atenas 2004 y diputada federal por el Partido del Trabajo (PT), pidió que 101 millones de pesos resguardados en el Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar) fueran enviados a la Tesorería de la Federación, es decir, que los recursos destinados al pago de becas deportivas justificadas en la Ley de Estímulo y Fomento del Deporte, pasaron a financiar parte de los programas sociales electoreros del Gobierno federal.
Es imperante que nuestras autoridades, de todos los niveles, volteen a ver al deporte como prioridad ya que por medio de esta importante actividad se puede desarrollar más y mejor el espíritu con el que nacieron los Juegos Olímpicos: el desarrollo personal y la paz mundial a través del deporte. Y no tenemos que ir muy lejos para comprobarlo, esto se puede ver reflejado en cada comunidad, municipio, estado y, claro, como país. Debemos devolverle al pueblo lo que siempre le ha pertenecido pero que desde hace muchos años se le ha negado: poder desarrollarse íntegramente con los recursos económicos que son del pueblo y que el Gobierno está obligado a administrar correctamente para garantizar el bienestar común.
El esfuerzo que han hecho nuestros deportistas en Tokio es grandioso, ya que sin tener el suficiente apoyo por parte de las autoridades deportivas, muchos de ellos tuvieron que invertir su propio dinero y, además, realizar actividades económicas para obtener los instrumentos, equipos y condiciones necesarias para prepararse y poder viajar a tan esperados Juegos Olímpicos; en algunas disciplinas superando su marca personal, en otras clasificando dentro de los 10 mejores donde jamás lo habíamos logrado. Con capacidad y talento humano contamos, lo que se requiere en nuestro país es que se promueva e impulse el deporte en serio, podemos ser potencia mundial si se le invierten recursos humanos y económicos, si se dejan de lado los intereses mezquinos de unos cuantos y se diseñan políticas públicas que en verdad beneficien al pueblo de México, como invertir mucho más presupuesto al deporte y darle mejores condiciones a todos nuestros atletas de alto rendimiento. Creo que el pueblo de México se lo merece.
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