Todos los victorenses que realizan día con día su recorrido para llegar a sus trabajos y de regreso a sus domicilios, saben de las dificultades que presentan las unidades de transporte o mejor conocidos como microbuses, lo difícil que resulta transportarse por este medio, y la tan lamentable atención que los gobiernos han prestado a este tema.
El problema inicia cuando los usuarios tienen que salir como mínimo dos horas antes, para poder esperar en la parada a la unidad con la esperanza, primero de que pase la unidad y segundo de poder encontrar un asiento vacío (esto sucede casi siempre en la hora pico), a esto se atribuye que los usuarios están ligados a regresar a un horario estricto, establecido por el servicio público debido a la falta de unidades y el tiempo que hacen entre ellas.
Por si esto no fuera suficiente, se tiene que soportar el hacinamiento. Un microbús cuenta como mínimo con 25 asientos, pero para que el viaje valga la pena, puede tener capacidad de hasta 30 pasajeros, sin importar si vayan de pie o sentados; el tiempo de espera del transporte entre una unidad y otra, muchas veces es de hasta media hora o una hora completa, sumado a esto el recorrido que es como mínimo 40 minutos para cualquiera de las colonias más alejadas, además el deterioro de las calles, “razón” por la que el transporte no tiene el mantenimiento adecuado de los microbuses.
En cada cambio de estación los usuarios deben soportar de todo, por ejemplo: en tiempo de calor, los usuarios están obligados a sufrir largos recorridos soportando el hacinamiento, el sudor y todo lo que se imagina; en tiempo de lluvia, soportar que se encuentre un asiento sin agua y tener precaución de no sentarse y mojarse la ropa, algo que resulta incómodo y molesto, porque en la mayoría de las unidades entra el agua; en tiempos de frio extremo, el aire se cuela entre las orificios, una serie de problemas que tienen que sufrir los victorenses y del que poco se habla.
Con todos estos problemas, también resalta el de los choferes, quienes sufren los altos costos del combustible y la poca retribución que esto significa para el chofer y los concesionarios, además de la falta de apoyos de los tres niveles de gobierno para atender las demandas como la restauración de calles, es preciso recordar que ellos fueron los principales afectados cuando llegó la pandemia, por la falta de afluencia de personas, sobre todo de estudiantes, quienes son los principales clientes.
De este problema resultaron varias movilizaciones a Gobierno del estado, pero las medidas tomadas no lograron mantener el trabajo de los afectados, quienes por necesidad tuvieron que optar por otros trabajos informales, a pesar de ya pertenecer a uno. Con esto también sucedió la eliminación de varias rutas que debido a la pandemia, la poco entrada de ingreso y la delincuencia, dejó de funcionar.
Pero de esta dificultad poco se ha planteado una solución, y por el momento tal parece que poco se hará por resolverse, el principal motivo es el desinterés que resulta por atender los verdaderos problemas del pueblo mexicano, pues estos poco o nada interesan al gobierno. Es por eso, que los victorenses y todos los tamaulipecos, deben saber que la única solución es la organización y la exigencia de que se resuelvan los problemas, pues solo así se podrá atender el problema real.
La organización de cada uno de los mexicanos, es pieza fundamental para construir el México que todos necesitamos y que todos queremos, donde exista una patria más justa y más equitativa para todos, de otra forma serán siempre los mismos quienes se aprovechen del trabajo de todos los que se esfuerzan en construirla y de fabricarla: seremos los mexicanos de a pie.
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