Estimados conciudadanos. El momento que nos ha tocado vivir en este 2021 está lleno de sobresaltos, pues vivimos problemas cada vez más peliagudos. Aquí va una pequeña lista de esos problemas:
Falta de empleo. Casi cien mil poblanos no pueden acceder a un empleo formal. La falta de empleo es la causa principal de la emigración de poblanos a Estados Unidos. Actualmente viven ahí unos 2.5 millones de paisanos.
Bajos salarios. Tres de cada diez trabajadores formales (878 mil) apenas ganan un salario mínimo, o sea, 141 pesos diarios, menos de mil pesos semanales. Eso no alcanza para cubrir ni siquiera las necesidades alimentarias de una familia, menos para la compra de ropa, calzado, y mucho menos para mejorar la vivienda.
Falta de inversión en obras públicas. Pueblos y colonias carecen de obras de infraestructura. Falta alumbrado público, agua potable, pavimentación. Faltan hospitales, escuelas, etc.
La delincuencia crece rápidamente. En camiones, combis, taxis, o en la calle, y a plena luz del sol, la ciudadanía es víctima de los ladrones. Los pequeños comercios están desamparados ante los delincuentes.
Drogadicción, alcoholismo. Estos terribles males son productos de la pobreza y la ignorancia. Son causa y consecuencia de que los gobernantes son insensibles a los problemas de la sociedad.
Con esta lista, creo que es suficiente.
Ahora repito la pregunta que encabeza estas reflexiones: ¿Un empresario vendrá a salvarnos? Mi respuesta es un ¡no!, rotundo. Tenemos que darnos cuenta que, por nuestra ignorancia política siempre apoyamos a personajes ajenos a nosotros para los cargos de elección popular. Por ejemplo, elegimos como presidentes municipales a dueños de rutas camioneras, o a terratenientes, o a hoteleros o dueños de cadenas de restaurantes. ¡Y pensamos que nos ayudarán a resolver nuestras necesidades! Eso no sucede, y si algún apoyo recibimos, es como limosna, y la razón es sencilla: ellos no son de nuestra clase social.
Ellos buscan los cargos públicos porque a través de esos cargos podrán incrementar sus negocios, encontrarán nuevos socios y, en pocas palabras, incrementarán sus fortunas. Pero nada que ver con lo que nosotros como clase trabajadora y llena de carencias, esperamos de un gobernante.
En el caso de los diputados ocurre lo mismo. Si los candidatos son gente que se dedica a los negocios, a las empresas de cualquier tipo, ¿ustedes creen que llegarán a la diputación para buscar cómo resolver nuestros problemas? Está claro que no. Su primera preocupación será incrementar sus fortunas mediante la búsqueda de nuevos socios, nuevos contratos. Usarán esa representación para saltar a un nivel más alto en el mundo de los negocios.
En todos los casos, estoy hablando de que se usan los cargos públicos para beneficios fundamentalmente personales o de grupo, pero de grupo selecto.
En el mejor de los casos, estos personajes, ajenos a nuestros problemas, tratarán de pasar desapercibidos, gozando tranquilamente de sus jugosos sueldos. Al término de sus tres años de “representante popular”, habrán incrementado sustancialmente sus cuentas bancarias. ¿Y beneficios para sus representados? Pues, “si te vi y algo te prometí, ni me acuerdo de ti”. Si no me creen, hagan el siguiente ejercicio: 1) digan quién es el actual diputado federal del Distrito 13 de Puebla, 2) mencionen dos o tres leyes que propuso en el Congreso para la defensa de los habitantes del Distrito y 3) mencionen unas cuatro o cinco acciones que ha realizado a favor de su Distrito.
Hay que ponernos vivos. El partido Morena, que según dice, está libre de todo pecado de corrupción y “se preocupa por los pobres”, ha puesto como candidato a la Diputación Federal 13, al empresario Mario Miguel Carrillo Cubillas. Este señor es dueño y representante legal de la empresa “SIGMA CONTRACTING S.A. DE C.V.”. Una de sus responsabilidades es buscar obras públicas que construya su empresa. En el gobierno de Miguel Barbosa, este exitoso empresario es, o fue, hasta hace unas semanas, subsecretario de Infraestructura, con lo que él, mejor que nadie, tiene acceso a las obras que se van a realizar, y ahí está, listo para que su empresa gane esas obras… ¡Negocio completo!
Pensemos: ¿será buen diputado si gana el Distrito 13? ¿Estará preocupado por la suerte de los trabajadores, o su prioridad será su empresa constructora? ¡Razonen su voto, no lo vendan!
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