El Covid-19 es una nueva enfermedad causada por un nuevo coronavirus, existen muchos tipos de coronavirus humanos, incluidos algunos que conocemos y que comúnmente causan enfermedades leves en las vías respiratorias. Pero este nuevo coronavirus no se había visto antes en seres humanos. El pasado 11 de febrero recibió el nombre de coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo-grave (SARS-CoV-2), por el Comité Internacional de Taxonomía de Virus, encargado de asignar nombre a los nuevos virus; este virus está relacionado con el SARS (SARS-CoV) que causó el síndrome respiratorio agudo grave (SRAG) en 2002-2003, sin embargo, no es el mismo.
En estas últimas semanas hemos visto cómo entre la población, ha ido aumentando la preocupación por este virus de origen asiático; desde que se confirmaron los primeros casos de Covid–19 en el país, el pasado 27 de febrero, apareció la primera persona que dio positivo al virus, aunque todos pensábamos o lo creímos un caso aislado, que no pasaría de ahí, en todo caso era apenas una sola persona infectada, y en un país que tiene más de 120 millones de habitantes como el nuestro, eso era una aguja en un pajar, o por lo menos eso creímos, pero dos días después se confirman dos casos más en diferentes lugares del país, y fue entonces cuando empezamos a darnos cuenta (algunos) de que nos enfrentamos a un problema real.
Los casos por contagio del Covid-19 en nuestro país se están incrementando día a día exponencialmente, y a más de un mes de que apareció en México el primer caso positivo, nos dimos cuenta de cómo al gobierno federal le era indiferente la pandemia, así también, que el discurso oficial difería de las acciones que por un lado se decía que teníamos que tomar medidas, pero por otro lado nos invitaban a salir, nos daba a entender que "aquí no pasa nada", que aquí no pasaría como en China o en Italia. El gobierno encabezado por López Obrador le confía nuestra salud y la de millones de mexicanos, a una estampita religiosa, a un dólar y a un trébol de 4 hojas. Lo que necesitamos para nuestro país es cambiar el modelo económico capitalista que impera actualmente, y que está demostrando que no tiene capacidad para responder ante contingencias de esta magnitud.
La fase tres en la que se encuentra en Italia y que al paso que vamos, estamos próximos a llegar, será algo que nunca hemos vivido y para lo cual ni nosotros como individuos, pero tampoco el país, estamos preparados. Italia, desde los primeros casos confirmados, se ha declarado en cuarentena en la que todos sus habitantes están recluidos en sus casas, con la policía resguardando para que nadie salga, solo tienen permitido salir para hacer las compras de medicina y comida o para alguna emergencia. Esto solo se puede lograr con una economía pujante como la de Italia, porque declarar en cuarentena a todo un país con una población que es la mitad de la nuestra (más de 60 millones), implica garantizarle a la población la solvencia económica, equipar las instituciones de salud para aislar y tratar a pacientes contagiados, personal médico capacitado para atender a todos los que presenten síntomas. ¿Será capaz de hacer eso nuestro país?, ¿Será capaz de garantizarle el sustento de todo un mes a todos esos trabajadores y sobre todo a la población económicamente activa que vive del comercio informal?, sin mencionar a los desempleados, ¿Será capaz de adquirir el equipo médico y equipar a todos los hospitales necesarios para controlar esta pandemia?
Para estos grandes retos que se nos presentan y los escenarios que se avecinan, se necesitan hombres y mujeres que propongan ideas y soluciones basados en la ciencia y no en supersticiones y demagogias o simplemente "a la suerte". La 4T ya demostró que no puede. La solución se está presentando, debemos organizarnos, unirnos, necesitamos una nueva sociedad más solidaria y humanista, no perdamos esta oportunidad que nos otorga la historia.
Necesitamos un modelo nuevo en el que trabajemos no para el individualismo, sino para una sociedad en colectivo, en donde también se incluyan las empresas privadas, siempre que estén dispuestos y sirvan a un interés común, y este nuevo régimen económico solo lo puede implementar quien conozca a fondo las necesidades de los mexicanos, quien viva las carencias en carne propia, quien luche día a día para elevar el nivel de vida de su familia y la de sus vecinos, tal como el Movimiento Antorchista lo hace desde hace 46 años. Solo así se construirá una economía orientada a mejorar y proteger la vida de todos los mexicanos ante una situación como la que estamos viviendo hoy.
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