MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Violencia, inseguridad, desempleo y escasez de agua

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En tan solo dos semanas, los mexicanos acudiremos a las urnas a emitir nuestros votos para elegir al presidente de México, nueve gobernadores (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México) y cientos de alcaldes de las entidades federativas mencionadas.

En el Estado de México se renovarán 125 presidentes municipales, muchos de los cuales pretenden reelegirse para “seguir haciendo” lo que hicieron durante los años 2022, 2023 y los primeros cuatro meses de 2024; o sea, nada, nada, nada.

El 61 % de los mexicanos percibimos que los asentamientos humanos en los que vivimos son mucho más inseguros que lo que vivíamos antes, y cómo no lo vamos a percibir así si todos hemos sido víctimas.

A pesar de ello, los candidatos del partido Morena que pretenden reelegirse, sin el menor rubor, tratan de convencer a los electores de que los favorezcan para “que siga la transformación”.

¿Cuál transformación? ¿La que experimentaron sus propias familias al contar con dinero a manos llenas o cuál transformación?

No obstante, su gran cara dura y la confianza que les da tener agarrada a la gente por el lado de los programas sociales, los candidatos del partido Morena andan por las calles haciendo campaña como si en los años anteriores hubieran hecho mucho por sus municipios y su gente, sin mostrar ni la mínima vergüenza, porque saben que todas sus sonrisas y promesas son una gran farsa, la cual terminará precisamente el 2 de junio próximo, día en que culmine el proceso electoral 2024.

La falta de acciones positivas a favor de los pueblos y ciudades gobernadas por los ahora candidatos del partido Morena, por los gobernantes que todavía ejercen el poder, como el presidente López Obrador, y la inacción de los políticos de los otros partidos, ha generado gran inconformidad en el electorado al grado que un buen porcentaje de él no está dispuesto a ir a las urnas el próximo 2 de junio porque, dicen, eso sería tanto como validar la elección de “gente farsante y mentirosa”.

Todo el mundo espera que no vuelva a repetirse el abstencionismo del 46 por ciento que se registró en el Estado de México en 2022, con motivo de la elección de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez. Expertos en la materia señalan que en esta elección presidencial el abstencionismo rondará el 35 por ciento de la ciudadanía, por lo que en la Cámara de Diputados federal ya están pensando en reformar el artículo 36 de la Constitución Política Mexicana a fin de sancionar a aquellos ciudadanos que no cumplan con su obligación de votar por quienes los representarán en la administración pública o en los organismos que analizan y generan las leyes que se supone benefician al país.

Todos sabemos que el voto es un derecho ciudadano, pero actualmente en algunos países es una obligación porque así legitiman la conformación de gobiernos democráticos y hasta llegan a sancionar a los ciudadanos que no ejercen su derecho al voto.

Para abatir el abstencionismo, podríamos estar de acuerdo en que se instaurara el voto obligatorio, pero no creo que todos estemos de acuerdo en que se aplique, porque en los tiempos que corren, francamente muchos no encuentran en los políticos a gente que auténticamente represente y defienda los intereses populares, pues son unos cuando andan en campaña y afirman de sí mismos que son los verdaderos representantes del pueblo, y otros son cuando llegan al poder.

Ejemplos elocuentes de ello hay en todo México y, lamentablemente, los gobernantes que no han hecho nada por mejorar la vida de sus gobernados y los agreden con sus acciones son militantes del partido Morena. 

¿Qué más podíamos esperar de políticos sin criterio ni libertad de acción que solo repiten lo que hace su jefe mayor, como es el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, quien en su mandato sangriento se cometieron más de 171 mil homicidios, según la cifra oficial que representa el 26 por ciento más que los que se registraron en el sexenio de Enrique Peña Nieto (135 mil 345)?

Algunos pensarán que esos miles de seres humanos se lo merecían por haberse dedicado al crimen, pero eso no aplica en muchos miles de personas, víctimas inocentes de los delincuentes.

Ni qué decir de lo que ocurre en el terreno de la inseguridad que vivimos en México: los datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), señalan que seis de cada diez mexicanos percibimos que en el país hay más inseguridad, o sea, el 61 % de los mexicanos percibimos que los asentamientos humanos en los que vivimos son mucho más inseguros que lo que vivíamos antes.

Y cómo no lo vamos a percibir así si todos hemos sido víctimas de robo de celulares, vehículos, computadoras, dinero y cuando el monto de este es poco, hasta salimos golpeados, o bien de pronto en nuestras colonias dejan abandonadas bolsas negras con cadáveres descuartizados o con señales de haber sido previamente torturados, o bien con tiros de gracia en la frente.

La percepción de inseguridad creció en el primer semestre del año porque han sido asesinadas 30 personas, aspirantes o candidatos, en lo que va del proceso electoral hacia las elecciones del 2 de junio.

¿Es cierto que el empleo en México se está consolidando, como asegura el Gobierno federal? Una vez más, AMLO le apuesta al discurso y trata de ocultar los datos que la realidad arroja y que, afortunadamente, algunos medios de comunicación publican, como el periódico El Economista que el 29 de febrero del presente año, publicó que en tan solo el mes de enero en el sector industrial se perdieron 235 mil empleos: 

“El trabajo subordinado, formal y de mujeres, fueron los más afectados por la destrucción de puestos laborales, de acuerdo con lo reportado por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)”. (Gerardo Hernández, “Mercado laboral inicia el 2024 con tropiezo y registra pérdida de 235 mil empleos”).

La alternativa para esa gente que se queda sin empleo es el comercio informal; no tienen salario fijo ni prestaciones, pero resuelve las necesidades más elementales de las familias: comida y pago de servicios.

Cada mexicano sabe de qué partido y de qué político es la culpa de que no mejore la situación de su estado, municipio, ciudad, colonia, unidad habitacional o pueblo; cada quien sabe quién es el responsable de la inseguridad y violencia; sabe quiénes son los responsables de que sus calles estén llenas de baches, que las coladeras no tengan tapas, que los centros de salud no funcionen, que en su casa no haya agua ni para cocinar; sabe de quién son responsabilidad los apagones y las descomposturas de electrodomésticos, computadoras o celulares. Todos sabemos si los gobernantes que ahora tenemos cumplieron o no con sus promesas de mejorarnos la vida.

Si sabemos que los partidos y gobernantes nos están jugando chueco, lo mejor será que no volvamos a confiar en ellos y el próximo 2 de junio démosles inteligencia y fuerza a nuestros dedos a la hora de tachar las boletas; que valga la pena afear nuestro dedo gordo con la tinta que nos ponen y que dicen que es indeleble.

Las elecciones son un arma poderosa para cambiar los destinos de un país, los mexicanos lo venimos experimentando desde el año 2000, aunque esas experiencias han resultado malas porque no han dado resultados positivos.

Lo mejor será prepararnos mejor para las próximas contiendas electorales: formar un partido y tener representantes del pueblo para que no volvamos a caer en lo mismo.

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