En memoria de Tlacaélel Calzada Valdez
Desde que amaneció en la Ciudad de Mexico, el sábado 17 de febrero no pintaba muy bien. Por la madrugada comenzó a llover, así amaneció y continuó hasta pasadas las 11 de la mañana; un poco después, ya entrada la tarde, el frío intenso vino acompañado de una ligera llovizna. En esa gran Metrópoli, que se ha convertido en el centro neurálgico del país, donde prácticamente se concentra todo, la alerta sísmica anunció la presencia de un sismo de magnitud alta, pero cuyos efectos fueron casi imperceptibles para quienes habitamos ahí.
Pero ni la lluvia ni el sismo impidieron que, desde muy temprano, Tlaca, como todos conocíamos a Tlacaélel Calzada Valdez, comenzara su jornada de trabajo en las instalaciones donde opera el Canal 6 TV: coordinación a distancia de transmisión de eventos en vivo, retoque de fotografías que tenía pendientes por entregar, y un poco de lectura, pues siempre se caracterizó por ser un joven muy estudioso.
El mismo día, entre dos y tres de la tarde, tenía programado trasladarse al municipio de Tecomatlán, Puebla, para coordinar directamente a su equipo de trabajo en las dos últimas transmisiones de la “Feria de Tecomatlán 2024”, considerada “La feria de la unidad entre los pueblos”.
Hacia allá se dirigió. ¿Quién iba a saber que era la última vez que arreglaba el ajuar del que nunca se separaba?; con la disciplina de siempre, preparó sus dos mochilas, una con una computadora y no menos de 15 accesorios –cables, cargadores, convertidores o lectores de audio y video–, al interior de la otra mochila colocó su cámara fotográfica con otros 10 accesorios. Pero en la ruta a su destino, en el tramo carretero Palomas-Tulcingo del Valle, un fatal accidente automovilístico terminó con su vida.
Tlacaélel Calzada Valdez, era un joven delgado de 33 años, de tez morena, con voz algo grave pero muy clara, un rostro casi siempre sobrio, pero pensativo y reflexivo. Nació el 12 de julio de 1990 en la Sierra Norte de Puebla. Comenzó sus estudios básicos en el estado de Michoacán. Posteriormente cursó la primaria y la secundaria en Tecomatlán, formando parte de las primeras generaciones del Plenito Infantil “Wenceslao Victoria Soto”, donde aprendió música, danza, poesía, y destacó en el ámbito académico, teniendo especial afición y aptitudes por las matemáticas.
Desde su ingreso al Plenito Infantil fue un niño y joven antorchista ejemplar, ordenado, disciplinado y obediente, realizaba sus tareas y actividades relacionadas con su formación. Más tarde, ya como preparatoriano y luego universitario, destacó por el buen desempeño de las tareas políticas que se le encomendaban, en su mayoría en el área audiovisual (televisión y radio), pero también para ponerse al frente como formador de más jovencitos que desean, como él, convertiste en profesionistas y dedicar su vida a dar voz al pueblo de México.
Cursó estudios de nivel medio superior en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y después se trasladó a la Ciudad de México para convertirse en un profesional de la comunicación y el periodismo, enfocados en la fotografía y al cine; en 2008 tuvo a su cargo el desarrollo del proyecto televisivo OrienTv, que en 2013 se convirtió en la televisora Canal 6 Tv de Ixtapaluca. A la par que encabezaba este proyecto, uno de sus sueños se hizo realidad e ingresó a estudiar fotografía en la Escuela Activa de Fotografía, donde sus profesores reconocieron la calidad de sus trabajos. En días recientes, participó en el curso “RT Comparte” organizado por la televisora rusa en México.
Tlacaélel era dedicado a su trabajo, no recuerdo en todos estos años de convivencia, alguna vez que saliera de su boca un “no puedo” como respuesta a alguna tarea, a pesar de que supiera que podría ser difícil y complicada; a él se le podría encontrar editando un video durante cinco o seis horas seguidas; podían ser las 11 o 12 de la noche o las cuatro o cinco de la mañana y ahí estaba; su pasión por la fotografía y producción audiovisual, y su compromiso político con el antorchismo, eran su motor e impulso; todos los productos audiovisuales que elaboró tenían un destino, educar, formar y politizar al antorchismo y al pueblo mexicano.
Importante labor desempeñó en la grabación de los mensajes, pronunciamientos y entrevistas del ingeniero Aquiles Córdova Morán, donde cuidaba hasta el último detalle, no sólo del equipo de grabación, sino también del entrevistado; el amor y dedicación a su trabajo era envidiable. En una ocasión, tras tener listo todo el set de grabación, pensó que el foquito rojo que tienen todas las cámaras en la parte frontal, y que se enciende cuando comienza la grabación, podría distraer al entrevistado y lo desactivó para que no encendiera; cuál sería su sorpresa, que al dar el conteo para grabar, el Maestro Aquiles, con una voz de duda, le dijo: “¿Y el foquito rojo, Tlaca?”. No contaba con que al gran líder de Antorcha tampoco se le va ningún detalle.
Tlaca era una joven promesa del Antorchismo. Como él están formándose cientos de hijos del pueblo, que se preparan profesionalmente para convertirse en hombres nuevos, capaces de entender la realidad, analizarla y a su corta edad, han decidido luchar para cambiarla en bien de sus familias. Tlaca era, más que un fotógrafo, camarógrafo o productor, un mexicano inteligente y generoso que, a sus 33 años, sabía que la fotografía y el cine son poderosas herramientas de comunicación que, puestas al servicio de los mexicanos más humildes, deben informar sin engaños ni mentiras y deben despertar al pueblo de la manipulación y la demagogia para que se libere y construya una patria mejor.
Ese hombre era Tlaca. Hoy, lo despedimos consternados, pero reconocemos su legado y conservamos la esperanza de tener, pronto, más foquitos rojos en acción. Te vamos a extrañar físicamente, querido Tlaca, pero siempre vamos a tener presente tu ejemplo. Para miles de antorchistas no has muerto y vivirás por siempre en nuestros corazones. Por el momento, querido lector, es todo.
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