El pasado 23 de febrero, el antorchismo en la sierra del Nayar se reunió para celebrar 22 años de lucha constante e incansable para beneficio de los más pobres del estado. El centro de reunión fue en la cabecera municipal, Jesús María, donde la mayoría de habitantes son indígenas náyeris, mejor conocidos como coras.
Es justo que Emilio Carrillo continúe su labor educativa y de lucha entre sus hermanos serranos. Son un ejemplo para los nayaritas, quienes debemos emular su trabajo y abnegación.
Antorcha Campesina llegó hasta la sierra del Nayar hace 22 años debido a la gran pobreza que se vive allá arriba, donde los habitantes no conocen en su mayoría la capital y hablan poco español. Llegó allá porque hubo quienes se preocuparon por el olvido en que estaban muchas de las comunidades, hubo quienes tomaron el fuego de antorcha y lo llevaron a la sierra.
Trataré de centrar mi opinión en dos puntos, pero sobre todo en el trabajo realizado por el dirigente municipal Emilio Carrillo Díaz, indígena wixárika que está al frente de los antorchistas, así como del trabajo realizado previo al evento, me refiero a la preparación de la comida para los asistentes.
Primero, la celebración es importante porque en la zona serrana, donde gran parte del territorio es agreste, se puede ver a simple vista la belleza natural y puede uno percatarse de la pobreza en que vive la gente; con la presencia de Antorcha se comenzó a luchar año tras año para que el gobierno volteara a ver las necesidades del pueblo, y ahí ha estado Antorcha, llevando poco a poco obras de impacto que han beneficiado a la comunidad.
Emilio Carrillo, de origen indígena, ha comprendido la importancia de organizarse y organizar a los suyos, a sus hermanos de clase, quién mejor que él para conocer a su gente y saber cómo ayudarlos a mejorar sus condiciones de vida.
Así han pasado dos décadas, en las que Emilio ha encabezado las luchas, gestiones, mítines, reuniones con gobernantes de todos los colores, marchas y plantones en las cuales se pide sólo lo justo, nunca lujos ni deseos personales.
Antorcha lucha por obras para el pueblo, y así se han logrado obras como la red de agua potable en Mesa del Nayar, vivienda para más de diez comunidades, mejoramientos de caminos saca cosechas, medicinas, despensas, electrificaciones, apoyos para el campo y muchas obras más que sin duda han sido de gran ayuda para los indígenas.
Por eso ha sido justa y necesaria la celebración y, sobre todo, es justo que Emilio continúe su labor educativa y de lucha entre sus hermanos serranos. Son un ejemplo para los nayaritas, quienes debemos emular su trabajo y abnegación.
En segundo punto, y no menos importante, quiero reconocer el trabajo del equipo de plenistas que durante dos días estuvieron preparando los alimentos; es bien sabido que cuando hay un festejo se suele matar un cerdo y prepararlo, esta vez no fue la excepción, y las manos de alrededor de veinte compañeros y compañeras, algunas muy jovencitas, estuvieron cocinando el cerdo, arroz, frijol, realizaron tortillas a mano para los asistentes y no podía faltar el agua fresca.
De esta manera fue que los compañeros antorchistas presenciaron el evento, escucharon el mensaje de su dirigente municipal y estatal, y pudieron regresar a casa con la panza llena y el corazón contento.
Si algo caracteriza a nuestra organización es nuestro lema: “Unión, Fraternidad y Lucha” y queda constancia de que en los hechos es así.
Nuevamente felicito a mis compañeros antorchistas por su trabajo y agradezco a quienes, con sus manos, prepararon la comida que tanto bien nos proporcionó a todos.
Sin duda queda mucho trabajo por hacer, sigue existiendo la necesidad y la pobreza es grande en la sierra, pero sepan compañeros del Nayar que con Antorcha no están solos, que somos miles y seremos miles más en el país dispuestos a luchar hombro con hombro con ustedes.
Me uno a la invitación del compañero Emilio Carrillo de seguir organizados y luchando con Antorcha Campesina.
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