Los recursos económicos o “participaciones” que anualmente se transfieren a los estados de la República y municipios por parte del gobierno federal y que deben resolver las necesidades de sus habitantes, se llaman gasto federalizado o gasto descentralizado.
El problema esencial es que los gobiernos mexicanos han servido a los intereses de la burguesía
Esta asignación de presupuesto público es una tarea directa de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Año con año se distribuye el dinero recaudado a través de los impuestos de los millones de mexicanos que conformamos esta nación, y el propósito de este ejercicio fiscal es atender las necesidades prioritarias de los ciudadanos: salud, educación, vivienda, cultura, servicios públicos y un largo etcétera. Sin embargo, lo establecido en estas asignaciones necesita el escrutinio y la voz del pueblo mexicano que tiene el derecho de demandar la atención a sus necesidades más sensibles y urgentes. Baste mencionar que el pueblo, con su arduo trabajo, es quien genera la riqueza social de este país.
Hoy, México tiene los elementos necesarios para ser una economía bien posicionada a nivel mundial. William Petty, uno de los economistas clásicos más importantes del siglo XVII, determinó que la madre de la riqueza es la naturaleza y el padre de la riqueza es el trabajo; aspectos en los que nuestro país levanta la mano. En materia de reservas de petróleo, ocupamos el lugar número 18 a nivel mundial; somos el mayor productor de plata de los 192 países que existen. Además, México se posiciona como uno de los 10 principales productores de 16 diferentes minerales: oro, cobre, bismuto, fluorita, celestita, wollastonita, cadmio, molibdeno, plomo, zinc, diatomita, sal, barita, yeso y grafito.
La producción agrícola es otra de las fortalezas de nuestra nación; somos el productor número uno a nivel mundial de aguacate, noveno lugar en producción de hortalizas, segundo en limón, tercero en fresa y zarzamora, cuarto en toronja y la lista sigue.
Aunado a este incesante nivel de producción que nutre nuestra economía, se encuentra la portentosa fuerza laboral mexicana; tenemos una población económicamente activa de 61 millones de personas en capacidad de trabajar, lo que nos posiciona como la nación número 11 en términos de fuerza de trabajo. Somos, por si fuera poco, la economía más grande, después de Brasil en América Latina, y ocupamos el lugar número 13 en el mundo, con un Producto Interno Bruto (PIB) de más de 100 billones de pesos. Hay que decir que el PIB es una medida que indica el valor total de los bienes y servicios que se producen en un país, en un año.
Toda esta fortaleza económica, toda esta producción, todos estos procesos sumados a la recaudación de impuestos que obligatoriamente pagamos los mexicanos (IVA, ISR, IEPS, etc.), da como resultado el presupuesto disponible anualmente a nivel federal para impulsar el progreso y bienestar de los mexicanos.
Para el año en curso, la asignación de este recurso fue de 9.3 billones de pesos (un billón es un millón de millones). Se trata de dinero que es de los mexicanos y que debe servir, además de mantener las funciones administrativas del Estado, para resolver las necesidades de los mexicanos, de ahí que exista un gasto federalizado, sumándose por supuesto, a los recursos que por impuestos y servicios recaudan los estados y municipios.
La distribución de este enorme recurso se hace de manera estatal y municipal. Para este año, la partida asignada y aprobada para el Estado de México es de 388 mil millones de pesos; para Morelos, de 40 mil millones; Hidalgo, 71 mil millones; Querétaro, 62 mil millones; CDMX, 291 mil millones de pesos y así en cada una de las entidades federativas.
Los municipios del EDOMEX, como Naucalpan de Juárez, ejercerán más de 5 mil millones de pesos; Atizapán de Zaragoza, 4 mil millones; Cuautitlán Izcalli, 3 mil 200 millones; Tlalnepantla, 4 mil 800 millones; Villa del Carbón, 318 millones; y el municipio de Nicolás Romero, mil 544 millones. Recursos que, administrados con verdadero enfoque social, con el compromiso real de los gobiernos de servir a la nación y a sus gobernados, puede impulsar de forma sustancial la calidad de vida de los ciudadanos.
Por ello es importantísimo subrayar que si el pueblo no goza de obras y servicios en sus comunidades, que les permitan vivir dignamente; si el pueblo no tiene atención de salud de calidad y medicamentos gratuitos; si no disfruta de un trabajo con salario digno; si no tiene educación de calidad; es decir, si no tiene mejores condiciones de vida, no es porque no haya dinero o porque la patria sea pobre.
Con su trabajo, el pueblo ha creado y sostenido un México con recursos económicos abundantes; un México potencialmente generoso con todos sus habitantes. El problema esencial es que los gobiernos mexicanos han servido a los intereses de la burguesía, permitiéndoles concentrar más y más la riqueza que producen todos los trabajadores, por ejemplo: el 10 por ciento más rico del país, controla el 87 por ciento de la riqueza nacional, mientras el 13 por ciento de la riqueza es para sustentar las necesidades del 90 de los mexicanos. Son datos abrumadores que revelan las verdaderas causas de la miseria nacional.
La llave que le dará al pueblo las herramientas para direccionar estos recursos hacia donde de verdad lo necesiten los mexicanos, es la educación política. El pueblo tiene que organizarse y unirse para después emprender una lucha firme y enérgica para llegar al poder político de la nación y desde ahí hacer cambios para beneficio de todos los mexicanos. Hoy, debemos hacer valer los derechos constitucionales que tenemos todos los mexicanos: el derecho de la libertad de expresión, de organización, de manifestación popular y de petición. Un pueblo callado, que no lucha y no exige sus derechos; un pueblo que hace de brazos cruzados ante la miseria en su hogar, en su comunidad y en su país, es un pueblo que vivirá muchos años arrodillado ante la injusticia y soportando la miseria que injustamente le ha tocado vivir, condenado a repetir la miseria histórica de nuestra nación.
Hoy cada hogar en nuestro país debe involucrarse de manera consciente en la actividad política, en las decisiones importantes de su colonia, de su municipio, de su estado. La realidad nacional nos atañe a todos y está en nuestras manos ser agentes activos del progreso popular. La lucha por mejores condiciones de vida es la bandera que debe unir a nuestro pueblo.
Por todo lo anterior, y a través de este escrito, el comité dirigente del Movimiento Antorchista en Nicolás Romero, lanza una firme convocatoria a todos nuestros queridos compañeros antorchistas de este municipio para que nos demos cita el próximo jueves 13 de febrero a las 10 am, en la explanada municipal, para juntos demostrar nuestra fuerza y unidad en el evento de entrega de nuestro pliego petitorio municipal 2025, el cual reúne las necesidades más sentidas del pueblo organizado, las cuales requiere de pronta solución y serán defendidas con unión, fraternidad y lucha.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario