Como todos sabemos el agua es muy importante para el desarrollo y mantenimiento de la vida en la tierra, es necesaria para todos los procesos metabólicos del cuerpo humano y es necesario tenerla siempre disponible y de buena calidad para no alterar el bienestar del individuo.
Sin embargo, no siempre el abasto de este elemento es suficiente ni oportuno, y, para grandes sectores de la población, tampoco está siempre disponible. Muchas repercusiones se pueden tener si no se tiene de manera eficiente y saludable para el consumo humano. Menciono algunos datos que proporciona al respecto la Organización Mundial de la Salud (OMS): “El acceso a servicios de agua, saneamiento e higiene sin riesgos podría evitar que muchas personas sufran enfermedades. Se calcula que las enfermedades diarreicas causan alrededor del 3.6% del total de los años de vida ajustados en función de la discapacidad debidos a enfermedades y causan 1.5 millones de fallecimientos cada año (OMS, 2012). De acuerdo con las estimaciones, el 58% de esa carga de enfermedad -es decir, 842 000 muertes anuales- se debe a la ausencia de agua salubre y a un saneamiento y una higiene deficientes, e incluyen 361,000 fallecimientos de niños menores de 5 años, la mayor parte de ellos en países de ingresos bajos (OMS, 2014)”, que es el caso de nuestro país.
Ahora, aterrizando el tema a Nuevo León, recordemos que recientemente, algunos ejidos del municipio de Galeana como Magueyes, La Primavera, Refugio de los Ibarra y 6 de Enero entre otros, solicitaron al Movimiento Antorchista que los apoyara en la gestión de redes de agua potable para sus comunidades, que han estado sin servicio desde la fundación de los pueblos. Los habitantes de estos lugares han estado durante años tocando puertas en varias dependencias gubernamentales para dar solución de esta demanda tan importante, y necesaria, como ya lo refiere la OMS.
Es triste llegar a uno de estos ejidos y ver a los niños con sus manos y cara llenas de polvo porque seguramente no se han bañado, pues si lo hacen seguido, se quedan sin agua para preparar sus alimentos. El agua que se consume en varios ejidos que no tienen este servicio, en su mayoría proviene de estanques de donde también consume el ganado, y donde también los animales defecan. Es alarmante que en nuestros días, existan poblaciones humanas sin acceso a este vital líquido, mientras que algunos la desperdician tirándola o, peor aún, algunos con contactos en las cúpulas del poder ni siquiera la paguen.
Los campesinos organizados en Antorcha Campesina ya hicieron sus peticiones a la Comisión Nacional del Agua y a la dependencia estatal Agua y Drenaje de Monterrey. Sin embargo, la su respuesta sólo se han reducido a compromisos vagos, que no se han cumplido.
Los campesinos, por su parte, han gestionado desde hace muchos años, visitando alcaldías, solicitudes con gobernadores, y las respuestas siempre han sido que no hay dinero para invertir en obras muy costosas.
Pero ¿hay esperanza de solución? La única salida para el atraso de los pueblos de este país y del mundo entero es organizarse y luchar por mejores condiciones para todos; es inaceptable que en pleno siglo xxi existan muchas carencias básicas.
Está claro que en la sociedad donde nos desenvolvemos actualmente, impera un sistema económico que favorece a una minoría, mientras las mayorías empobrecidas carecen de lo necesario para vivir. En la zona del llano del municipio de Galeana, empresarios renteros de las tierras de los campesinos pobres, sí tienen acceso ilimitado a pozos que producen suficiente agua para los cultivos, y al final del día, todas las ganancias que se producen van a parar a las manos de unos pocos. El agua en la zona es sólo para quien la puede pagar.
El día en que el pueblo tenga conciencia de su realidad concreta, será capaz de transformar el medio en donde se desenvuelve; sólo la organización de los pueblos dará los resultados y los cambios que siempre se han anhelado. Es por eso que el pueblo de Galeana debe organizarse y luchar, no solo por el agua, sino porque se realice un cambio de fondo, y ese día llegará cuando el pueblo pobre tome las riendas del poder político.
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