La mañana del jueves 16 de marzo, 62 familias humildes de la colonia El Fortín, en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, fueron brutalmente desalojadas de sus humildes viviendas por policías municipales y la fuerza policiaca estatal fuertemente armada. No les importó el sufrimiento de cientos de familias indefensas que se encuentran en condiciones de marginación y que, al no contar con los recursos económicos suficientes, ni con los programas sociales oportunos que los candidatos ofertan en las campañas electorales, optaron por el asentamiento irregular que habitaban desde hace más de diez años y en donde construyeron sus viviendas, con muchos esfuerzos y privaciones.
Ahora es necesario resaltar las siguientes cifras: cinco de cada 10 personas en Quintana Roo tienen algún nivel de pobreza, en total 660 mil 600 quintanaroenses viven con carencias sociales y económicas según afirma un reporte de unioncancun.com. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el 35.9% de la población es pobre en la entidad, mientras que 7% vive en condiciones de pobreza extrema. Sin embargo, geográficamente, la pobreza y pobreza extrema se concentra en el municipio de Benito Juárez (Cancún), con 207 mil 906 personas, le siguen Felipe Carrillo Puerto y Solidaridad con 58 mil y 54 mil 446 personas, respectivamente.
En sus estudios, el Coneval afirma que personas con ingreso bajos obviamente no disponen de condiciones materiales para adquirir un lote y construir un patrimonio modesto, por ello, ante la falta de trabajo, salarios justos y apoyos gubernamentales, al pobre no le queda otra alternativa más que la de adquirir un lote baldío irregular, para hacerse de un lugar donde pueda sobrevivir y no dejar en la penuria a su familia.
Este es el otro rostro de Cancún, ciudad que por su colorido y radiantes playas se ha ganado el puesto como destino turístico de talla internacional; pero por el otro lado trata de ocultar su mar de miseria que en los últimos años se ha disparado, manifestándose en violencia y el incremento de las actividades delincuenciales como los asaltos y robos a mano armada, drogadicción y prostitución.
Por eso, los antorchistas campechanos repudiamos y rechazamos tajantemente la insensibilidad de políticos como el presidente municipal de Benito Juárez, Remberto Estrada Barba, que lejos de atender y dar solución a las necesidades del pueblo trabajador, se desentienden, alegando que con la propiedad privada no se juega. Es decir, su servilismo al poder y a los dueños del dinero no conoce límites. Al contrario, con estas políticas antipopulares, fomenta las fabulosas fortunas concentradas en unos cuantos ricachos, obligando con ello a que cada vez haya más miseria para la población, miles de humildes familias sufren por gobiernos al servicio de una clase privilegiada, mientras que al pueblo productor de las inmensas riquezas y de la grandeza de Cancún, lo tratan con represión y marginación.
Nuestra Constitución Política contiene nuestros derechos elementales, pero es letra muerta si el pueblo no la hace valer. El Artículo Cuarto, nos garantiza que todos los mexicanos tenemos derecho a un patrimonio modesto, a la vivienda; pero no sólo eso, los trabajadores deben tener garantizado su acceso a la salud, a la alimentación, de tal manera que la clase trabajadora viva dignamente, como ser humano, porque para seguir produciendo riquezas, el campesino debe tener las condiciones necesarias para poder, al menos, reproducir su fuerza para, al siguiente día, ir nuevamente al trabajo. Lamentablemente las cosas no son así, ese es el verdadero rostro rapaz y salvaje del sistema dominante y, detrás de él, los malos gobiernos que les brindan condiciones para una explotación despiadada y agonizante para los obreros.
Adelante compañeros quintanarroenses, sus demandas son justas y apegadas a derecho, cuentan con el respaldo del antorchismo campechano. Estamos listos para cuando nos hagan el llamado para sumarnos a la impostergable lucha contra la pobreza en México.
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