Es molesto escuchar al presidente de la república el capricho de que como las clases presenciales son necesarias, estas iniciarán el próximo 30 de agosto, sobre todo porque estamos padeciendo una situación muy peligrosa con la nueva cepa del coronavirus, la variante Delta, que estaba afectando a la población juvenil.
Sin embargo, esto parece no importarle al mandatario y como muestra de su poder decretó este lineamiento y no hay poder humano que lo haga desistir, porque él siempre cree tener la razón, seguro penetró en él lo anteriormente dicho por el Zar anti pandemia, Hugo López-Gatell, de que el presidente es una fuerza moral y no de contagio, como una muestra clara de la adulación.
Es increíble la orden que López Obrador lanza, si precisamente sabe perfectamente, porque él es quien maneja los datos: que en México todos los días se infectan hasta 22 mil personas y mueren otros tantos; sabe del descontrol de la pandemia debido a las malas acciones que desde el gobierno se han tomado, acciones que han venido detonando los contagios.
¿Y qué se puede esperar de un hombre que desde el inicio de la pandemia, aun viendo la gravedad del asunto, recomendada a los mexicanos abrazarse, besarse, acudir a restaurantes?, y más aún que se suma al ridículo nacional por presentar al detente como un amuleto que mantiene a raya al coronavirus.
Sabe de la gravedad de esa pandemia, y que no se han tomado todas las medidas sanitarias precisas, solo se ocultan descaradamente las cifras de muertos y contagiados por Covid-19 y siguen mintiendo y ocultando información, tratando de convencer que la pandemia está domada, que está garantizada la hospitalización de todo aquel que lo requiera, o sea una sarta de mentiras, que solo se explicarían de una personas que lo ignora todo o bien, de un ser mezquino y despiadado al que no le importa la salud y la vida de los mexicanos.
Por su parte, el regreso a clases el 30 de agosto lo justifica conque México es uno de los países que más tiempo ha tenido cerradas sus aulas, y que el gobierno está realmente muy preocupado porque los pequeños están recibiendo una educación deficiente, así como que se está presentando un daño psicológico en los propios estudiantes, por el encierro al que han sido sometidos.
En lo que respecta a las clases presenciales, ni a los maestros ni a alumnos se les han dado las medidas sanitarias necesarias para hacerle frente a la pandemia, solo se les dio la orden de mantener las clases virtuales y que estas a partir del 30 de agosto sean presenciales, eso sí, previa firma de los padres de familia de un documento que deslinda de toda responsabilidad al gobierno en turno para con los posibles afectados o muertos en las escuelas por covid-19.
Situación que nuevamente deja al descubierto al gobierno de la República, que carece de empatía y que toma la decisión de exponer al alumnado al virus con el decreto de las clases presenciales, pero a su vez se blinda de todo aquel que quiera culparlos de alguna tragedia.
Ante ello, es fundamental que todos los padres de familia, maestros y estudiantes se unan y exijan se dé marcha atrás a ese decreto, así como que el gobierno invierta de una vez por todas en todas las escuelas del país que carecen muchas de ellas hasta de agua, para así se vaya creando la infraestructura necesaria para un retorno verdaderamente seguro a clases y sobre todo que el estudiantado sea vacunado.
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