Al tomar las responsabilidades del país, el mandatario manifestó una gran promesa, y juró ante el congreso cumplir y hacer cumplir con la constitución y las leyes de la Carta Magna. Como es su costumbre en este tipo de actos, el mandatario expresó: “habrá un Estado de derecho, al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie”.
A escasos días de concluir su administración, su gestión como mandatario de este país y por sus acciones efectuadas en los últimos días, se ha descubierto su verdadero rostro, la de un dictador. Se descaró como un autoritario enfermo de poder, mareado por la propaganda y los halagos, perdió el control de todo, como se suele decir, perdió los estribos.
Compañeros, amigos, los que creen que ya despertaron aceptando que se equivocaron hace cinco años, ahora tienen la oportunidad de corregir. En las urnas este 2 de junio se tendrán que vencer obstáculos muy difíciles.
En la actualidad es un presidente fuera de la ley que está involucrado en escándalos que él y su familia se buscaron. El hashtag “narcopresidente”, además, evidencia las relaciones de gigantescos negocios con fondos públicos que vinculan a sus descendientes y amistades.
El desbordamiento del crimen organizado por todas las regiones del país es sólo una prueba de que las circunstancias se encuentran en mal estado. Los Estados Unidos, en esta ocasión, han sido los que descubrieron la cloaca.
Al sentirse descubierto, tiene el descaro de declarar que “por encima de la ley se encuentra la autoridad política y la entidad moral”. Se quiere presentar como un dios, pisoteando la ley y tirando veneno contra todo mundo, especialmente contra los medios de comunicación. Le dolió la acusación contra sus hijos. ¡No que tan valiente!, ahora es usted el acusado. Cuando usted calumnia, entonces no hay autoridad moral ni autoridad política.
Ha recibido una sopa de su propio chocolate, está perdiendo credibilidad, está quedando como un presidente mentiroso y fuera de la ley. El que se lleva se aguanta, así que, a cambiar el número de teléfono a todo su gabinete, como le sugirió a sus contrarios.
Compañeros, amigos, los que creen que ya despertaron aceptando que se equivocaron hace cinco años, ahora tienen la oportunidad de corregir; pareciera que estamos en un callejón sin salida, pero la salida está por donde entramos. En las urnas este 2 de junio se tendrán que vencer obstáculos muy difíciles, porque los mismos líderes de los partidos tienen secuestrados a los partidos; no permiten que entren más, están preocupados sólo por sus bolsillos, así que, la solución la tendremos que buscar.
Por otro lado, será el pueblo organizado, la sociedad civil y las organizaciones del pueblo trabajador quienes, como siempre, den la cara; si no fuera así, prepárense para batallar otros seis años de retroceso de calumnias y de inseguridad.
Estamos a un día para que comiencen las campañas, y una vez más 20 mil 375 puestos de elección popular están en juego. Se han citado 97 millones de mexicanos para elegir presidente. En nueve entidades se establecerán gubernaturas, incluyendo los siguientes estados: Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Ciudad de México.
Por primera vez, tres millones 950 mil jóvenes de entre 18 y 19 años pueden ser los que decidan la elección, según la historia de las elecciones de nuestro país, porque Andrés Manuel López Obrador en el 2018 obtuvo 30 millones de votos. Peña Nieto ganó con 18 millones 727 mil votos, mientras que AMLO obtuvo 15 millones 535 mil sufragios, es decir, la diferencia se ubicó en 3 millones.
La moneda se encuentra en el aire, con un mandatario totalmente fuera de la ley, según ciertos medios, tales como El Financiero y El Economista, entre otros.
Teniendo en cuenta el acelerado crecimiento del crimen organizado y la violencia extrema que está sufriendo nuestro país, esperamos que no sea eso lo que determine la elección. Existe el peligro de que se imponga el voto por miedo, así que debemos reflexionar bien nuestro voto, trabajar, analizar y luchar para que el mayor número de personas salga a votar, porque mientras no tengamos una alternativa más clara, tenemos que empezar a trabajar desde abajo, reorientar el barco, porque la política que promueve el presidente es errónea.
Un pueblo sin trabajo ni estudiar está condenado al fracaso. Estamos viviendo un populismo que nos está empobreciendo a todos los mexicanos. No tenemos un “progreso” y casi en todo estamos retrocediendo: en inseguridad jurídica, porque el primero que no respeta la ley es el presidente. Todo cambio en la constitución nos conducirá a una dictadura que beneficia a un solo hombre y a un grupo de allegados.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario