Mucho se ha hablado en estos tiempos de la 4T, de los programas sociales, que, por cierto, es lo único que dejó el gobierno en turno, a excepción de las obras faraónicas del presidente de la república (la construcción del Tren Maya y la refinería de Dos Bocas) a donde van destinados más de 73,200 millones de pesos, o sea, 2 veces mayor al presupuesto del estado de Durango.

Se ha dicho por los voceros de la 4T (mejor conocidos como chairos, en sus diferentes categorías) que hoy el país está mejor porque los mexicanos, los más pobres, dicen, reciben su apoyo de manera directa y sin intermediarios.

La verdad es que ello es pura demagogia, pues al parecer, a los únicos que les ha ido bien son los encargados de las dependencias que son quienes deciden a quién entregar los recursos. Ahí están los escándalos de corrupción de los funcionarios de Bienestar aquí en Durango, donde, para ingresar a un beneficiario al padrón, este último tiene que entregar un “moche” para permanecer activo, o las anomalías en la entrega y manejo de los recursos del programa estrella de López Obrador:  Sembrando Vida, que en más de una ocasión ya ha sido denunciado por un servidor; o la entrega de recursos por parte del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) a líderes de la región indígena, sin ninguna regla de operación, al parecer, a fondo perdido, con tintes meramente políticos. Esta información me la hicieron saber los propios trabajadores de la dependencia.

En fin, a tres años de la llegada al poder de un vendedor de sueños, las cosas están más que peores. El ejemplo claro es el Mezquital, mi municipio natal, en donde existe un gobierno municipal morenista, de facto, un delegado de los pueblos indígenas morenista y un diputado local morenista. Esta municipalidad, al ser gobernada por la 4T, debería ser un modelo a seguir por el resto de los municipios, pero es uno de los más pobres del país, en donde cada vez son más las familias que abandonan su tierra y su familia para no morirse de hambre en su casa, porque desaparecieron programas que, para muchas amas de casa, era el único ingreso por la falta de fuentes de empleo; y, los poquísimos apoyos que salen de presidencia y del INPI, van destinados a un puñado muy reducido de gente que comulga o aparenta comulgar con ellos, porque en morena todo es apariencia.

Este tipo de gente es la que quiere gobernar el país entero, y falta poco para que nos vengan a tocar la puerta con la misma cantaleta de siempre “apóyame para seguir haciendo historia” o “ya basta de tanta robadera del PRIAN, vamos a meterlos al bote”, y muchas otras frases parecidas que habremos de escuchar, porque ya está en puerta la elección de gobernador y presidentes municipales. Por eso es importante que más allá del discurso que pueda traer cada candidato, para no caer en la trampa de siempre, nos pongamos a analizar sí sus propuestas, pero, sobre todo, los hechos del candidato y el grupo que lo promueve, que son el referente más cercano de lo que podría hacer si llegara a ser gobernante.

Paralelamente, el pueblo debe seguir organizándose y educándose, para lograr la verdadera transformación que requieren nuestros municipios y México entero, porque hoy por hoy, no hay quien pueda, o, mejor dicho, no hay quien quiera resolver los problemas del país, porque toda la clase política tradicional, está al servicio de los grandes capitalistas, si no, pregúntenle al peje. Como dijo alguien: “lo que pasa es que algunos son más ojetes que otros”, y hoy nos va a tocar escoger al menos ojete, nada más. El más ojete ya sabes quién es.