Las malas y buenas noticias para las grandes masas mexicanas llegan en cascada, las malas tienen que ver con el aumento de precios en los productos de primera necesidad, los productos que consumimos a diario. Cuando apenas parece que estamos saliendo de la peor pandemia de salud de nuestra época, la creciente carestía de la vida a que me refiero nos viene afectando prácticamente desde la mitad del año pasado, en medio de una parálisis pronunciada en la economía de nuestro país, pero no solamente parálisis, sino de estancamiento económico que nos viene de 2019, 2020 y buena parte de 2021, pues en ese año algo recuperó la economía nacional. Ahora enfrentamos también un decrecimiento, un achicamiento, la disminución en la cantidad de mercancías y servicios que producimos con el trabajo diario de la sociedad.
Como bien sabemos al fenómeno de aumento de precios se le denomina técnicamente inflación, y cuando baja la producción de bienes de consumo social se cae en recesión. Si ambos fenómenos económicos, inflación y recesión se presentan juntos en un país o en la economía mundial en su conjunto entonces estamos presenciando una estanflación, que es el peor de los mundos posibles para las masas trabajadoras: aumento de los precios y baja producción, no hay o escasean los bienes de consumo. Se rompe completamente el círculo virtuoso de mayor producción de bienes de consumo y menores precios de las mercancías, que es como debe funcionar una economía sana, de verdadero progreso social. En estanflación se encuentra la economía de México.
El periódico El Financiero del 09 de marzo dice, “Inflación acelera en febrero a 7.28% y prevén mayor alza por invasión a Ucrania”. El subgobernador del Banco de México Jonathan Heath, sin duda un especialista en la materia dijo sobre la posibilidad de que baje la inflación: “Lo que veo es que no”, consideró que al contrario, la inflación subirá por el conflicto bélico de Rusia -entre paréntesis digo yo que el problema no es la limitada intervención militar rusa en Ucrania, el problema para los habitantes del planeta entero son las brutales sanciones económicas de Estados Unidos impuestas contra Rusia, a la que el imperio yanqui no quiere verla, ni en pintura, liderando la independencia económica y política de la mayoría de países que poblamos este planeta. El colosal problema es que Estados Unidos con sus sanciones a Rusia está destruyendo la economía mundial. Simplemente en febrero con las sanciones originó el considerable aumento en muchas materias primas como el petróleo, el gas natural, incluidos también productos agrícolas.
En este triste panorama, la situación económica de México está más difícil por las malas decisiones del gobierno morenista. La tortilla ya se vende entre 20 y 22 pesos el kilo en la capital del país y en el Valle de México. En el resto del país, oscila entre 25 y 27 pesos. Productores de harina de maíz aseguran que los precios de este insumo van a seguir subiendo y repercutirán en el precio de la tortilla. Además, hay que considerar que somos grandes importadores de productos agrícolas y el segundo importador de maíz, en 2020 compramos fuera del país 18 millones de toneladas de maíz. Con cifras del Banco de México, el monto de las compras al extranjero de frijol, maíz, trigo, café y arroz creció 54% en los primeros años de 2021, según el Banco de México. Todo porque el gobierno no apoya a los productores agrícolas y redujo 40% el presupuesto para el campo. La inflación nos afectaría menos si potenciáramos nuestro campo, si produjéramos, al menos, para nosotros mismos.
Con este estado de cosas debemos preguntarnos, ¿cuál es la propuesta del gobierno de López Obrador para tan perjudicial y delicado momento de la economía de nuestro país, que a los trabajadores y sus familias golpea y empeora su ya de por sí problemática situación? No hay nada. A este régimen de la llamada cuarta transformación no se le ocurre nada, está entretenido en la inauguración de su aeropuerto, en revisar si avanza o se retrasa su Tren Maya, su refinería de Dos Bocas en Tabasco o el Corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, todos, puros elefantes blancos que le arrancan al presupuesto nacional (sumando la cancelación del aeropuerto de Texcoco) al presupuesto nacional un billón de pesos, o sea un millón de millones de pesos. Eso es la vida del presidente, y sobre todo ganar elecciones para mantenerse en el poder eternamente, trastocando las leyes electorales. Para ejemplo, ahí está el gastadero inútil de recursos del dinero del presupuesto federal, acción fuera de las leyes electorales de México que por órdenes directas suyas se hace en todo el país entero para sumar votos a su fría campaña de ratificación de mandato.
Decididamente a la mayoría de los habitantes nos inquietan y preocupan los negros resultados de más de tres años de gobierno morenista en la presidencia de la república. Está dejando caer al país en todos los terrenos. A la salud le ha quitado recursos económicos y desapareció el Seguro Popular, no hay obras y servicios que verdaderamente calen en la mejoría de la población trabajadora más necesitada, los programas sociales ahora son más pero completamente insuficientes, y el nivel de vida con la inflación en subida libre, y la producción de bienes a la baja están hundiendo a los mexicanos. Más lo que falta. La respuesta a tantas calamidades hoy, igual que en el pasado está en la organización y lucha consciente del pueblo pobre y explotado, dirigido por líderes nacidos de su propia entraña, que sientan y les duela verdaderamente el dolor de las mayorías de la población. México requiere urgentemente un cambio de modelo económico que no esté destinado solo a las clases económicamente poderosas, un modelo económico que impulse la energía de los trabajadores para sacar a nuestro grande país hacia la ruta del progreso social para todos.
El Movimiento Antorchista Nacional, del cual yo formo parte, viene construyendo desde su fundación hace 48 años la vanguardia del pueblo organizado. Actualmente sumamos más de dos millones de mexicanos honestos y luchadores en toda la república, unidos firmemente como hermanos de clase que somos en la lucha por un México fuerte, respetado por todos los países de la tierra. Esta es una de las buenas noticias, la lucha social organizada sin cansarse nunca jamás.
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