La demagogia usada por el Gobierno federal actual cada vez es más visible. No se han resuelto los problemas esenciales del país, se pretende esconderlos y, cuando alguien los expone, la única respuesta gubernamental es el ataque visceral, la persecución e, incluso, el exterminio. Y en vez de atender las necesidades y carencias populares, parece que el gobierno se empeña en hacer realidad la frase lapidaria del escritor y periodista francés Louis Dumur, en el sentido de que "la política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”.
En esta semana me llegó a través del WhatsApp un video en el que se reproducen las iracundas declaraciones del presidente de la República y se complementa con imágenes impactantes de las inundaciones recientes en Tabasco y sus consecuencias: 302 mil 498 damnificados, 99 mil 573 viviendas dañadas mil 396 localidades afectadas, 16 de 17 municipios inundados y se cuestiona la falta de trabajo del mandatario mexicano. Las imágenes son contundentes y muestran el grave daño que sufren desde hace más de dos meses los pobres de Tabasco y regiones aledañas de Chiapas e incluso Veracruz. El video en cuestión retoma los fragmentos de las distintas declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), mismas que dan la impresión de un manejo irresponsable tanto en la prevención como en la atención al problema citado.
Por otro lado, en un escrito de Elías Camhaji en el diario español El País puntualiza que lo ocurrido en Tabasco era totalmente previsible: "los primeros registros de inundaciones en Villahermosa datan del siglo XVI y el ciclo pluvial de Tabasco se identificó desde finales del siglo XIX. Se detectó, además, que el problema era cíclico: cada 10 años, más o menos, el problema es más grave, coinciden académicos y organizaciones civiles. El agua fluye en la región desde siempre, una planicie en la que desembocan los dos ríos más caudalosos en el país, el Grijalva y el Usumacinta, que se forman en las partes altas de Guatemala y representan una tercera parte del agua dulce que corre por México. Es el Estado donde más ha llovido en los últimos 30 años, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua)”.
En el mismo análisis, Camhaji refiere lo que cada gobierno ha dicho y hecho cada vez que han ocurrido tales inundaciones, pero el escrito concluye con este razonamiento de Camhaji: "Debajo del agua está el fondo del problema, el Fonden ha desaparecido por sospechas de corrupción, esta Administración sigue apostando por megaproyectos como la refinería de Dos Bocas (también en Tabasco), un nuevo huracán está por golpear Centroaméricamenos de la mitad del presupuesto con el que contaba en 2015: pasó de más 50.000 millones de pesos a menos de 23,000 millones este año”. ¿Quién puede estar en desacuerdo con ello?
Lo peor de todo es que ante la situación por la que atraviesan nuestros paisanos, la respuesta gubernamental parece nula o, por lo menos, inapreciable. En contraparte con el esfuerzo de las fuerzas armadas que han acudido al auxilio de la gente aun sin los medios suficientes, los funcionarios han adoptado una postura verdaderamente indolente: vimos a Manuel Bartlett reírse sardónicamente de cuando fue acusado de mandar a desfogar la presa Peñitas sin calcular las consecuencias; circularon en todos los medios las cínicas declaraciones de Blanca Elena Jiménez, en el sentido de recordar a los tabasqueños que "se aguanten&rdquo, pues "ahí les tocó vivir” y, bueno, la aceptación expresa del presidente López Obrador de que se tuvo que tomar la decisión de inundar a los más pobres.
Todo lo anterior da la impresión de que los mexicanos cada vez estamos más so sin gobierno y sin posibilidad a apelar siquiera a que se usen nuestros impuestos para que, al menos, en las emergencias con ello podamos ser salvados.
Por eso resalta mucho el llamado de la dirigencia del Movimiento Antorchista Nacional y la rápida respuesta de los antorchistas a nivel nacional. Con el acopio de víveres organizado de manera inmediata al llamado, hemos dado el gran paso de demostrar que la organización y la lucha del pueblo es el mejor método para la solución de los problemas nacionales. Verdaderamente cualquier antorchista, más que antes, hoy día puede sentirse orgulloso de haber dado el banderazo para que muchos mexicanos hayan expresado su solidaridad con el pueblo tabasqueño y han cerrado, una vez más, la boca de quienes no pierden la oportunidad de calumniar y enlodar nuestra actividad.
Desde Puebla se enviaron más de 100 toneladas de ayuda alimentaria y de productos básicos para nuestros hermanos de clase y en todo el país el apoyo masivo de los mexicanos pobres ha sido verdaderamente asombroso por lo bueno. Los pobres apoyando a otros pobres son un gran comienzo para que poco a poco todos entendamos que somos hermanos de clase todos los que sufrimos una situación económica similar y problemas parecidos; es quizá el principio de una gran articulación nacional que debemos consolidar para enviar al basurero de la historia a quienes usan la demagogia para hacernos creer que nos sirven para servirse ellos.
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