Campesinos y colonos guanajuatenses de la capital del estado organizados en Antorcha viven en lugares con relativo acceso a la comunicación y, por tanto, con posibilidades reales de que sus problemas puedan ser atendidos de una manera más pronta y expedita por la autoridad local, pero inexplicablemente se encuentran entre los ciudadanos discriminados e injustamente tratados por el presidente Navarro, quien muestra una exagerada sordera política ante los antorchistas (que si bien es cierto, no son los únicos que la padecen).
Llevan más de 6 meses buscando, infructuosamente, tener una reunión con el alcalde, para lo cual han tenido que realizar una serie de manifestaciones, desde comisiones numerosas a palacio municipal hasta tres marchas, la última de ellas partió del jardín embajadoras y tuvo como punto de llegada la tradicional y conocida Presa de la Olla, el pasado 24 de junio en la celebración que en ese lugar se realiza cada año en honor a San Juan; tradicionalmente se cuenta con la presencia de quien encabeza en el momento el Ayuntamiento capitalino, en este caso Alejandro Navarro.
Quien ha cerrado totalmente los oídos a las peticiones de los antorchistas, cancelando toda posibilidad de diálogo con una parte de los habitantes del municipio, sin importar que estos tengan necesidades plenamente justificadas, que él conoce perfectamente porque ha recorrido cuando menos dos veces la geografía municipal, además dio indicaciones a sus subalternos para que no traten ningún asunto con los demandantes, tal es el caso del ingeniero Juan Carlos Delgado Zarate, director de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, quien se ha negado a recibir comisiones de antorchistas que lo han buscado para tratarle asuntos nuevos, ajenos totalmente a los planteamientos iniciales que le hicimos llegar a su patrón.
Esta conducta de los funcionarios municipales de la capital del estado, resulta una verdadera provocación hacía los más necesitados, en estos días en que el país entero pasa por varias terribles e irritantes crisis, como la económica, a la que debemos el avance incontenible de la pobreza que se ha incrementado en casi 4 millones de mexicanos en los últimos 4 años, es decir, en lo que va del gobierno de López Obrador. Con la inflación más alta de las últimas décadas, que tiene los precios de los productos básicos por las nubes. También los más pobres son los que aportan los difuntos en mayor medida en la ola incontenible de violencia que vive el país, que ya rebasan los 125 mil homicidios dolosos; aunado a estas tragedias tenemos la crisis de salud por la pandemia que a más de dos años no cede y el común denominador es que los más golpeados son los que menos tienen; de igual manera sucede en el terreno de la educación en el que la deserción escolar esta incontenible y se agrega al casi 25% de la carencia por este servicio que presenta el estado de Guanajuato.
En síntesis, pues, cada día son más los mexicanos y guanajuatenses que carecen de lo indispensable para poder disfrutar de una vida digna, es decir, para satisfacer necesidades tan elementales como la vivienda, alimentación, salud, vestido, educación, servicios públicos básicos en sus colonias y comunidades y la capital del estado no es la excepción.
La injusticia social que esto implica se ve agravada por el hecho de que las áreas donde habitan los pobres están, prácticamente, fuera de las preocupaciones de quienes gobiernan y manejan el dinero público. La difícil situación económica y social de los marginados se agrava cada vez más por la actitud de todos los políticos en el poder, independientemente del partido al que pertenezcan, porque se comportan de manera idéntica, con una prepotencia asombrosa, con soberbia reaccionaria y con total olvido y rechazo de los que menos tienen.
Por lo que, no es remota la posibilidad de que un día no muy lejano nos enteremos de la noticia de que hay una iniciativa apoyada por todos los partidos, para poner fuera de la ley las garantías constitucionales de organización, petición y manifestación pública de las ideas. No es descabellada esta idea, si vemos como a nivel país, el Gobierno morenista ataca en la práctica estos elementales derechos ciudadanos; lo mismo ocurre en el estado de Hidalgo con un gobierno priista que encarcela inocentes por exigir soluciones a sus problemas y; en la capital guanajuatense, tenemos un edil panista que instrumenta la política de oídos sordos y de combate abierto a las organizaciones sociales que realizan gestoría a favor de sus agremiados e intentan, por esa vía, encontrar salida, cuando menos, a sus problemas más urgentes.
Por tanto, a los pobres de Guanajuato y del país entero, no nos queda otra opción que fortalecer nuestra organización y profundizar nuestra educación política a través del estudio científico de la realidad estatal y nacional, así como de la lucha práctica.
Por eso, convoco desde este modesto espacio a mis compañeros, para que estemos atentos al llamado de la próxima protesta pública que tendrá lugar nuevamente en la Presa de la Olla en la ciudad capital el día y la hora en que haga acto de presencia el presidente municipal para el tradicional evento que se lleva a cabo con motivo de la apertura de la compuerta del mencionado vaso de agua.
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