El sábado 20 de agosto, la crema y nata de Morena elegió a su nueva dirigencia estatal en Puebla. Tras pelearse por uno de los lugares como consejero, los morenistas eligieron a la diputada con licencia Olga Lucía Romero Garci Crespo, como presidenta del Comité Ejecutivo Estatal; a Agustín Guerrero Castillo, como secretario general; y a Andrés Villegas Mendoza, perfil cercano al director General de Gobierno, Julio Huerta Gómez, primo del gobernador, como presidente del Comité Estatal.
Estos tres perfiles y la mayoría de los que integran ambos organismos son cercanos al gobernador Miguel Barbosa. Así, el gobernador se hizo del partido a través de personas que, sabe, seguirán sus indicaciones al pie de la letra.
Esto mismo ha hecho, por ejemplo, en el Congreso del Estado y hasta en el Instituto Electoral de Puebla. Ahora, mandará en su partido a través de sus principales operadores.
En este contexto, bien vale la pena recordar una declaración del propio gobernador sobre su partido, en mayo de 2022: “Tal parece que (en Morena) no hay idea de qué hacer con un partido político. ¡Siguen los mismos! ¡Los mismos y otros peores que llegaron de México! Morena tuvo que haberse consolidado desde 2018. Y luego hablan de refundar a Morena. No… bueno, esa palabrita yo ni siquiera la conozco. ¿Quiénes quieren refundar siempre a la izquierda? ¡Los que la refundieron! […] Son malhechores. Se reparten candidaturas, hacen a sus hijos diputados, alcaldes, a sus novias. De veras. Venden candidaturas”. Mejor retrato no pudo hacer. Quiero recordar lo que hace unos meses escribí sobre este tema.
Estas palabras son del gobernador de Puebla, aquél que para ser gobernador se convirtió al morenismo y dejó su morenovallismo y su perredismo a un lado, porque le estorbaban en su afán de hacerse el adulador número uno de Andrés Manuel López Obrador.
No está por demás recordar el pasado de Miguel Barbosa Huerta. Fue senador por el PRD y desde esa tribuna fue un duro crítico del ahora presidente de México. El 9 de junio de 2015, Barbosa criticaba la soberbia de AMLO: “La soberbia de Andrés Manuel López Obrador es infinita. El PRD nunca será cabús de nadie, el PRD debe transformarse y si no lo hace sin duda que su destino será la extinción. Morena no es un partido nuevo, cómo lo va a ser con rostro como el de Andrés López Obrador”.
Obviamente, la soberbia de AMLO se le olvidó a Barbosa cuando Morena le planteó que él podría ser el candidato para gobernador en Puebla en 2018 y en 2019, después de que la gobernadora Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle se accidentaran y murieran en un helicopterazo. Barbosa se hizo lopezobradorista de sangre.
Pero ahora el propio gobernador poblano nos ha pintado a Morena como es, un partido político que, como un pepenador, fue recogiendo lo peor de todos los partidos mexicanos desde la derecha y hasta la izquierda. Los mejores rateros, los más corruptos, los delincuentes de cuello blanco, los más mentirosos y los expertos en la represión y las golpizas fueron llamados por Andrés Manuel López Obrador. Son los mismos políticos de antes, pero con un nuevo apellido: el de morenistas.
Esto que ahora dice Barbosa, contra Morena, no es nuevo para nosotros, es lo mismo que el Movimiento Antorchista le ha criticado desde siempre: se trata de un partido que recogió los desechos de la política mexicana, que no tiene una filosofía clara, que no sabe qué hacer en el gobierno, que es ignorante a más no poder, que no tiene un plan para atacar en serio los problemas del país, que reprime a sus críticos, que asesina a quienes le dan problemas, que juntó a los más corruptos y les dio chance de robar a manos llenas, es decir, que es un movimiento que se pudre desde adentro porque se trata de la misma vieja escuela de la izquierda mexicana que jamás ha encabezado al pueblo y que, en cambio, se ha servido de él para lograr poder político y dinero.
Veamos los resultados del gobierno de Andrés Manuel en el país. O veamos los resultados de Miguel Barbosa, que han llevado a Puebla a la ruina: inseguridad, desempleo, pobreza, desigualdad, falta de obras, pésimas escuelas, mal sistema de salud y un largo etcétera de problemas.
Y no olvidemos que el mismo Barbosa fue acusado de ser un corrupto y pedirle 100 mil dólares al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, a cambio de su voto en el Senado para aprobar Reforma Energética; se compró una casa de un expresidente que cuesta más de 20 millones y que esa compra no correspondía con su salario; además, varios ediles lo señalaron por cobrar ilegalmente sus “servicios” de gestor en la Cámara de Senadores, o sea, de ser un mochero.
Y veamos a Morena: salen ya las acusaciones contra algunos de los precandidatos a gobernador en ese partido. La pelea por la dirigencia estatal dejó un sinfín de delitos: acarreo, compra de votos, golpes, quema de boletas y hasta detenidos. Y la lucha apenas comienza. Ya veremos en un tiempo cómo se desarrolla y cuántos crímenes se hacen públicos. Ejemplos de cómo se pudre Morena los podemos ver en la familia del Presidente, entre los secretarios de estado, entre los líderes nacionales de Morena y llenaríamos muchas cuartillas con los nombres de todos los corruptos.
Por eso, no olvidemos ahora el retrato que nos ofrece Miguel Barbosa sobre Morena, que es, exactamente lo mismo que hemos denunciado. Sus elecciones internas nos demuestran, una vez más, cuál es el verdadero rostro de los morenistas; la ambición descarada y el hambre de poder los delata.
Urge, pues, quitar a Morena del Gobierno estatal. ¿Quién debe sustituirlo para combatir a la pobreza? El partido político de los pobres de este país. Volvamos a crecer aceleradamente, eduquemos a la gente y avancemos en la consolidación y madurez de nuestra Antorcha. La historia está de nuestro lado, del lado de los pobres. Con tantos errores, Morena se irá al basurero de la historia.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario