Los poblanos hemos visto pasar a gobernadores buenos, malos y pésimos, como es el caso del actual, Miguel Barbosa Huerta.Su comportamiento déspota, negligente y su singular emulación del presidente de la República, nos hace recordar a los tiempos de la Revolución, a los tiempos de Porfirio Díaz, cuando imperaba el cacicazgo y la miseria embargaba a las grandes masas.
Nuestro estado, en 1893, hace más de 100 años, era gobernada por el General Mucio P.Martínez, quien al igual que el actual gobernador, imitaba al presidente de ese entonces, todos decían que era un Porfirio Díaz en chiquito, que dictaba y ordenaba acorde a sus intereses, a la pequeña oligarquía que existía en ese momento por su lealtad y fiel apoyo pagaba con prebendas y recompensas económicas, de todos eran conocidos sus métodos represivos de persuasión, así como el rechazo y repudio atroz a sus adversarios de grupos políticos, organizaciones obreras y populares.Con dichas características era evidente su injusta forma de gobernar, por lo que no tardaron los poblanos de ese tiempo en salir a protestar y luchar, porque se mejoraran las condiciones de los trabajadores, y de todos los poblanos, a pesar de que eran perseguidos, acosados o incluso hasta asesinados por órdenes del gobernador.
El gobernador odiaba a las asociaciones o a la organización popular.Mucio P.Martínez no era ningún tonto, sabía perfectamente que el permitir que las masas se aglutinaran en un gran bloque que levantara la voz por el injusto trato y por las míseras condiciones en que vivían, repercutiría en su estado de confort, y por tanto las comodidades de él y de su pequeño grupo se acabarían; por ello debería actuar descaradamente por impedir que la organización popular creciera desmesuradamente en el estado y garantizar al menos uno de sus propósitos "conservar el orden" y evitar que su gobierno y la permanencia de este, se viniera abajo.
Hoy, a más de 100 años de este suceso, la historia se repite, Puebla tiene en la actualidad a un gobernador que emula toda conducta arbitraria y hostigadora del gobierno federal en contra de la oposición, arremete feroz en contra de quien él percibe claramente como rivales fuertes para la próxima contienda electoral, finca delitos, los persigue y acribilla mediáticamente para intentar desprestigiarlos.Este es el caso del ingeniero Juan Manuel Celis Aguirre y su esposa la doctora Soraya Córdova Morán, ambos dirigentes del antorchismo poblano, que han dedicado su vida entera a luchar contra las injusticias, la marginación y la miseria que azota a muchos.Líderes que han tenido la oportunidad de estar al servicio del pueblo, es decir, que se han desempeñado como funcionarios públicos (así como varios líderes más), ambos trajeron con sus gestiones, notorios y grandes resultados, un gran mejoramiento, avance, progreso y prosperidad a los distritos que representaron como diputados federales.
Son pues, ejemplo de lo que deben hacer todos los políticos que llegan a un cargo público, son personas bien nacidas que lo único que hicieron al llegar a una curul, fue corresponder la confianza y el apoyo de las masas, acercar a la vida de éstos, obras y servicios que llevaban años gestionando y que no había existido ni una sola persona dispuesta a escuchar y atender sus peticiones.Mentira es que estén involucrados en delitos como lavado de dinero o corrupción, o que hayan recibido dinero al margen de la ley, cualquiera que los conozca de cerca puede dar constancia de la forma en que viven, que no poseen grandes bienes o propiedades y su casa es la misma desde hace muchos años.
Con todo eso podemos constatar que son gente honesta, honrada, honorable y consecuente entre lo que dicen y hacen, pues ¿qué político sirve al poder sin que se sirva de este? Es vasto y muy amplio el número de políticos de esa calaña, pero no es el caso de los líderes antorchistas.
El caso del homólogo de Barbosa, debiera ponerlo a reflexionar, o al menos debiera pensar dos veces antes de ordenar cada acto arremetido contra el pueblo y el derecho de organización popular, cada golpe dado al Movimiento Antorchista refleja el carácter del gobierno de la 4T.El anunciado cambio viene ofertando más de lo mismo, repite los vicios, las deficiencias, el despotismo, negligencia, los paripés, la represión, pobreza y marginación para los menos favorecidos.
La clase política que ostenta el poder desde hace más de 100 años demuestra claramente que no ha hecho nada por los millones de pobres del estado y del país, comprueban que la salida o la opción no es un "mesías" o la réplica de éste, se necesitan hombres y mujeres que surjan del pueblo y que tengan raigambre popular y un gran compromiso con el pueblo, así como los líderes del Movimiento Antorchista, que en los breves periodos que han servido al pueblo, han demostrado estar a la altura del cargo y además corresponder trayendo mucho más progreso a los pueblos, que aquellos que han pasado de curul en curul, saltando de la diputación a la senaduría o a la gubernatura y no han hecho nada por los más vulnerables, he ahí la razón del ataque.
A los poblanos no nos queda más que aprender de las lecciones de la historia y accionar para generar el cambio verdadero, recordemos que "quien no conoce de historia está condenado a repetirla" y eso a estas alturas de la vida, es un lujo que no nos podemos dar.La realidad nos llama a que nos unamos, a que así como hace 100 años levantemos la voz y pongamos un freno a las injusticias y arbitrariedades del gobernante y sus seguidores.La elección de 2021 es la vía correcta y apropiada para hacer que las condiciones que vivimos cambien, es éste el momento y no hay más, no podemos seguir dejando la decisión de nuestros derechos a los gobernantes y ocuparnos de la felicidad propia, porque ésta así no llegará.Es este el momento: se está con el pueblo o contra él, pues el progreso no tiene tiempo que perder.
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