MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Breve introducción a la filosofía heraclítea (II/II)

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En la primera parte de este ensayo se explicó que Heráclito de Éfeso (540 a. C. - 480 a. C.) creció inmerso en la cultura milesia, de la que también se distanció críticamente. A diferencia de los pensadores milesios, rechazó la pura visión mitológica de la naturaleza y abogó por comprenderla a través de la investigación científica. Criticó, por ejemplo, a Jenófanes por su dispersión en el conocimiento y su falta de profundidad en un análisis unívoco de la naturaleza.

 Además, se expuso la famosa sentencia “pánta rheí” (todo fluye) atribuida al filósofo de Éfeso, interpretada como la idea de un constante cambio de la realidad y sus contradicciones. El fragmento DK 63 de Heráclito ilustra esta idea: “En unos mismos ríos entramos y no entramos, estamos y no estamos”. El principio fundamental del cambio contradictorio en la realidad está conectado con el carácter moral y político de los seres humanos; esto es lo que se explicará a continuación. 

b) Visión ética y política

El ser humano, al igual que todo ente de la realidad, es un ser cambiante. Y es precisamente a través del cambio que el ser humano se forma, es decir, que se hace a sí mismo. No estamos terminados en ningún momento, sino que nos hacemos a través de transformaciones y gracias al “lógos”. Esto dice Heráclito en el fragmento DK 16: “A los hombres todos les es dado llegar a conocerse a sí mismos y mantenerse cuerdos”. La idea que subyace aquí es la autognosis socrática que apela al deber de cada ser humano para conocerse a sí mismo: conocernos en todo sentido, en virtud y en defecto. La investigación reflexiva es una cualidad de todas las personas: “no es cosa de elección particular sino común a cualesquiera hombres, a saber, averiguar y reconocer lo que uno es y no es”. De manera que no podemos no conocernos a nosotros mismos, en esto no hay opción: necesariamente nos conocemos, conocemos nuestras contradicciones y nos transformamos (aun en contra de nuestra voluntad o de forma inconsciente).

Cada individuo, por naturaleza, se hace a sí mismo. Esto significa que el rumbo de la transformación de cada persona es responsabilidad de ella misma, de forma individual. Es verdad que otras personas influyen en la conformación de cada ser humano; sin embargo, lo que afirma Heráclito es que también cada uno es responsable de sí mismo, y en esto no hay elección. Esta idea será fundamental en la filosofía griega posterior, a la cual alude Sócrates durante su juicio. Antes de ser condenado a muerte, el filósofo ateniense dice a los jueces que, pese a que lo condenen a muerte, no podrán librarse de ser enjuiciados y criticados (tarea que él realizaba), pues, en última instancia, son ellos mismos responsables de sus vidas, son ellos mismos sus propios jueces.

En ese mismo sentido, en el fragmento DK 112 dice Heráclito: “Estar cuerdos es la virtud mayor, así como inteligencia es decir verdad y hacerla, según el modo de ser de las cosas (y de uno) prestando oído”. Es posible conocerse a uno mismo y tomar acciones para superar las deficiencias personales. Conocerse a uno mismo implica una acción en relación con el mundo circundante; requiere, según este fragmento, escuchar el “lógos” y actuar de acuerdo con el mismo. Sin embargo, eso es algo que la mayoría ignora, por eso dice en DK 1: “Esta razón, siendo ésta siempre como es, pasan los hombres sin entenderla, tanto antes de haberla oído como a lo primero después de oírla: pues, produciéndose todas las cosas según esta razón, parecen como faltos de experiencia, teniendo experiencia así de palabras como de obras tales como las que yo voy contando, distinguiendo según su modo de ser cosa por cosa y explicando qué hay con ella. En cuanto a los otros hombres, les pasa desapercibido todo lo que despiertos hacen, tal como se olvidan de todo lo que durmiendo”.

La idea de conocerse a uno mismo no se limita a un aspecto puramente individual y psicológico. Distintamente, implica también entender la historia personal en relación con el mundo, dado que nuestra identidad humana está vinculada a nuestro componente político y social. Este enfoque requiere comprender el entorno de manera objetiva, trascendiendo lo exclusivamente personal, especialmente al reconocer que el conocimiento contiene también, en su origen, lo que existe más allá del individuo. Así, poseer un entendimiento histórico y ético es un elemento trascendental en la filosofía heraclítea, si no ocurre así, la actitud de “los dormidos” (es decir, de quienes no escuchan al “lógos”, de quienes no actúan éticamente) afecta negativamente el mundo. Dicho en otras palabras: la pasividad ante lo que ocurre en la sociedad pasa factura no sólo a los llamados “dormidos” sino también a quienes Heráclito denomina “despiertos”, pues el mundo está compuesto por elementos interrelacionados; el acto de una persona afecta a las demás: “que también los durmientes son operarios y colaboradores de las cosas que en el mundo se producen”. Esto es, que no solamente nosotros, en nuestra individualidad, nos complementamos o nos formamos por efectos de las demás personas, sino que también complementamos a los demás, también afectamos al mundo o, en otras palabras, hacemos mundo: “que para los que están despiertos hay un mundo u ordenación único y común o público, mientras que de los que están durmiendo cada uno se desvía a uno privado y propio suyo”. Cabe añadir que no hay absolutos en la caracterización de “dormidos” o “despiertos”, es decir, no hay personas que permanentemente se encuentren en la indiferencia ante el mundo ni tampoco hay personas que permanentemente se ocupen atender al mundo. 

Como ha de entenderse, dada la lógica contradictoria de Heráclito, la gente en general tiene momentos de “estar dormida” o “estar despierta”; mas de lo que se trata es de intentar seguir a la razón de lo común, de lo justo, de lo verdadero en favor del mundo, por eso dice en el fragmento DK 2: “Por lo cual hay que seguir a lo público: pues común es el que es público. Pero, siendo la razón común, viven los más como teniendo un pensamiento privado suyo”.

I. Conclusión

Heráclito tenía inquietudes políticas estrechamente relacionadas con su pensamiento metafísico/filosófico que sostenía que todo es uno y contradictorio. De manera que sus planteamientos relacionados con el funcionamiento de la realidad o del universo guardaban conexión con su forma de conducirse cotidianamente, en cuestiones concretas. El concepto del “lógos” es percibido como el principio universal que los humanos debían seguir para establecer el orden en su comunidad, aunque para Heráclito la mayoría era incapaz de hacerlo. Esto muestra su crítica a la falta de reflexión y conciencia de sus conciudadanos, que parecían interesados sobre todo en sus asuntos individuales políticos y económicos, que en llevar una vida racional, frugal y justa. Notamos entonces cómo el mensaje del “lógos” puede interpretarse éticamente como directrices para el comportamiento humano, de manera individual y a un nivel de organización social y política, que llevaría a la gente a vivir en armonía. 

 

Bibliografía 

 

García Calvo, A. “Lecturas presocráticas II, Razón común. Heráclito”, España: Editorial Lucina, 1999.

 

Gigon, O. “Los orígenes de la filosofía griega”, España: Gredos, 1985.

 

Hernández Oñate, Leonor, “Lógos: Heráclito y los orígenes de la filosofía” en Nova Tellvs, 33/2, Enero-Junio, 2016.

 

Mondolfo, R. “Heráclito, textos y problemas de su interpretación”, México: Siglo XXI, 2012.

 

Platón, “Apología de Sócrates”. España: Gredos [Colección Grandes Pensadores], 2010.

W. K. C., Guthrie. “Historia de la filosofía griega I, Los primeros presocráticos y los pitagóricos”, España: Gredos, 1984.

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