MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Caprichos y sordera incrementan la pobreza de los mexicanos

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Estamos a punto de terminar marzo y de acuerdo con la información proporcionada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la inflación sigue al alza; al finalizar el mes presentó un crecimiento del 0.48 por ciento respecto a la primera quincena. Con este nuevo incremento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), la inflación anual se ubica en 7.29 por ciento.

No debemos perder de vista que la inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios de los bienes y servicios de una economía, a lo largo del tiempo, y, como siempre, golpea durante el bolsillo de los mexicanos que cuentan con menores ingresos económicos.

Los productos que aumentaron en la primera mitad de marzo son el gas doméstico LP, la gasolina de bajo octanaje, la electricidad, mientras que en los alimentos el alza de precios se registró en la tortilla, el huevo, la cebolla, el limón, el aguacate, entre otros más.

De tal manera que, aunque el salario mínimo aumento un 22 por ciento al inicio del año, cifras de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), precisaron que solo el 12 por ciento de los trabajadores obtuvo este incremento, mientras que el ingreso promedio para los trabajadores, inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es de 466 pesos, por lo que el impacto se observa, sobre todo, en el deterioro de la alimentación.

No hay duda, la equivocada política económica del gobierno de la Cuarta Transformación nos tiene sumidos en una crisis que desde hace muchos años no se veía, lo que ha provocado un incremento de más de cuatro millones de mexicanos que han engrosado el número de pobres en el país.

Mientras tanto, el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), continúa derrochando el erario nacional en sus tres obras faraónicas, que son su capricho y que en nada ayudarán a mejorar la crítica situación que viven todos los mexicanos. AMLO inauguró el Aeropuerto Felipe Ángeles, al que llamó aeropuerto del pueblo, aun cuando apenas lleva un avance, según datos públicos, del 27 por ciento del total de la obra. 

Entonces, como siempre, seremos los mexicanos los que tendremos que pagar por muchos años las deudas que se contrajeron por la cancelación del que se construía en Texcoco y la construcción del de Santa Lucia, que según especialistas tuvo un costo de más del 35 por ciento arriba de lo que oficialmente estaba calculado.

Y no deben de perderse de vista, las múltiples dificultades económicas que presenta la nueva terminal aérea que afectan a los usuarios, entre ellas, la distancia, los tiempos y los costos de traslado y la imposibilidad real de tener vuelos de conexión con el actual aeropuerto. Para el país el AIFA presenta problemas tan importantes como su falta de auto sustentabilidad financiera durante muchos años y su necesidad permanente de recursos públicos.

Con relación al Tren Maya, que se construye en el sur del país, organizaciones ambientalistas alertaron que el tramo 5, que va de Playa del Carmen a Tulum en Quintana Roo, atenta contra el Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ya que prevén la deforestación de cuando menos 720 hectáreas, por lo que le exigen al mandatario detener la construcción.

Las consecuencias de la deforestación se resentirán las próximas cinco décadas y la fragmentación de la selva traerá más pobreza, más perdida de la biodiversidad, y también, aquí los más afectados serán los mexicanos, en primer lugar, los del sur del país. Y como siempre, la respuesta de López Obrador es que se trata de una campaña de desprestigio de los conservadores y de fifís que están en contra de su proyecto de nación. 

Nuevamente, ante la falta de argumentos sólidos para defender sus proyectos, AMLO muestra su incapacidad para escuchar opiniones de quienes piensan distinto a él, y su actitud autoritaria con la que busca imponer su voluntad y capricho sin atender razones técnicas, y llega al rechazo, a la descalificación, y agrede a quienes le hacen algún señalamiento.

Nada bueno se puede esperar de un gobernante que ignora a la ciencia y solo de palabra combate la pobreza en la que vivimos millones de mexicanos. Ya es hora de que el pueblo trabajador se dé cuenta de que Andrés Manuel no es el estadista que el país necesita, y que aprenda que solo el pueblo organizado y educado logrará construir una sociedad más justa para todos.

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