La inflación en el estado de Campeche supera a la de todo el país y lo ubica en primer lugar en la lista de las 22 entidades cuya inflación está por encima de la media nacional, según los datos del Índice Nacional de Precios y Cotizaciones del INEGI.
En el cuarto mes de 2022, la inflación en Campeche superó a las de las demás entidades, al colocarse en 9.86 por ciento respecto al primer trimestre. La media nacional fue de 7.68 por ciento.
Todos los campechanos resentimos la escalada de los precios en los productos básicos, pero la tragedia es agobiante, demoledora, para las familias que no tienen empleo ni ingresos seguros y que hacen lo que sea para mantenerse, para las que tienen salarios bajos o muy bajos, que no son pocas, y para las que trabajan en la informalidad, que tampoco son pocas. No es la misma tragedia para quienes tienen ingresos elevados y fortunas acumuladas, por más que digan que los ricos también lloran, que para una familia que vive al día.
La canasta alimentaria de abril superó en Campeche los 45 mil pesos, con lo que sobrepasó el incremento en el salario mínimo, el cual ya no va a subir en todo el año, mientras que la inflación cada mes va creciendo; este casi 10 por ciento que incrementaron los precios de la canasta básica en la entidad es solo comparando los precios de abril con los del primer trimestre; es decir, se acumula a los incrementos anteriores, así ha rebasado ya el incremento en el salario que tanto presumen el Gobierno federal y los empresarios. Ya se sabe que en la primera quincena de mayo la inflación en Campeche fue de 9.6, estamos en segundo lugar nacional, solo por debajo de Oaxaca, más lo que se acumule en los siete meses restantes.
Ahora bien, en Campeche la Población Económicamente Activa (PEA) es de 433 mil 923 personas, el resto son estudiantes, amas de casa o personas imposibilitadas para trabajar por alguna discapacidad o por la edad y todos dependen de sus jefes de familia; es decir, de la PEA. De estos casi 434 mil trabajadores, 421 mil 82, el 97 por ciento, según las estadísticas, sí tiene trabajo e ingresos, pero del 43 por ciento del total de los empleados formales, 72 mil 979 ganan solo uno o dos salarios mínimos, con ingresos entre 5 mil 358 y 10 mil 717 pesos, que no son ni la cuarta parte del valor de la canasta alimentaria. En hogares con cuatro integrantes no alcanzan los ingresos para cubrir las necesidades fundamentales.
Aceptemos que estos son los que tienen los salarios más bajos de los que sí tienen un trabajo formal, es decir, hay algunos que están mejor, pero la gran mayoría están en peores condiciones.
También, según las estadísticas, 264 mil 260 campechanos (el 60.9 por ciento de la PEA) viven en la informalidad, es decir, no tienen empleo fijo, ni prestaciones, ni salario seguro, ni seguridad social, ni nada de eso, son los que venden en puestos semifijos, los que venden chácharas, ropa de paca, empanadas o pozol, los que venden en las calles lo que Dios les permite: chicharrones, dulces, paletas, aguas, son boleros o limpiaparabrisas y sus ingresos son todavía menores. Y todavía es peor para los que no tienen trabajo, el desempleo aquí casi llega a 13 mil campechanos en edad y con necesidad de trabajar, pero que no encuentran trabajo.
Sumados todos, resulta que son 358 mil 84 trabajadores, el 80.7 por ciento de la PEA; es decir, de los que sostienen a todos los campechanos, a quienes no les alcanza para comprar ni la comida, menos para dar a sus familias una vida decente.
Todos estos trabajadores, jefes de familia, viven de milagro y con el Jesús en la boca porque no saben si el día de mañana sus hijos van a poder comer; son el 80.7 por ciento del total de las familias de Campeche. A esta tragedia milenaria se suma la carestía que hoy les dice que lo que ganan les alcanza para menos, que cada vez son más pobres, que así seguirá el resto del año y quién sabe qué pasará en el siguiente.
Pero la pandemia y la carestía no solo golpean a los más pobres, sino que pareciera que a los ricos no solo no les golpea, sino que les favorece. Un reciente informe de la organización internacional OXFAM, titulado “Beneficiarse del sufrimiento”, afirma que “573 personas se convirtieron en milmillonarios durante la pandemia, a razón de un nuevo milmillonario cada 30 horas” y que “las fortunas de los milmillonarios de los sectores de la alimentación y de la energía se han incrementado en 453 mil millones de dólares en los últimos dos años… la pandemia creó 62 nuevos milmillonarios en el sector de la alimentación y 40 en el sector farmacéutico”, de manera que, “la riqueza total que actualmente acumulan los milmillonarios equivale al 13.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Habiéndose triplicado desde el año 2000, cuando suponía el 4.4 por ciento”.
En México no es diferente, pues también ya se ha dado a conocer que la riqueza de los 16 hombres más ricos del país también ha crecido durante la crisis sanitaria. El documento de OXFAM agrega que “este año se espera que 263 millones de personas más se vean sumidas en la pobreza extrema, a un ritmo de un millón de personas por cada 33 horas”, a causa de que “el costo de los productos básicos aumenta al mayor ritmo de las últimas décadas”.
La inflación, el incremento de los precios de los productos, en realidad, pues, no afecta a los capitalistas, sino que los beneficia. Baste recordar, por lo pronto, que el genio de Carlos Marx desmenuzó las entrañas del capital e hizo evidente, entre otras cosas, que el precio de las mercancías no son sino el valor de las mismas expresado en dinero, y que, por su composición, recupera en su magnitud final toda la inversión de los capitalistas (los salarios de los obreros, las materias primas y los medios de producción) más una ganancia, de manera que ellos no pierden nunca, siempre y cuando las mercancías se realicen, se vendan.
La inflación, pues, afecta solamente a las familias trabajadoras y no a los empresarios capitalistas; a estos en realidad les beneficia. Así lo demuestran las declaraciones que el Director General de Hershey, Michel Buck dijo a sus accionistas: “El precio será una palanca importante para nosotros este año y se espera que impulse la mayor parte de nuestro crecimiento”, las del ejecutivo de Kroger a los inversores: “Un poco de inflación siempre es buena para nuestro negocio” , o del Director Ejecutivo de Hostess: “el aumento de los precios en toda la economía ayuda a las ganancias” (Cita tomada de “Inflación, salarios frente a ganancias” de Michael Roberts en www.rebelion.org, 21 de mayo de 2022).
Esto explica que las ganancias de los capitalistas, en general, siempre se vean incrementadas, a veces más y a veces mucho más, según haya recesión o crecimiento, haya crisis o no, aumente o disminuya la producción, con pandemia y sin ella, con incremento nominal al salario mínimo o con inflación o devaluación; ellos siempre terminan acumulando más riqueza a costa de la pobreza de las masas trabajadoras que la crean, porque para eso está hecho el capitalismo, esa es su esencia, esa es su naturaleza.
Entender esto permitirá al pueblo trabajador ver mejor cómo puede y debe enfrentar la situación, que puede y debe hacer en lo inmediato y qué para corregir de manera definitiva y acabar, de una vez por todas, con la pobreza y todos los males que le acompañan. Le va a servir, además, para ver cómo y por qué las medidas implementadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador contra la carestía no solo no son la solución al problema, sino que son una tomada de pelo a los mexicanos, a quienes pretende adormecerlos para que se sigan dejando trasquilar por los ricos del país y del extranjero, y hasta se sientan felices.
Pero entender esto, se requiere de otras explicaciones que no caben en esta colaboración, así que intentaremos darle una ojeada en la siguiente.
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