En julio de 2018, más de 30 millones de mexicanos votaron por usted en las pasadas elecciones federales para elegirlo como Presidente de la República Mexicana, sin duda, su candidatura creó enormes expectativas entre la población mexicana. El hartazgo por los malos gobiernos del PRI, PAN y PRD, sumado a su aguda y permanente crítica a éstos, generó en millones de mexicanos la esperanza de un verdadero cambio en las políticas del Gobierno federal, bajo su mando, para favorecer al pueblo pobre de México. Quienes confiaron en usted recibieron su triunfo con júbilo y celebraron el 1° de diciembre de 2018, fecha en que usted tomó posesión de su cargo, como el inicio de la "Cuarta Transformación" en nuestro país. "Ese es el compromiso que tengo con mi pueblo: no tengo derecho a fallar" (estas fueron precisamente sus palabras).
Pero las expectativas, la esperanza y el entusiasmo se acabaron muy pronto. Después del primer año de su mandato y examinando detenidamente la situación actual de México, los datos duros revelan que, ciertamente, sin tener usted ningún derecho a ello, le está fallando a los mexicanos.
En campaña afirmaba usted que eliminando la corrupción su gobierno haría crecer la economía hasta en un 6.0%. Sin embargo, el crecimiento económico del país en su primer año de gobierno fue de tan solo 0.1%, que comparado con el crecimiento económico de 2.4% en 2018, resulta que la economía del país, bajo su gobierno, no solo va en franco retroceso, sino que también en caída libre, lo que significa que irremediablemente se incrementará el desempleo, la pobreza y la desigualdad que hoy sufrimos millones de mexicanos.
En el primer semestre de su gobierno instrumentó usted un plan de acción para combatir el robo de combustible que existía en Pemex, lo que provocó un desabasto de gasolinaenel país, perdidas millonarias para el turismo y un lamentable accidente, que pudo evitarse, en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde fallecieron 137 personas y quedaron decenas de heridos. Si todos estos esfuerzos hubieran servido para erradicar el saqueo contra Pemex y para mejorar con ello la economía de la nación, lo entenderíamos, lo apoyaríamos y el plan habría valido la pena. Sin embargo, hoy sabemos que los "huachicoleros" solo son empleados de una enorme red de delincuencia institucionalizada que desde hace años opera al interior de Pemex, que el principal robo de combustible (80%) no se da en las tuberías y ductos en donde operan los "huachicoleros", sino desde las propias oficinas de la paraestatal. Y su gobierno no ha hecho lo suficiente para cambiar este estado de cosas. Después de un año de su administración, sabemos que el robo de combustible continúa, que Hidalgo sigue siendo el estado con mayor número de tomas clandestinas; que en el último trimestre de 2019 Pemex tuvo una pérdida de 169 mil 768 millones de pesos y una disminución de 21.6% en sus ventas. La principal empresa del país que administra el Estado mexicano y que actualmente aporta el 42% de sus ingresos para el gasto público, al igual que toda la economía del país, vive una situación alarmante.
En campaña afirmaba usted que la estrategia para enfrentar al crimen organizado, aplicada por las administraciones anteriores era una estrategia equivocada, que bajo su gobierno los militares regresarían a sus cuarteles, fortalecería y capacitaría a la policía federal y combatiría a fondo las causas de la violencia en el país. Sin embargo, nada de esto se ha cumplido: lejos de regresar a los militares a sus cuarteles, promovió usted una modificación constitucional para crear una Guardia Nacional militar para enfrentar al crimen organizado. No obstante, con la liberación de Ovidio Guzmán en Culiacán y con el envío de la Guardia Nacional para contener violentamente la inmigración centroamericana –atendiendo a las órdenes del gobierno norteamericano-, se confirma que su gobierno no cuenta con una estrategia eficaz en materia de seguridad pública, hecho que explica por qué 2019 cerró como el más violento de la historia del país con 34 mil 582 homicidios dolosos a decir del propio Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En campaña afirmaba usted que bajo su gobierno la atención a las necesidades del pueblo sería prioritaria. Primero los pobres fue una de sus banderas en campaña. Sin embargo, apenas en diciembre de 2019 se aprobó el Presupuesto de Egresos que el gobierno federal ejerceráen el año fiscal 2020, con un monto superior a los 6 billones de pesos -el másgrande que ha existidoen la historia del país- y su gobierno omitió atender las peticiones de los presidentes municipales y grupos sociales que durante años han solicitado recursos para obras y servicios básicos como agua potable, luz eléctrica, drenajes, pavimentación de calles, construcción de aulas y escuelas, clínicas de salud, hospitales, entre muchos otros. En cambio, los recursos económicos para el 2020 estarán destinados principalmente para rescatar a Pemex, para la CFE, la Guardia Nacional, en obras como el aeropuerto de Santa Lucía en el estado de México o la refinería de Dos Bocas en Tabasco, y, de manera especial, destinados a los programas sociales a través de tarjetas bancarias, es decir, para los programas de transferencia monetaria de corte asistencialista que serán aplicados no para mejorar las condiciones materiales de vida de los mexicanos, sino para garantizar la clientela electoral que su gobierno y su partido necesitan para mantenerse en el poder.
Sin necesidad de detenerme en señalar la infinidad de desaciertos de su gobierno de "izquierda", que van desde sus consultas inconstitucionales; la asignación del striper Sergio Mayer Bretón como presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados; o la autorización del recinto de Bellas Artes, con la asistencia y el beneplacito de destacados morenistas como el diputado Martí Batres Guadarrama, para homenajear a Naasón Joaquín García, apóstol de Jesucristo de la organización religiosa La Luz del Mundo, quien días después fue detenido en Estados Unidos por violación, pederastia, tráfico de personas y pornografía infantil, entre otros delitos; hasta decisiones políticas completamente reaccionarias y misóginas como la desaparición de las estancias infantiles para los hijos de mujeres trabajadoras, la desaparición de los refugios para mujeres víctimas de violencia; o su menosprecio al paro nacional de mujeres, celebrado el pasado 9 de marzo, con motivo de nuestra legítima exigencia de poner un alto a la violencia de género, desaciertos y políticas que demuestran que su administración ni es del pueblo ni está atendiendo las urgentes necesidades del pueblo.
A esta terrible situación en que nos ha colocado su gobierno, se suman ahora dos problemas de carácter mundial que, en honor a la verdad, usted no generó ni son su responsabilidad: la pandemia del coronavirus Covid-19 y el desplome de los precios del petróleo en el mercado internacional, problemas cuya sinergia está impactando en el planeta entero. Por un lado, lo que sí es una irresponsabilidad y un engaño de su parte, es mentirle a los mexicanos afirmando que su gobierno decidió "reducir el precio de la gasolina" simulando que está usted cumpliendo con uno de sus principales compromisos de campaña, cuando los medios masivos de comunicación se han encargado ya de informarnos que el barril de petróleo crudo mexicano se vendió hasta por 18.78 dólares, su precio más bajo desde 2002. La oferta está por encima de la demanda, y al bajar los precios del petróleo en el mercado internacional bajan inevitablemente los precios de sus productos derivados en el mercado nacional. Su gobierno solo está ajustándose a las leyes del mercado internacional del petróleo, y nada más.
Por otro lado, nos enteramos que la mayoría parlamentaria de su partido en la Cámara de Diputados se reunió para aprobar las reformas secundarias que permiten la reelección de diputados y senadores, es decir, que los diputados morenistas se reunieron exclusivamente para legislar en favor de sus intereses y solo en favor de sus intereses, en un momento de crisis mundial ante el Covid-19, en un momento en que los mexicanos esperábamos que se destinara y aprobara un mayor presupuesto al sector salud o que se establecieran verdaderas estrategias para prevenir la llegada de la pandemia del Covid-19 a México, ya que no podemos conformarnos con la ridícula y reaccionaria (esa sí conservadora y reaccionaria) utilización de amuletos religiosos para evitar el contagio del coronavirus, como afirma que a usted le han funcionado.
Señor presidente, a la realidad objetiva, por muy adversa que parezca, no puede usted modificarla con "otros datos", con mentiras y con escapularios bendecidos. No mienta ni siga engañando a los mexicanos: al pueblo de México se le debe hablar siempre con la verdad. Usted ni está facultado para modificar los precios de las gasolinas, ni podrá combatir al Covid-19 invocando al "Detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo" como nos presume que ocurre en su pensamiento medieval y gracias a sus escapularios.
En suma, es cierto que usted llegó al poder con un indiscutible triunfo electoral, sin embargo, las expectativas y la esperanza de los mexicanos que confiaron en usted se está acabando: a solo un año de su administración, la situación económica, política y social del país se encuentra en condiciones más deplorables que en las administraciones pasadas. Y debido a las nuevas circunstancias mundiales, lo peor está por venir. Señor presidente, lo exhorto respetuosamente a que cambie su actitud y su política como presidente del país.
La realidad objetiva es ineludible, puede usted verla con sus propios ojos y palparla con sus propias manos. La situación del país no está bien por más que usted asegure tener otros datos: la inmensa mayoría del pueblo vivimos en la pobreza y nuestra nación no está preparada para enfrentar una contingencia sanitaria que combata eficazmente al Covid-19. Por tanto, en este momento y dadas las limitaciones del sistema de salud en nuestro país, las medidas de prevención resultan esenciales: de vida o muerte. En consecuencia, el número de mexicanos fallecidos por el coronavirus, en buena medida será responsabilidad de su omisión y su negligencia para aplicar a tiempo las medidas preventivas necesarias para proteger la salud de los mexicanos. Y le aseguro que de esto no podrá usted responsabilizar a los gobiernos de Peña Nieto y Calderón. La magnitud de la tragedia de mortandad que está por ocurrir será responsabilidad absoluta de usted y su gobierno.
Por último, solo una cosa más: si usted realmente quiere que México prospere y resurja como lo han hecho varios países en el mundo: debe escuchar al pueblo y atender sus más ingentes necesidades, debe escuchar a los que lo critican, a los que no están de acuerdo con su política excluyente y electorera, debe escuchar, conocer y atender sus justos reclamos, y ser lo suficientemente humilde y objetivo para aceptar lo que se está haciendo mal y corregir a tiempo el rumbo de la nación para llevarla hacia puerto seguro. Recuerde lo que usted mismo dijo: no tiene derecho a fallar.
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