Hoy en día, es lamentable e indignante ver cada vez a más familias de las que viven en el campo cómo son golpeadas con violencia y sin compasión por la pobreza y la marginación, y si a esto le sumamos la falta de una política más humanista desde del Gobierno federal para rescatarlas de esta situación de abandono, llegaremos a la conclusión de que no ha habido, hasta hoy, una política encaminada realmente para sacarlos de tan malas condiciones. 

Los campesinos viven hoy azotados por el abandono y la falta de preocupación y atención de sus gobiernos en turno, están preocupados por la sequía en el campo, la falta de alimentación, el desempleo, la falta de atención a la salud, y, por tanto, la falta de sensibilidad del Gobierno federal para mejorar sus condiciones de vida.

Hay familias campesinas que, por ejemplo, no tienen que comer, que no sembraron porque la semilla está muy cara para comprarla, y la producción se escasea, la crisis alimentaria y económica los está golpeando fuertemente, entonces, ¿Qué harán para lograr sobrevivir? Quizá tengan que emigrar a otros lugares o países para no morir de hambre, ¿Hasta dónde el Gobierno federal tiene la responsabilidad de todo esto?, ante tan mala situación, los campesinos tienen que despertar y entender que solos y aislados no serán tomados en cuenta por los dueños del poder político. 

Los campesinos tienen que empezar a defender verdaderamente su derecho a la existencia, a la vida, y esto lo podrán lograr si se integran primero en una verdadera organización revolucionaria encabezada por ellos mismos para ser fuerte y arrebatar el poder político y económico a quienes lo tienen ahora, de los que se sienten dueños de todo y de todos. 

Los campesinos y sus familias no tienen otro camino ni más opciones y tampoco pueden seguir aceptando la imposición de las cosas con el canto de la democracia, no hay democracia verdadera si no participan de manera directa como todo un pueblo organizado, todo lo demás es solo simulación, si no gobierna el pueblo encabezado por sus líderes más limpios y honestos no podemos hablar jamás de un gobierno del pueblo, porque cambiar de hombres en el poder es solamente cambiar de amos pero democracia no lo es; hoy las familias campesinas están en crisis, están siendo obligadas a trabajar en fábricas y en donde se pueda porque tienen que comer, no hacerlo es condenarse a la muerte, ¿Y quién es el responsable de todo esto?, el grupo de poder, encabezado hoy por los morenistas que solo se dedican a cuidar los ‘huesos’ que tienen, pero sin implementar una verdadera política de fondo, que combata realmente los males sociales que padece el campo y la ciudad, males que no disminuyen, sino que se incrementan y agudizan y que no terminarán mientras los campesinos se mantengan aislados y sumisos. 

Tenemos que crear esa fuerza que los unifique y los hermane y los ponga a luchar con tesón y coraje para que no sigan siendo solamente utilizados para cambiar de amo cada tres o seis años.

Solo los campesinos hermanados con los obreros y los demás sectores sociales que padecen de lo mismo pueden empezar a poner fin a tanto abuso y violencia que padecemos desde hace siglos, la tarea por tanto que más urge y es necesario llevar a cabo consiste en organizar y reeducar, politizando y concientizando a estos sectores para lograr una patria donde todos podamos vivir contentos y orgullosos del papel histórico que nos ha tocado jugar, caminemos y luchemos juntos desde ahora para lograr  una verdadera libertad y que esta sea la consigna que alimente nuestro fervor progresista de hoy y siempre.