No es desconocido que nuestro país presenta un rezago educativo en todos los niveles educativos, que en las evaluaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) siempre obtuvimos los últimos lugares, que hay una diferencia de cuatro años de preparación entre los estudiantes de los países mejor evaluados, pero los mexicanos vivimos en una sociedad donde la pobreza aumenta día a día y los jóvenes al ver que no existen soluciones a sus necesidades escolares y que los gobiernos han hecho oídos sordos durante mucho tiempo, han desertado de sus escuelas transformándose en un problema evidente.
En días pasados el Gobierno federal ha informado el regreso a clases en agosto del año en curso, por lo que pone a la juventud en peligro. Claro está que para un posible regreso a clases es necesario que no solo maestros se vacunen, sino también a los estudiantes, se prepara este regreso y sólo de palabra se dice lo que se va hacer. La educación en México por tal razón no avanzará ya que algunos estudiantes que no estén vacunados por miedo a contagiarse, no asistirán y no se podrá evitar el aumento de más deserciones escolares.
En fin, el problema de la educación en México, desde hace muchos años, ha requerido de una reforma profunda en la forma de enseñar, escuelas públicas con mejor infraestructura, maestros mejor capacitados y con acceso a las tecnologías, alumnos más críticos y con un sentido humanista, que permita crear a un hombre nuevo, un hombre que sienta amor por su patria y desarrolle la ciencia para crear un mundo mejor para todos.
Urge un cambio de modelo educativo y está claro que urge un regreso a clases pero que sea de forma gradual, segura, con escuelas acondicionadas y limpias, y sobre todo con todos los maestros y estudiantes vacunados. De otra forma, es difícil este regreso sin un plan de vacunación inmediata.
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